—Iré a casa de Joe, mamá. —Digo, apoyándome en el marco de la puerta de la cocina. Habían pasado tres días desde que llegamos a Valencia, y todo parecía mejorar con el paso de los días.
—Yo debo lavar ropa, diles que pasare más tarde por ahí.
—Vale. —Respondo, brindándole una sonrisa a mamá. Sin decir más, abandono la casa, haciendo mi camino hacia la casa de Joe, la cual había estado visitando cada día, solo para estar junto a Joe.
La sudadera que él me había prestado continuaba en mi poder, y no podía evitar usarla sabiendo que estaba embarazada, tenía que ser cuidadosa o mamá enserio terminaría odiándome.
Cada vez que intentaba contarle sobre el embarazo a mamá, terminaba echándome hacia atrás, como toda la cobarde que soy.
En el fondo, sabía que podría decepcionarla demasiado. Ella talvez termine amando al bebe, pero tal vez, solo talvez, sienta decepción de mi, tal y como lo sintió por ella misma por un largo lapso de tiempo.
Golpeo la puerta, escuchando la risa que venía del interior, sin tardarse tanto, Liz entra en mi campo de visión y me deja entras a penas posa sus ojos sobre mí.
—¿Cómo estas cariño? —Pregunta, una vez que cierra la puerta detrás de mí.
—Bien, algo mareada, pero es pasajero. —Ella hace una mueca y me acuna en sus brazos por un momento.
—Tengo algo para solucionar eso, a Sofía le ayudo mucho cuando estuvo en sus primeros meses. —Sonrió, con dirección a Liz y termino asintiendo. Ella murmura algo sobre menta y azúcar, y la observo desaparecer por las puertas de la cocina.
Observo a Zeus bajar las escaleras y restregarse contra mi pierna cuando me ve, no puedo evitar reír y ambos giramos hacia el gruñido humano que rompe el silencio.
—Aléjate de ella, pulgoso. —Mis ojos se posan sobre Joe, quien empuja por si solo la silla de ruedas, me acerco a él, agachándome un poco y plantando mis labios contra los de él.
—¿Cómo estás? —Él pregunta luego de separarnos, me encojo de hombros soltando un suspiro.
—Vomito todas las mañanas, cuando camino parece que estuviera en una montaña rusa y si, todo me da vueltas. —Joe hace una mueca, para luego tirar de mi mano, obligándome a sentarme sobre sus piernas.
—Saskia, cariño, aquí tienes. —Liz se detiene por un momento, pero luego se rie al verme sentada sobre Joe, quien parece ajeno a la mirada divertida de su mamá.
—¿Qué es eso?
—Menta con azúcar. —Liz responde, tendiéndome una pequeña hoja, mi ceño se frunce al ver la pequeña cantidad de azúcar sobre la misma—. No lo pienses mucho, cariño, te sentirás mejor después de un momento.
Asiento, dándole una rápida mirada a la hoja, para luego tomar una respiración, y meterla en mi boca, masticando con rapidez y dejando que la misma haga su camino a mí estomago.
—¿Mamá, que vas a hacer con mi hijo? —No puedo evitar reír ante el casi gruñido de Joe.
—Joe, aun no sabemos nada. —Le recuerdo, haciendo que este ruede los ojos.
—Debes empezar las visitas al médico, cariño. —Liz me lanza una mirada algo seria—. Sé que aun no le cuentas nada a tu madre, pero debes hacer los ecos...
—Lo sé. —Murmuro, aceptando la mano que Joe me ofrece—. Ella vendrá en unas horas y pensaba decirlo cuando esta aquí. —Liz asiente y suelta un suspiro.
—Iré a ver si Sofía ya despertó.
—Esta despierta. —Joe la interrumpe antes de que sea capaz de terminar—. Creo que estaba tomando una ducha. —Su madre asiente, dándonos una última sonrisa y perdiéndose escaleras arriba. Tanto Joe como yo la seguimos con la mirada hasta el último escalón, para luego, volver la vista hacia nosotros—. Si no estas listas puedes esperar, cariño.
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INTRINSIC © |EDITANDO|
RomanceÉl quiere a la inocente niña en sus brazos. Ella... ¿Caerá en sus encantos? Historia Registrada en Safe Creative. © All rights reserved. Se encuentra expresamente prohibida su reproducción, copia (total o parcial), publicación o modificación en cual...