Capitulo 32

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_ Doctora Wen Qiu, queda arrestada por el delito de atentar contra la salud, privación de la libertad, y perturbación de la tranquilidad y psiquica (amenaza).

La mujer miraba estupefacta al hombre que la había acusado de todos esos delitos y a los dos policías que se encontraban al lado de este. Quería escapar, pero detrás suyo se encontraban dos policías más.

¿Que rayos había pasado? Su plan estaba marchando más que bien, ¿Cómo es que terminó en esto?

El hombre se acercó a ella, tomó de su cintura unas esposas y se las colocó.

_ Tiene el derecho a guardar silencio, cualquier cosa que diga puede y será usado en su contra en un tribunal de justicia. Tiene el derecho de hablar con un abogado. Si no puede pagar uno se le otorgará uno del Estado.- el hombre le sonrió, se acercó un poco a ella y finalizo- aunque con todos los delitos que haz cometido más que un abogado necesitas un Dios. Llévensela. - ordenó.

La mujer no salía de su atónito. ¿Cómo es que su perfecto plan había fallado de tal manera?

Por su lado Xiao Zhan continuaba observando a Jackson, aquello parecía una ilusión. Y pareció serlo aún más, cuando detrás de este apareció la persona por la cuál estaba dispuesto a ir con esa loca mujer. La persona a la que estuvo protegiendo sin que este lo supiera. Wang Yibo, la persona que más quería y la responsable de la pequeña vida que llevaba consigo.

Llevó su mano libre a su vientre, le regalo una bella sonrisa a Yibo y obedeció a su cuerpo, dejándose caer en esa profunda oscuridad que ya era bastante conocida por él.

_¡Zhan!

Yibo atrapó a su novio antes de que su cuerpo tocará el piso. Lo tomó entre sus brazos y observó aquel rostro que tanto le gustaba admirar. Su piel estaba totalmente pálida y en su frente pequeñas gotas de sudor se hacían visibles. Debajo de sus ojos se notaban zonas oscuras y sus labios un poco agrietados y lastimados. Estaba seguro que se debía a la manía que tenía el pelonegro de morderlos, algo que incrementó debido a su situación.

🖤.

Desde lo alto de la montaña en la que se encontraba, justo al lado de un enorme árbol de flores de almendro completamente lleno de aquellas flores aromáticas entre rosas y blancas, observó el paisaje que ofrecía aquella vista.

El viento chocaba contra su rostro, posibilitándole tener el aroma a césped húmedo con más notoria. Sus hebras negras se mecían con el ritmo de este, y pese a que era una suave brisa la que lo cubría, no podía evitar achicar sus ojos debido al, leve pero molestoso, escozor en ellos.

De pronto, su tranquilidad se vio interrumpida por unos, aunque leves, molestos tirones de su pantalón. Frunció el entrecejo y bajo su vista. Un pequeño, a quién no podía ver su rostro, jugaba entretenido con el final de su prenda. Estaba por decirle algo a aquel bebe, pero sintió otros tirones. Esta vez del lado izquierdo, más específico sobre sus zapatillas. Una pequeña bebe, a quién tampoco podía diferenciar su rostro, jaloneaba alegre sus cordones. Soltó un bufido divertido. Esos pequeños se estaban divirtiendo a su costa.

_ Oigan ustedes pillos ¿Es divertido jugar con mi ropa?

_ Es porque están muy a gusto contigo.

Frente a él se encontraba una mujer. Llevaba puesta un vestido tan blanco que casi resplandecía con la luz del sol. Su cabello castaño acompañaba el movimiento del viento y su voz estaba llena de paz y armonía. A su lado, se encontraba un hombre un poco más alto que ella. Mantenía una sonrisa dulce en sus labios.

Mi persona [ Yizhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora