20-Buenos amigos

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Narra Finn:

-...Caleb es así. -finalicé dando vueltas por mi camerino.

Después de que Caleb me hubiera quitado el teléfono para hablar con Lia, me había encerrado en mi camerino para hablar con más tranquilidad.

-Ya está, no tienes porqué explicar nada, de echo me ha caído muy bien tu amigo.-me respondió con su dulce voz.

-Millie también está emocionada de conocerte, ya saben de ti casi todos, porque te mencioné alguna vez y desde entonces no han parado de preguntarme por ti.-le dije orgulloso.

Ella se rió.

-Tengo que dejarte, pero podemos hablar otro día.

-Claro, yo también tengo que ir a grabar una escena dentro de nada, adiós mi amor.-me despedí.

Varias horas más tarde, ya nos encontrábamos en el hotel, me había reunido con Millie en su habitación.

-¿Entonces ya no lo has vuelto a ver? -pregunté tumbado en la cama boca arriba.

-No y tampoco sube nada a sus redes sociales. -respondió ella mordisqueando una de sus galletas favoritas.

-Así no creo que lo superes pronto, mi consejo: deberías buscart-

-...buscarme a otro para entretenerme no?-completó ella.

-Obvio no, iba a decirte que te buscaras un sugar daddy. -dije riendo.

-JAJAJAJSJJSJAJ ¡¡NOOO!!

-Aparte, eso que acabas de decir, de buscarte a otro para entretenerte, es una pésima idea, Millie, no está bien usar a la gente para tus propios beneficios.-murmuré poniéndome serio.

-Tienes razón papá.

-Te lo digo enserio jovencita, deberías hacerme caso, soy dos años mayor que tú.

-Uhh, que miedo.-rió ella- Vale, enserio, dejaré de seguir a Jacob de una vez.-habló más para sí misma que para mí.

Millie había estado saliendo con Jacob Sartorius durante un buen tiempo, pero las cosas no fueron muy bien y terminaron hace varios meses, él la había dejado de seguir en redes sociales, como si la hubiera borrado de su vida, pero mi amiga, aun no había sido capaz de hacerlo.

Me levanté de la cama, dispuesto a irme a mi habitación, ya que era muy tarde y mañana había que madrugar. Y cuando me acerqué a la puerta, en un abrir y cerrar de ojos, apreció la castaña bloqueándome la salida.

-Mills, ya quiero irme a descansar.-le dije mientras de frotaba los ojos cansado.

-¿Te he dado permiso para irte acaso? -me preguntó amenazante.

-Ehh...¿debería?

-Ahora te toca hablar a ti.-me ignoró arrastrándome de nuevo para sentarnos.- ¿Que tal te fue la llamada con tu enamorada?

-Bien, supongo, hemos resuelto el...¿problema?- le respondí mientras me rascaba la nuca.

-Cuenta, cuenta.-se emocionó acomodándose en su sitio.

Después de su largo interrogatorio, insistió en que me quedara a hacerle compañía, me dormí en el incómodo sillón mientras ella dormía plácidamente en su enorme cama.

Ricitos de Carbón- Finn Wolfhard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora