Mis ojos están sobre la pequeña morena que se encuentra recostada sobre el sillón junto a mi cama, aun podía sentir el miedo de Saskia, pero eso no eliminaba la emoción que embargaba mi pecho.
Iba a ser padre.
Sabía que Saskia tenía que someterse a un examen de sangre, deseaba con todas mis fuerzas que todo sea real, que no esté inmerso en una clase de sueño, aunque ver la manera en la que Saskia se quebró...
—¿Qué hora es? —La voz de Saskia me saca de mis pensamientos y fijo mi vista en ella.
—No lo sé. —Respondo, realmente algo perdido—. Recuéstate. —Saskia forma una mueca con sus labios, y al final decide pasar de mi consejo sentándose en el sillón, el desordenado cabello negro me hace sonreír, pero al ver el ceño fruncido en la frente de Saskia, mi sonrisa desaparece.
Ella no dice nada, simplemente se levanta del sillón y hace su camino hacia el baño, mis ojos solo se quedan fijos en la puerta cuando esta se cierra con ella dentro.
Soltando un leve gemido de dolor, me estiro, alcanzando mi teléfono el cual se encontraba sobre la mesa plegable, sin cuidado, desbloqueo la pantalla, sonriendo ante la imagen que había estado desde hace más de un mes de fondo.
Una foto de Saskia durmiendo y, aunque tenía la boca entreabierta, los finos rasgos de su rostro la hacían parecer una alucinación, una bella alucinación.
Saliendo de mi estupor, escribo un mensaje con rapidez a Ethan, encargándole una sorpresa para cuando volvamos a Valencia. Tenía que sacar esa loca idea de la cabeza de Saskia, nada podría salir mal. Yo no dejaría que nada salga mal.
La puerta se abre luego de cinco minutos y una más despabilada Saskia me observa por un momento.
—¿Tienes hambre? —Pregunto, tratando de sacar un tema de conversación. Saber que Saskia pasaba metida en sus pensamientos, talvez taladrando tan a fondo que crea que todo saldrá mal.
—No. —Responde en voz baja, un suspiro es liberado de sus labios y la observo caminar en mi dirección. Como por intuición, hago un espacio junto a mí, y ella no pierde el tiempo de recostarse a mi lado.
—¿Qué ocurre? —Pregunto, quitando los mechones negros que empiezan a cubrir su rostro, esté, se contrae ante mi pregunta y un sollozo se libera de sus labios—. No llores, morenita, todo está bien.
—T-tengo miedo. —Su voz se libera en medio de un sollozo y la acerco mas a mi cuerpo, presionando un beso sobre su cabeza—. Mamá no sabe n-nada...
—Todo está bien, Sas. —Murmuro, tomando su rostro por su barbilla, obligándola a mirarme—. No estás sola, nena, estaré siempre para ti. Siempre ¿Lo entiendes? —Cuando ella me da un leve asentimiento, la vuelvo a abrazar, casi obligándola a recostarse sobre mí.
Sabía que ahora más que nunca, necesitaba levantarme de esta cama de hospital y apoyar a Saskia en todo. Las cosas no serian fáciles, pero tampoco difícil de lograr.
—¿Esta todo aquí? —Mamá pregunta, por lo que parece una décima vez. No puedo evitar poner los ojos en blanco y lanzar el peluche con forma de perro que ella misma me había regalado.
—Te falto eso, lo quiero en Valencia.
—Tengo todos los calcetines aquí. —Saskia sonríe, sosteniendo una pequeña maleta de mano, la que casualmente contenía mis calcetines, hago una mueca realmente incomodo.
Amaba a Saskia, pero el saber que talvez pronto viviríamos juntos, me tenia nervioso. Todo estaba en mano de Ethan.
Habían pasado dos días desde la noticia y Saskia estaba algo desanimada, pero ocultándolo perfectamente bien con una sonrisa en sus labios. La noticia del embarazo la había golpeado con fuerza, pero el saber que mi cadera ya estaba mucho mejor y que podía mantenerme sentado, le había devuelto el color a las mejillas.
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INTRINSIC © |EDITANDO|
RomanceÉl quiere a la inocente niña en sus brazos. Ella... ¿Caerá en sus encantos? Historia Registrada en Safe Creative. © All rights reserved. Se encuentra expresamente prohibida su reproducción, copia (total o parcial), publicación o modificación en cual...