𝙑𝙀𝙄𝙉𝙏𝙄𝘾𝙄𝙉𝘾𝙊

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— Señor. — Entre tanto desorden habían personas que sabían aceptar su destino. Alguien del personal le extendió un chaleco salvavidas a dos hombres que bajaban las escaleras con vestimenta elegante. — Son para usted. — Estos dos caballeros supieron aceptar su destino.

— No gracias, nos vestimos de gala y vamos a hundirnos como caballeros. — Siguieron caminando como si nada estuviera pasando. — Oiga, — Detuvo al mayordomo. — Le aceptaría un brandy.

— ¿Capitán a dónde tengo que ir? Dígame

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— ¿Capitán a dónde tengo que ir? Dígame.

— Capitán, tenga un saco salvavidas.

— ¡Capitán! Señor... — Capitán esto, capitán lo otro ¿De qué servía ahora su guía? Ni siquiera pudo dirigir su último viaje de forma exitosa, todo estaba mal, muy mal. Ignoró a todos los que llamaban su nombre y se fue a la cabina de timones, ver como el agua estaba por cubrir la mitad de la habitación... No sabía qué sentir, qué pensar, qué hacer. Se encerró en la cabina del capitán para no ser molestado con llamados innecesarios.

— Esto se acabó. — Ya nadie los escuchaba, todos corrían, corrían y no se detenían.

— Adiós. — Sus dos únicos compañeros se despidieron del violinista para ver si algún barco los aceptaba. El violinista dio dos pasos hacia atrás para hacer lo mismo pero no sentía el impulso de irse y correr como todos estaban haciendo, le habían dado una tarea y estaba por irse. Si estaba en el fin llegaría hasta el último momento de su vida haciendo lo que amaba. Empezó a tocar, ni bien empezó sus compañeros detuvieron sus pasos y llegaron a la misma conclusión, regresaron a sus puestos y decidieron que si la noche iba a acabar se escucharía algo más que solo gritos. Era una pieza triste y melancólica, cada nota que se tocaba parecía saber el tipo de situación en el que se encontraban y aunque muchos no los escucharon, la pieza acompañaba y acunaba los viejos corazones de sus pasajeros.

"— Y vivieron muy felices durante 300 años, en la tierra de Tirnanog, la tierra de la juventud y la belleza eterna. — Dormir y calmar a sus hijos sería su propósito hasta que llegara el momento."

"Besó tiernamente a su esposa intentando liberarla de cualquier miedo que el sonido del agua provocara"

"Le quitó el chaleco salvavidas al cuerpo inerte de su reciente amigo y comenzó a cortar las cuerdas del bote"

"Ni su brandy disiparía por completo el miedo que lo mantenía petrificado en el sillón"

— Caballeros, fue un privilegio tocar con ustedes esta noche. — El agua estaba justo enfrente, casi a sus pies. Solo ahí dejaron de tocar. El agua estaba fría, YoonGi no se equivocaba cada que lo mencionaba, la diferencia aquí es que él ya se hacía la idea, mucho de los que estaban cortando las cuerdas con apuro sintieron por primera vez un agua tan fría, el capitán solo se sostuvo de su timón cuando el agua rompió el cristal de su cabina, Hoseok seguía cortando y otros se tiraron por la borda de lo que quedaba de barco creyendo eso como su mejor opción.

— Hay que quedarnos en el barco lo más posible. — Parecían ratas que corrían continuamente, no había oportunidad para descansar, solo correr. — Rápido Jimin. — Ir a la punta del barco parecía la mejor idea, la situación abajo no era mejor.

— YoonGi, aquí fue donde nos conocimos. — Si la desesperación tuviera un lugar reservado cual cuadro en una pared la imagen que Jimin a su alrededor sería un buen plano para describirla. Pensar en un recuerdo tan bonito como ese lo mantenía cuerdo en ese delgado hilo mental que no le dejaba llorar.

"— El mundo de antes terminó al fin. "

Una madre siempre será madre y como madre no pudo evitar tenerle cariño a su hijo ¿De verdad esa era la razón por la que lloraba, ver la mitad del barco más grande del mundo totalmente inclinada le generaba sentimiento porque su hijo estaba ahí, porque su fuente de ingreso más grande estaba ahí o simplemente se forzó a soltar lágrimas para no quedar mal consigo misma? El arrepentimiento pronto llegaría y no solo para ella, Baekhyun ahora se sentía peor por dejar el trabajo de sus sueños y a su mayor ¿colega?, las uñas no le alcanzarían al terminar la noche.

— Dios mío. — Bien dicen que las buenas ideas dejan de ser una buena idea cuando algo malo pasa. Todo empezó cuando las luces del barco dejaron de funcionar, la madera crujió, el metal se desprendió y nadie estaba preparado para el impacto. El barco se había roto justo por la mitad. Ya no parecía una buena idea. Por unos momentos el barco volvió a estar recto, segundos nada más, la otra mitad no se hundiría sin llevarse a la que seguía en la superficie. Pudo ser un minuto, incluso menos, lo que menos importó fue tomar el tiempo cuando lo que quedaba del barco llegó a estar completamente sobre el aire.

— ¿Qué está pasando YoonGi? — Todo estaba muy oscuro y era difícil ver la situación y sacar un diagnóstico, lo que sí pudo ver y sobre todo sentir fue cuando el barco decidió que era momento de hundirse por completo.

— ¡Es el fin! — Tan rápido. — El barco nos va a succionar, respira hondo cuando te diga, nada hasta la superficie y no te detengas y no sueltes mi mano Jimin. — Jimin solo asintió ante las instrucciones, no estaba seguro de si funcionará o no pero daría todo su esfuerzo. — Lo lograremos Jimin, confía en mí.

— Confío en ti.

— ¿Listo? ¡Ahora! — El barco terminó de hundirse. Justo como había dicho YoonGi, una fuerte corriente se produjo e intentaron aferrarse a la mano del otro mientras intentaban nadar hacia la superficie. La corriente se intensificó y sus manos no se mantuvieron juntas por mucho tiempo. 

𝑻𝑰𝑻𝑨𝑵𝑰𝑪 | 𝒀𝑴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora