Capitulo 8: Joe

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Las palabras que le dije a Saskia antes de dejar su casa la semana pasada seguían gravadas en mi mente, como si alguien se hubiera tomado el tiempo de tatuarlas ahí, con la única finalidad de que no logre olvidarlas.

—Eso es todo por ahora, Wyrick. —El general Khan me sonríe ante los planos que descansan sobre su escritorio. Realmente no se que acaba de decir, así que me limito a hacer el saludo de despedida y abandonar su habitación.

El gorro militar es quitado de mi cabeza por lo que suelto un suspiro agradecido por el aire acondicionado que tiene la oficina alejada del clima exterior.

—¿Llegaste a tiempo con los planos? —Ethan entra a mi oficina antes de que sea capaz de cerrarla, si, así era mi mejor amigo.

—Sí, creo que soy lo bastante rápido para arreglar tus problemas. —Ethan rueda los ojos y se sienta frente a mi escritorio, examinándome con la mirada.

—Te noto... cansado. —Elevo una de mis cejas en su dirección luego de tomar asiento. ¿Es tan idiota como para preguntarlo? —Y no lo digo por los planos, vamos eres un jodido genio cuando se trata de hacer planos, pero no estás cansado por eso. Te conozco, viejo.

—Mira Ethan. Justo en este momento quiero meter tu cabeza en uno de los inodoros del baño, así que solo sal de mi oficina y has tu trabajo.

—Vale, vale. No jodere más, necesitas a una buena mujer para que te quite todo el estrés. —Esas son las últimas palabras de mi mejor amigo antes de que salga pitando de mi oficina.

Soltando un sonoro suspiro le doy la razón.

Los planos fueron algo fácil de arreglar, pero en mi mente seguía rondando el día en que bese a Saskia. No lo había planeado, en realidad solo se dio.

Verla ruborizada debajo de mi solo activo las alarmas que hacían falta para que me abalance sobre ella como un león en busca de comida. Y por Dios que ella era una buena comida.

Una comida que no dejaría que se me escapara de las manos.

Mi vista rápidamente voló hacia el reloj, no tenía nada más que hacer en la oficina, al contrario, debería de estar en mi casa para terminar otro de los planos que deberían ser entregados dentro de dos semanas para empezar varias construcciones.

Faltaba una hora para que Saskia saliera de clases, era ahora o nunca. No le dejare el camino libre a la copia de Justin.

Sin perder el tiempo tomo la mochila que siempre llevo conmigo y meto el gorro en ella, si, adiós oficina.

—Me voy a casa, terminare los planos restantes allá. —Musito en dirección a Ethan, quien mantiene una animada conversación con una rubia. Si, no era mi tipo.

Mi mejor amigo ni se inmuta así que continúo mi camino, el ascensor es lo bastante rápido, por lo que en menos de seis minutos ya estoy en el piso superior de la base.

Varias chicas que llevan uniforme militar me lanzan una sonrisa a la cual respondo con educación ¿Por qué todo es sonrisas falsas? El fuerte sol de España se abalanza sobre mí como una ola furiosa. Si, extraño los días en los que suelen congelarse mis huesos, es mucho mejor que esto.

No tardo en encontrar mi auto en el espacioso estacionamiento, una vez dentro del mismo enciendo el aire acondicionado y lanzo la mochila al asiento trasero.

En 20 minutos estaría en la preparatoria de Saskia, por lo que antes pasaría por alguna tienda de chucherías ¿Le gustan los dulces? Diablos, no tenía idea.

De ti lo quiero todo.

No sé por qué sonrío ante el recuerdo de esas palabras, solo sé que con eso he ganado algo de terreno, aunque Saskia siempre trata de huir de mi mirada, ahí días en que la cacho observándome fijamente.

INTRINSIC © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora