— Dahyun insiste en cargar esta horrible caja a todas partes. — La caja fuerte donde la señorita Kim guardaba todas sus pertenencias, incluyendo el anillo que días antes le había entregado a Jimin.
— ¿Crees que llegue en algún momento? — No le gustaría tener problemas, no hoy.
— No mientras duren los chismes y el brandy. — Logró abrirla y sacó la caja de terciopelo que guardaba su no tan preciada, pero sí muy cara posesión y se lo entregó a YoonGi.
— ¿Es un zafiro? — Que azul.
— Un diamante, uno muy extraño. — YoonGi estaba demasiado maravillado por la joya, era preciosa en todos los sentidos, momento perfecto para lo que Jimin tenía planeado.
— YoonGi, quiero que me dibujes como a tus chicas francesas. — Una petición que no le pediría a nadie más que a él. — Usando esto.
— Si quieres.
— Usando solo esto... — Ahí YoonGi dejó de ver la joya y juró que casi se le cae el anillo.
Ambos se preparaban a su manera. Jimin se despojaba de toda prenda y accesorio que no fuese el anillo y YoonGi movía uno de los tantos sofás que había en la sala y lo volvía cómodo a base de almohadas, se sentó y preparó todos los utensilios necesarios para su tarea. El rubio no estaba nervioso, no era la primera vez que hacía esto, si bien ahora había sentimientos involucrados él era un profesional.
— Lo último que necesito — Jimin abrió la puerta que los separaba luciendo una bata de seda de color negro que lo cubría por completo. — Es otro dibujo donde parezca alguien impecable y varonil — Se acercó a YoonGi con un movimiento de caderas sutil que el otro no pudo ignorar. — y como un cliente que paga — Le dio una moneda de plata a YoonGi. — Espero recibir lo que quiero. — Retrocedió unos pasos y por fin se quitó la bata con una lentitud casi tortuosa...
El rubio estaba nervioso, muy nervioso. Cualquier técnica existente para bajar los nervios había dejado de existir para él, una imagen tan perfecta como de la que era testigo ahora mismo lo había descolocado. No había palabras para describir todo y por eso, aunque mucho fue el intento de YoonGi para describir la imagen en su cabeza para no perderla nunca, nada salió. Tu puedes Min.
— Recuéstate — Inhalo. — en la — Exhalo. — cama — Dios. — Ehm el sofá. — Sin voltearse, Jimin se recostó en el sofá y con más confianza de la que había tenido en algún momento, posó. — Así es, ahora, por el brazo donde estaba. — Solo seguía instrucciones. — Así. Sube tu otra mano, cerca de tu rostro. Jimin, baja la cabeza. Tus ojos en mi. — Acomodó la libreta en sus piernas. — Y trata de no moverte.
Llegó el momento. El primer trazo fue hecho y el rostro de YoonGi cambió por completo. Todo un artista pensó Jimin. Todo debía de ser perfecto, Jimin lo merecía, daría todo de sí para que saliera lo mejor posible, pondría - y lo estaba haciendo - todo su esfuerzo.
— Parece que se está sonrojando mi gran artista. — Lo ocultaba muy bien con sus comentarios pero se estaba muriendo de los nervios. — No imagino a monsieur Moné sonrojándose. — Era como si un montón de mariposas habitaran dentro de él.
— Él pintaba paisajes. — Dijo, notando el nerviosismo del otro. — Relaja tu rostro, — Jimin se disculpó en voz baja. — no te rías.
El tiempo pasaba demasiado lento pero a la vez demasiado rápido, era algo inexplicable para ambos. La sensación de cosquilleo en diferentes partes del cuerpo, la mirada fija de uno sobre el otro, los latidos de sus corazones que iban tan rápido que parecían sincronizarse en cierto punto y ni hablar de la fuerte necesidad que tenían ambos de levantarse y tocarse. Muchas cosas pasaron dentro de cada uno, sentimientos y sensaciones que ni siquiera fueron temas de conversa en los momentos donde estas volvían a aparecer.
>>Mi corazón latió con fuerza todo el tiempo, fue el momento más eroti- quiero decir lindo de mi vida o por lo menos hasta entonces<<
— Siento que no es correcto que nos cuentes esto abuelo. — Sunoo tapaba los oídos de Niki con sus manos. — Esto me va a generar traumas. — Susurró.
— No exageres Sun Woo, nada pasó después de eso y fue hecho con fines artísticos. — Su nieto no le creía nada. — Además, de seguro tu curiosidad te llevó a presenciar escenarios no gratos para tu vista. Continúo con mi historia y por favor quita tus manos de las orejas de tu hermano.
>> YoonGi era muy profesional por eso, repito, no pasó nada entre nosotros esa noche.<<
— Gracias. — YoonGi cerró la libreta con el dibujo ya terminado y se lo entregó a Jimin. Este le dio un beso supuestamente fugaz pero YoonGi no estaba de acuerdo con ello así que lo convirtió en uno más duradero, haciendo que ambos se rieran sin separarse. Con pesar, Jimin se separó y se fue al ropero donde estaba la caja fuerte, tomó un papel y se fue al cuarto en busca de una pluma.
— ¿Qué haces? — Jimin escribía algo - Ya vestido. - para Dahyun.
— ¿Puedes poner eso en la caja fuerte por mí? — Le entregó la pequeña caja de terciopelo y YoonGi la guardó, dándole un último vistazo a la caja de metal verde.
Ligeros susurros provenientes de más mujeres de las que se podrían contar a simple vista. Todas charlaban sobre lo que sea que sonara interesante y que fuese información digna de un buen chisme.
— Disculpen señoritas. — Normalmente no dejaría que KyungSoo la interrumpiera de esa manera, para ella era muy importante saber de quién iba a ser el hijo de la condesa, pero la información le importaba. Dahyun se levantó como cualquier señorita con clase, KyungSoo, quien había llamado su atención al llegar, ya se estaba acercando a ella para darle las noticias. Se apartaron de todos y Dahyun de verdad esperó buenas noticias.
— Ningún camarero lo ha visto. — Levantó las cejas y pareció titubear antes de hablar.
— Eso es absurdo, estamos en un barco, no hay muchos lugares donde pueda estar. — Esto le generaría arrugas en la frente. — KyungSoo, encuentralo.
ESTÁS LEYENDO
𝑻𝑰𝑻𝑨𝑵𝑰𝑪 | 𝒀𝑴
FanfictionAtención. Silencio. Grabando. Verlo salir de la oscuridad como un barco fantasma, aún me hace estremecer. Ver las tristes ruinas de un gran barco que yacen aquí. Donde terminó a las 2:30 de la mañana del 15 de abril de 1912, tras su larga caída desd...