29-Diciembre

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Narra Finn:

Habían pasado meses desde que me fui de Vancouver, y mañana mismo volvíamos de grabar Stranger Things 2.
Volvíamos a casa, para siempre.
Bueno, eso de para siempre no es verdad, pero ahora me quedaría hasta que me llamaran para hacer otros proyectos y hasta entonces, espero que pase una buen tiempo, porque necesito unas vacaciones. Largas vacaciones.

-¡GATEN, tranquilízate! Nos veremos dentro de dos meses, cuando nos vayamos de viaje todos juntos! -le dije agobiado, odio que la gente se me apegue mucho, es decir, no es que no me guste el contacto físico, pero llevábamos abrazándonos los unos a los otros durante media hora ¡POR DIOS!

-Finn, aunque no seas muy cariñoso, te apreciamos igual. Sabes que nos vas a hacer falta, sobretodo cuando hacíamos fiestas de pijamas en tu habitación. -me dijo él.

-¡No, no, no! Dirás cuando estabais invadiendo mi pequeña morada, siempre intentaba descansar pero vosotros nunca os ibais a vuestra habitación.

-Mike, admite que anoche nos lo pasamos muy bien, fue nuestra última reunión juntos.-replicó una triste Sadie.

-¡ESO HA SONADO FATAL, SADS! -rió Caleb.

-Tenéis razón, fue la única vez que me lo pasé bien.-asentí.-Bueno, siempre me lo paso genial, aunque nunca quiera decir la verdad-admití después de ver la asesina mirada de Millie.

-Así mejor ¿Ves? No es necesario mentir.- dijo la castaña mirándome, para girarse hacía los demás.-Os voy a echar mucho de menos chicos, prometo ponerme en contacto con cada uno de vosotros hasta que nos volvamos a ver.

-¡Yo también! ¡Quiero ser el primero en enterarme de las noticias entre Finn y su amigovia! -gritó Noah, que no había dicho nada hasta ahora.

-No va a haber nada entre nosotros, yo no le gusto, y ella tampoco a mi. -intenté sonar sereno.

-Tengo que irme chicos, Finsito, ya me vas contando. -me giñó Gaten.

-¡Sinó, ya te cuento yo, que me entero de todo! ¡Adiós bebés!-se despidió Sadie.

-¡Ay! Que a mi me lleva Sadie. ¡Nos vemos! -agitó la mano Millie hasta correr junto a la pelirroja.

-Yo también me voy.-dije suspirando. -¡Ya hablamos!

-¡Bye amigo!-me chocó puños Noah con su característica sonrisa.

Me giré dispuesto a irme hacía el taxi, dónde se encontraba mi madre esperándome para tomar el próximo vuelo hacía Vancouver, mi hermosa ciudad.

La voz de Caleb a mis espaldas me hizo retroceder.

-¡Hermano! Sólo quería avisarte de que le voy a hablar a "Pequitas, corazón rojo"-me avisó pícacaramente.

-¿... a quién?- balbuceé sin poder creerlo.

-Sólo le hablaré sobre mí, para que me conozca, ya sabes, que sepa que te relacionas con gente stylish, ya sabes. Y bueno, te aconsejo que no dejes el teléfono solo, en tu camerino.-me palmeó el hombro amistosamente para después irse corriendo hasta desaparecer dentro de su auto.

Me quedé asombrado ¿se puede saber dónde tengo que dejar mis cosas si no quiero que nadie las toque?

Hablaba de Lia, la tengo registrada así porque... bueno, que tampoco tengo que dar explicaciones de nada.
Mi amigo moreno, se había deslizado entre mis cosas hasta hallar la lista de mis contactos y guardarse el número de mi amiga.

Increíble.

A saber que le iba a escribir a la pobre Lia, seguro la asusta, y ya ni me quiere hablar.
Espera.
¿Eso podría pasar?
No, obvio no, es imposible que por culp-

La voz de mi madre interrumpió mis pensamientos; nos subimos al taxi y nos marchamos.

Las calles repletas de gente con este frío en pleno diciembre me hacía estremecer.
Dibujé la letra "L" en el cristal empañado por la calefacción del auto, me acordé de su pelo rubio, su piel pálida, sus pequeñas pecas iguales que las mías, sus ojos azules como el cielo, aunque ahora nublado; y sonreí.

Ricitos de Carbón- Finn Wolfhard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora