Capítulo 20: Joe

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No puedo evitar sentirme incomodo ante la mirada de la madre de Saskia, ella me mira, como si tuviera algo en el rostro, por lo que me aclaro la garganta, listo para hablar.

—Espero que no le moleste que haya traído a casa a Saskia. —Ella sonríe, mostrando sus dientes y abre la puerta, claramente dejándonos el camino abierto para entrar.

—Todo lo contrario, me gusta saber que te preocupas por ella. —Asiento, completamente de acuerdo con ella. El olor a chocolate llega a mis fosas nasales y no puedo evitar captar el olor con más fuerza.

—Bien, esto es extraño. —Saskia interrumpe el silencio—. ¿Puedes darle un pedazo de pastel a Joe? Iré a cambiarme.

Estoy a punto de detenerla, pero la dejo ir. Aunque no quiera quedarme sola con su madre, tal vez sea lo mejor. Después del susto de Andrew, ella necesitaba pensar.

Camino detrás de Erín y ella me indica que me siente en uno de los taburetes que están cerca de la barra de desayuno.

—Bien. —Erín murmura, colocando una rebanada de pastel en un plato frente a mí—. Sé que esto es algo extraño, para mí lo es. Pero si Saskia es feliz, yo estoy feliz.

—Es lo que trato. —Ella me mira un poco confundida, por lo que me apresuro a aclarar—. Hacerla feliz. Saskia me gusta, demasiado a decir verdad.

—Es algo bueno saber eso, creo que estamos en el mismo camino. —Parece divertida, por lo que me obligo a sonreír—. ¿En que trabajas?

—Con el ejército. — Digo, sus ojos se abren con sorpresa y no puedo evitar reír—. No en líneas de fuego, no ese tipo de trabajo. Mi carrera de arquitecto me facilita la creación de planos de armas. Todas dentro de lo legal.

Ella asiente, parece realmente sorprendida.

—¿Con el ejercito? ¿Te enlistaste? —Asiento, recordando aquellos años en los que madrugaba.

—Sí, me enliste a los 17, solicite una beca y pude graduarme arquitecto. Primero en mi clase y graduado con honores el año pasado. —Sonrió, la madre de Saskia parece realmente sorprendida.

—Wow. —Murmura, suelta una risa y luego se apoya contra la barra del desayuno—. A esa edad yo estaba pensando que color de cabello era mejor para mí. Sé que tienes 22. —Dice, encogiéndose de hombros—. Por mi no se preocupen, no tengo nada en contra, confió en Saskia. Pero le llegas a hacer daño y conocerás el infierno ¿vale?

Asiento con rapidez. Algo que sabía de mama y de Sofía, es que cuando una mujer advierte, debes hacer todo lo posible para no seguirle la contraria.

—Ya estuvo bien ¿No, mamá? —Saskia entra en la cocina, su cabello esta húmedo y lleva ropa fresca. —Mira a su madre con una ceja arqueada.

—Mira con quien hablas, mocosa. —Erín responde, señala el pastel con dirección a Saskia, quien niega con rapidez. Los ojos cafés de mi morenita se posan sobre mí, arqueando una ceja.

Con eso sé que tengo que sacar mi culo de su casa.

—Tengo que irme. —Digo, levantándome con rapidez—. Debo terminar un trabajo para la próxima semana. —Saskia mira a su madre, quien levanta las manos como pidiendo paciencia. No puedo evitar reír.

—Yo iré a cambiarme, entro al hospital en 20 minutos. Suerte con tu trabajo, Joe. —Asiento, observando como mí —ahora—, suegra, sube por las escaleras.

—Lo siento por eso. —Saskia suelta un suspiro, me inclino un poco hacia ella, besándola por sorpresa, sus manos terminan en mi pecho, acercándose más a mi cuerpo.

INTRINSIC © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora