𝙊𝙉𝘾𝙀

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La madre de Jimin, Dahyun, la señora Kim, Vante, Baekhyun, Chanyeol, el capitán del lugar y otras personas de la alta clase rendían honor al señor todo poderoso en la pequeña no tan pequeña iglesia del barco. Todos entonaban una canción de rutina confiando en que esta los mantendría a salvo con su plegaria a medias.

Oh espíritu que Dios envió para instruirnos con su luz. Oh espíritu, con tu poder cuidaré a aquel que en riesgo esté. Protégenos con tu poder del mundo y sus peligros.

YoonGi caminaba muy confiado en busca de Jimin pero uno de los empleados lo detuvo.

— Disculpe, necesito hablar con alguien un segundo. — El mayordomo no hacía caso e insistía en que ese no era lugar para alguien como YoonGi. — Solo un segundo. — Mala suerte para YoonGi que KyungSoo estuviera cerca de la puerta para así intervenir. — Estuve aquí anoche ¿que no me recuerda? — El empleado seguía negando y KyungSoo cruzó la puerta. — ¿Lo ve? Él se lo dirá. Solo quiero hablar un segundo con- — KyungSoo lo interrumpió.

— La señorita Kim y el señor Park siguen agradecidos por su ayuda. Me pidieron que — Hurgó en el bolsillo de su chaleco. — Le diera esto como gratitud. — Y le entregó dos billetes de diez dólares.

— No quiero su maldito dinero, solo quiero- — Volvió a ser interrumpido.

— Y también para recordarle que usted tiene un pasaje de tercera clase y que su presencia aquí no es muy bien vista.

— Por favor, solo quiero hablar con Jimin un segundo no entiendo porque- — Su voz se vio opacada por la orden de KyungSoo.

— Caballeros, ¿podrían asegurarse que el señor Min vuelva a donde pertenece y se quede ahí? — Le entregó el dinero dinero recién rechazado a los dos trabajadores. Haciendo caso omiso al rubio que seguía hablando. Se llevaron a YoonGi del lugar y la señora Park, quien veía todo desde lejos, se quedó tranquila sin saber que YoonGi no se rendiría.

 Se llevaron a YoonGi del lugar y la señora Park, quien veía todo desde lejos, se quedó tranquila sin saber que YoonGi no se rendiría

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— ¿Y por qué tiene dos timones?

— Usamos este cuando nos acercamos a tierra. — En la cabina del capitán Jimin, la señora Park y Byun hablaban con el capitán sobre la interesante cabina con dos timones y ninguna puerta.

— Disculpe señor — Un joven se acercó al capitán y le entregó un papel. — Otra alerta de iceberg. Nos la envió el nordan. — Ojos alarmados por parte de Jimin y su madre, la calma del capitán alteraba más a Jimin que la noticia en sí.

— Oh, estén tranquilos, es algo normal en esta época del año. Es más aceleramos, ordené encender la últimas calderas. — SeulGi prefirió confiar en el capitán, Jimin no tanto.

En otra parte de la cubierta de la primera clase, más alejada y solitaria de lo común por la hora, un padre le enseñaba a su hijo a utilizar un juguete muy típico de la época, alegrándose por el niño si lo lograba. Muy distraídos. Tan distraídos como para no notar a un rubio que subía desde la tercera clase por las barandillas del barco. Tan distraídos como para no notar como este "tomaba prestado" el chaleco y el sombrero que habían dejado en una de las sillas de afuera, ni como este se iba mientras se ponía el sombrero y se peinaba con su propia saliva

 Tan distraídos como para no notar como este "tomaba prestado" el chaleco y el sombrero que habían dejado en una de las sillas de afuera, ni como este se iba mientras se ponía el sombrero y se peinaba con su propia saliva

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— Señor Byun. Disculpe. Hice el cálculo y con el número de botes salvavidas multiplicados por la capacidad, disculpe pero, creo que no son suficientes para todos los pasajeros.

— Solo para la mitad. — Respondió Byun con mucha confianza, cosa que irritó a Jimin. — Jimin no se le escapa nada ¿verdad? Yo había puesto esa nueva clase de grúas que pueden sostener otra fila de botes dentro de esta, pero creyeron, algunos, que la cubierta desluciría así que me ignoraron.

— Es un desperdicio de espacio en cubierta, este barco no puede hundirse. — Comentario adicional por parte de Dahyun, un comentario muy estúpido e innecesario para Jimin.

— Duerma tranquilo señorito Park. Le construí un muy buen barco, fuerte y confiable. No necesita botes salvavidas. Diríjase a popa, — Indicó a Dahyun y a la señora Park. — les mostraré el barco de máquinas. — Dejó a Jimin atrás y no vio como un extraño con sombrero le tocaba el hombro y lo llevaba a una de las muchas habitaciones sin uso que había en cubierta.

— YoonGi esto es imposible. No puedo verte. — Decidido se fue a la puerta.

— Necesito hablarte. — Pero terminó acorralado al lado de esta.

— No, YoonGi, no. YoonGi, estoy comprometido. Me casaré con Dahyun. Amo a Dahyun. — El lenguaje corporal contradecía por completo todo lo que estaba diciendo. No se veía feliz o a gusto, parecía triste.

— Jimin, no eres *pusilánime*, eres un joven egoísta y petulante pero debajo de eso eres el más maravilloso, sorprendente y hermoso chico... Hombre, que he conocido y-

— YoonGi yo. — Tomó a Jimin por los brazos.

— No déjeme tratar de explicarlo. — Hablando tan rápido que las pausas no eran fáciles de detectar. — Eres maravilloso. — Se detuvo solo para respirar, en busca de valor. No eran simples palabras, era una propuesta. — No soy un tonto, sé como funciona el mundo. Tengo diez dólares en el bolsillo y no tengo nada que ofrecerte y lo sé, lo entiendo. Pero soy muy apasionado. — Acortó la distancia entre los dos. — Tu saltas, yo salto ¿lo olvidaste? No puedo irme sin saber que vas a estar bien, es todo lo que quiero.

— Pues estoy bien. — A Jimin nunca le había dolido tanto mentir, dentro de poco le darían ganas de vomitar. — Estaré bien, en verdad.

— ¿En serio? No lo creo. No entiendes que te tiene atrapado Jimin y vas a morir si no te liberas, tal vez no enseguida porque eres fuerte pero — Jimin pedía ayuda con sus ojos, ojos que se llenaban de lágrimas que se negaba a soltar. — tarde o temprano, ese fuego que amo de ti te consumirá.

— No es tu deber salvarme YoonGi.

— Es cierto, solo tú lo harás. — YoonGi tenía las esperanzas de haber convencido a Jimin de hacer algo por su futuro, creía que lo había logrado, los ojos llenos de duda del pelirrojo se lo hicieron creer. Vaya equivocación. Jimin tomó la mano del rubio y la bajó lentamente de su mejilla.

— Debo volver. Déjame en paz. — Y se fue.



Pusilánime: Que muestra poco ánimo y falta de valor para emprender acciones, enfrentarse a peligros o dificultades o soportar desgracias.


𝑻𝑰𝑻𝑨𝑵𝑰𝑪 | 𝒀𝑴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora