Capítulo 25: Saskia

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Muerdo mi labio inferior, observando cómo Alison y mi padre comen, tenía dos semanas con ellos, dos semanas en las que habíamos logrado llevarnos bien, hablar un poco y convivir momentos juntos.

Alison no resulto ser tan mala como pensaba, al contrario, ella entendía la reticencia que tenia a crear una relación con ella, pero al fin de cuentas mamá también decidió ponerle fin a la relación con Jack.

Pero lo único que me impulsaba a comer como una aspiradora era saber que Joe podría estar trepando la ventana de la habitación que había adquirido por un corto tiempo.

Luego de su llamada intento hablar con mamá, pero el buzo saltaba ante los 15 intentos que hice.

—Te vas a enfermar. —Alison sonríe algo divertida—. Come con calma. —Trago el gran bocado de pollo y me disculpo en voz baja.

—Mi mejor amigo me llamara en un momento. —Miento por mucho. No quería que Jack descubriera a Joe, las cosas podrían ponerse feas—. No he hablado mucho con él y quería hacerlo hoy. —Agrego, ante la mirada que Jack lanza en mi dirección.

Termino con los últimos bocados de mi plato y me pongo de pie, tomando los platos ahora vacíos y llevándolos al coladero. Por alguna extraña razón Alison no me dejaba ayudarla en nada.

—Puedes dejarlos ahí, Saskia, yo limpiare todo. —Asiento, mostrando mi mejor sonrisa.

—Que descansen. —Tanto Alison como Jack se despiden con un "buenas noches" y sé que soy totalmente libre para subir a mi habitación.

Sé que tenía que haber usado algo más largo, pero el único problema era el hecho de no haber empacado algo largo, había tomado la mayoría de mis shorts cortos de pijama, y era lo único que tenia para dormir.

El frió del suelo se filtra a mi cuerpo por mis pies descalzos y tengo que ser más rápida para poder librarme de él, subo las escaleras con rapidez y un grito queda atrapado en mi garganta.

Una fuerte mano cubre mi boca, mientras un brazo rodea mi cintura, pegándola a un duro abdomen.

—Soy yo. —La gruesa voz de Joe choca contra mi oído, haciendo que me estremezca de pies a cabeza—. Te voy a soltar, pero no grites. —Asiento, sabiendo que no lo iba a hacer, sentir el tacto de sus manos me hacia olvidar completamente el hecho por el cual estaba aquí, pero al sentirlo tan cerca de mí, me recordaba lo doloroso que fue ser rechazada.

Ese dolor no lo iba a olvidar con nada.

Joe me suelta, colocando ambas manos en mi cintura y ayudándome a girar sobre mis talones. Los ojos azules de Joe me taladran con fuerza, haciendo que me aleje de él un poco.

—Subirán en un rato, mi habitación esta al final. —Joe asiente, dejando que sus brazos cuelguen a los lados de su cuerpo. Camino delante de él, dándole a conocer que debe seguirme.

Soy la ultima en entrar, colocando el pestillo a la puerta antes de girarme hacia él, parece incomodo, hasta demasiado avergonzado.

—¿Y bien? —Pregunto, esperando que diga lo que tenga que decir y se marche—. No creo que tengas mucho tiempo, tengo sueño. —Joe intenta acercarse a mí, pero elevo las manos, dándole a entender mi incomodidad—. Lo que tengas que decir puedes decirlo desde ahí.

—Saskia...

—¿Qué quieres, Joe? —Elevo un poco la voz, pero recordando a Alison y a Jack en el piso inferior bajo los decibelios—. ¿Para qué viniste hasta aquí? —Quito mi vista de él, sabiendo que si lo observo por mucho tiempo, caeré nuevamente en algo de lo que intento escapar.

INTRINSIC © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora