· .· i'd give u my sunshine, give u my best . . . but the rain is always gonna come if u're standing with me ✹ ·
꒥ Genevieve Rousseau siempre tuvo una vida complicada, que se podría complicar más si alguien como Jamer Potter decidiera entr...
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Los días se habían convertido en semanas y las semanas en meses y antes de que James se hubiera podido dar cuenta, las vacaciones habían llegado y a decir verdad, el verano se estaba yendo más rápido de lo que le gustaba, a pesar de eso, todo iba bastante bien.
Sirius había recibido una gran cantidad de dinero y se estaba mudando a un piso en Londres, todos lo estaban ayudando, por supuesto, por lo que apenas y habían tenido tiempo para estar en casa.
Durante aquella tarde calurosa, los Potter se encontraban en su jardín trasero. Euphemia regaba algunas flores y plantaba otras, mientras que Fleamont y Genevieve tenían una reñida partida de ajedrez, James observaba todo reposando sobre un sillón colgante, a decir verdad, se estaba entreteniendo mucho de ver a su padre compitiendo con Genny, él sabía cuánto le gustaba el ajedrez, sin embargo, ni él ni su madre eran grandes aficionados, así que era agradable verlo pasar un buen rato.
James sonrío cuando Genevieve frunció el ceño sin saber exactamente cómo moverse en el tablero, se quitó el flequillo del rostro recibiendo lo que seguramente era un comentario burlón por parte de Fleamont.
— Sabía que serías tú quien rompiera 'la maldición' —Comentó Euphemia tomando asiento a lado de su hijo.
James evitó su mirada por un momento — No sé de qué hablas, madre.
— Oh vamos, hijo, le puedes mentir a quien quieras, pero no a la mujer de la que naciste — Dijo burlona — Además, nunca fuiste un gran fan del ajedrez, mucho menos del ajedrez muggle y llevas al menos cuarenta minutos viendo esa partida como si fuera la cosa más fascinante del mundo.
— Supongo que algunas cosas cambian — Comentó con dobles intenciones — Y mis intereses también.
— Eso supongo... — Euphemia se quedó callada por un momento y después de unos minutos volvió a hablar — Desde que la conocí, entendí porque te gusta.
— Ella no me... — Antes de continuar, James se dio cuenta de que su madre tenía razón, le podía mentir a todos, pero a ella no, así que después de dar un largo suspiro, continuó — Bueno, puede que sí, pero da igual.
— No es propio de ti decir que da igual, ¿Qué pasa, hijo?
— No lo sé — Admitió avergonzado — A veces siento que a ella le pasa lo mismo que a mí y es genial, pero después me da señales confusas que no sé interpretar, pasamos demasiado tiempo juntos y siento que hacemos las cosas que se supone que una pareja hace, pero Viv jamás me ha dado señales de en serio querer estar conmigo, ni siquiera una pequeña y ya no sé qué pensar o hacer y si tengo que esconder mis sentimientos por proteger los suyos, entonces que así sea.
