Capítulo 23: Saskia

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Tres golpes en la puerta me hacen levantar la mirada del libro que tenia frente a mí, el rostro de mamá dibuja una mueca cuando me observa. Sé que estoy del asco. Las ojeras solo han aumentado con el paso de los días y mi humor ha pasado de ser un completo asco a convertirse en una mierda.

—¿Por qué no sales un momento? El aire ayuda con el estado de ánimo.

—No quiero. —Me limito a responder, regresando la vista a mi libro. Habían pasado cuatro días desde aquella desastrosa tarde y dos días desde que Joe se había ido con su familia. Y me sentía como una idiota.

No sé por qué pensé que él se quedaría por mí... tratando de arreglar las cosas, pero él simplemente se fue.

—Jack llamo. —Mamá musita, atrayendo nuevamente mi atención—. Dijo que quería hablar contigo y solucionar las cosas... luego está el viaje.

—¿Sigue en pie? —Pregunto. Optando por la única línea de escape que me queda libre. Mamá asiente, observándome un poco confundida—. Si iré... ¿Puedes llamarlo y decirle?

—Salamanca, no debes huir. —Ella murmura, leyendo mi mente—. ¿Quién dice que Joe no vendrá a aclarar las cosas?

Me levanto de la cama, ignorando el pequeño dolor en mi pecho ante la mención del vecino.

—El hecho de que se fue. —Suelto un suspiro, luego de colocar la maleta negra sobra mi cama—. Necesito ir, mamá. Necesito sacarlo de mi cabeza. —Un suspiro brota nuevamente de mamá y siento sus brazos alrededor de mi cuerpo.

—Recuerda que serán todas las vacaciones.

—Te llamare todos los días. —Prometo, girándome entre sus brazos y respondiéndole con más fuerza—. Te amo.

—Yo también te amo, Salamanca. —Ella murmura, apoyando su frente contra mi cabeza.

Sabía que tal vez sería difícil, realmente sería difícil sacar a Joe de mi cabeza, pero como mamá decía, nadie se muere de amor. La vida continuar y las cosas serás como deben ser.

Tal vez Joe solo fue ese paso que necesitaba para conocer un poco más a los hombres.

Tal vez solo era un escape de mi rutina.

Observo el taxi estacionado frente a la casa con algo de fastidio. Jack no había perdido el tiempo cuando mamá le dijo que iría con él. En realidad la sonrisa en su rostro solo me empujaba a regresar a mi cama y a morir de llanto.

Pero no quería.

Tenía que sacarlo de mi mente.

—Te voy a extrañar. —Murmuro por última vez, abrazando con fuerza a mamá. Ella suelta un pequeño sollozo y se aleja de mi para impedir que las lagrimas empiecen a descender por sus mejillas.

—Llama todos los días. —Asiento, forzando una sonrisa en mi dirección. El claxon del taxi suena, haciendo que voltee un poco en su dirección—. Ve, estaré bien Salamanca.

—Te amo, mamá. —La abrazo por última vez, alejándome con rapidez. Odiaba las despedidas. Las odiaba más que a nada.

Cruzo el camino de graba que da a la calle, no sin antes darle una última mirada a la casa de Joe. Estaba como los últimos cinco días, solas y sin rastro de personas en su interior.

La puerta del asiento trasero del taxi se abre y me subo en el sin perder el tiempo, Jack me mira por el espejo retrovisor, pero yo me limito a ignorarlo. Su voz suena, indicándole la dirección del aeropuerto al conductor y el auto arranca, dejando a mamá en la puerta principal de la casa.

INTRINSIC © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora