𝘾𝘼𝙏𝙊𝙍𝘾𝙀

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— Tranquilo. — Dijo el capitán. Era notable el nerviosismo del hombre a su lado.

— Sí. — Respondió más tranquilo por el comentario del capitán que solo hacía referencia a lo calmadas que estaban las aguas. — No creo haber visto nunca tanta calma.

— Como un estanque. — Suspiró. — No sopla el viento.

— Los icebergs serán más difíciles de ver si el agua no rompe en la base. — El capitán no dijo nada, él también tenía sus temores pero su orgullo, así como el de cualquier hombre según él, era más fuerte así que decidió ocultar cada una de sus dudas en su té nocturno.

— Me voy, mantenga la velocidad del rumbo señor Turner.

— Sí señor. — Que mala decisión.

YoonGi esperaba en la cubierta personal del camarote de Jimin a que este se cambiara, claro que no pudo estar demasiado tiempo allí afuera porque el frío era mucho para él

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YoonGi esperaba en la cubierta personal del camarote de Jimin a que este se cambiara, claro que no pudo estar demasiado tiempo allí afuera porque el frío era mucho para él.

— Hace frío. — Entró al camarote a la par que Jimin salía de su habitación ya vestido. — Te ves bien. — Ningún traje pesado, de colores llamativos o repletos de detalles. Solo una camisa de tela fina, uno de sus kimonos de seda que solo usaba para estar en casa y unos pantalones holgados hechos de la misma tela que la camisa. Un conjunto refrescante.

La puerta fue tocada tres veces antes de ser abierta.

— Señorito Jimin. — Como primera reacción tomó a YoonGi de la mano y se lo llevó al otro cuarto.

— Mis dibujos. — Ya no podía volver por ellos. Jimin cerró la puerta de la forma más silenciosa que pudo pero ya KyungSoo había entrado y escuchó el leve sonido de la puerta cerrándose. No correría pero si camino rápido para alcanzar al pelirrojo. La pareja fue más veloz y ya estaban en el pasillo de los camarotes de la primera clase. Esta persecución daba inicio y ellos no podrían estar más emocionados.

Caminaban como si nada para no levantar sospechas. La puerta del camarote de Jimin se abrió y un KyungSoo alerta de todo a su alrededor salió. Jimin por reflejó volteó y su mirada se encontró con la del pelinegro.

— ¡Corre YoonGi! — Estaba muy viejo para correr. Las cosas que hacía por su señora.

Sus manos se volvieron a juntar y llegaron justo a tiempo al ascensor. Empujaron a unos cuantos y ni siquiera le dieron tiempo al empleado de cerrar la puerta porque el mismo YoonGi lo hizo.

— Cierra la puerta ¡La puerta! Deprisa. Rápido. Bajen. Bajen. Bajen. — Ambos siendo tan insistentes que el ascensorista no sabía quién le decía qué y con apuro presionó el botón del piso inferior más de una vez. El ascensor comenzó a descender y KyungSoo llegó solo para ver como ambos lo miraban con burla y diversión. Jimin le enseñó su dedo corazón y se echó a reír. KyungSoo aflojó su corbata y corrió hacia las escaleras. Se llevó a un hombre por delante al igual que Min y Park cuando llegaron a su piso y no esperaron a que la puertas se abrieran por si solas. Llegaron a la zona del servicio y se detuvieron a descansar viendo desde la ventanilla de la puerta si KyungSoo aparecía.

— Algo rudo para ser un valet, parece más un policía.

— Creo que eso era.

— Diablos. — KyungSoo llegó a la zona del servicio y buscó a un pelirrojo con la mirada. Lo que lo hizo voltear fue el grito de Jimin.

— ¡Corre! — La primera puerta que vieron al tomar un desvío por la izquierda fue a donde entraron. YoonGi trancó la puerta a tiempo y KyungSoo se quedó afuera intentando abrir la puerta siendo cada intento más inútil que el anterior.

El sonido era ensordecedor. Una pequeña habitación con tubos en todas partes, cuyas posibles salidas eran: una escotilla que daba acceso al cuarto de calderas y por donde habían entrado.

— ¿Ahora qué? — Gritó Jimin. Para ambos estaba claro por donde iban a pasar.

— ¿Qué hacen ustedes aquí? — YoonGi había ayudado a Jimin a terminar de bajar la escalera y un hombre cubierto de suciedad por el carbón los detuvo. — No deberían estar aquí, es peligroso. — Salieron corriendo. No se llevaron a nadie de por medio y Jimin parecía tan feliz que parecía estar corriendo en un prado de flores y no es un sitio oscuro, caluroso y lleno de hombres trasladando carbón en carretillas. YoonGi, era YoonGi y gritaba mensajes de apoyo a los trabajadores como "Buen trabajo caballeros", "Lo están haciendo excelente".

— Mira que tenemos aquí. — De estar es un lugar caluroso pasaron a ser golpeados por el frío. Y como no estarlo, no era normal poner calefacción en la bodega del equipaje.

Dejaron de caminar cuando se toparon con un automóvil, de la alta clase por supuesto. Jimin tosió disimuladamente para llamar la atención de YoonGi. Entendiendo el mensaje al momento, YoonGi se pone detrás de Jimin, abre la puerta del auto y extiende su mano para que Jimin pudiera subir.

— Gracias. — Tomó su mano y subió. Seguido de ello YoonGi se fue al puesto del conductor. Tocó la bocina y condujo como todo un profesional con el coche estático.

— ¿A dónde vamos? — Jimin bajó la ventana que los separaba y se acercó. Cara a cara, las intenciones de ambos eran claras pero YoonGi no daría el paso si Jimin no se lo pedía y él sabía eso.

— A las estrellas. — Susurró en el oído ajeno. Tomó a YoonGi de los brazos y lo jaló al interior.

Ambos cubiertos por una fina capa de sudor causada por el frío. Jimin apretando parte del abrigo de YoonGi. YoonGi abrazando a Jimin con su brazo izquierdo para mantenerlo cerca. Ambos cada vez más cerca. La mano restante de cada uno rozándose entre sí.

— ¿Nervioso? — Solo existían sus miradas y el universo que éstas ocultaban. Jimin estaba tan hipnotizado por la seguridad que YoonGi le daba, no conocía emoción parecida, comenzaba a creer que se estaba volviendo loco si no es que ya lo estaba.

— No. — Esa respuesta solo logró que la sonrisa de YoonGi se ensanchara. La belleza de Jimin lo tenía maravillado. Ya nada era sorpresivo y a la vez todo era inesperado en el pelirrojo, un pensamiento ilógico que confirmó cuando este tomó su mano y dejó besos sonoros en cada dedo. Enfocado en su tarea miró a YoonGi y habló: — Por favor acaríciame. — Detuvo su tarea y la misma mano que estaba besando la sostuvo de la muñeca y paseó la palma de YoonGi desde su pecho hasta bajarla lentamente hasta su abdomen, sintiendo perfectamente el roce de los dedos del mayor por lo delgada que era la tela de su camisa. Y se besaron.

Hasta acá lo dejamos. Espero les esté gustando. El apoyo que le dan a la historia me motiva como no tienen idea <3 <3 <3 <3

- Nora 💛

𝑻𝑰𝑻𝑨𝑵𝑰𝑪 | 𝒀𝑴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora