Cocinar

52 4 4
                                    

Jiyong había cumplido y por la mañana estuve ocupado en cuanto a la recomendación que el hizo con la revista. Sentí un poco de nervios, no había hecho esto durante un buen tiempo y me sentía indeciso pero sé que podré hacerlo. 

Me llevó un tiempo por la mañana escoger mi ropa, y Seung me ayudó con eso al notar mi nerviosismo.

—Déjame ayudarte.

El observó mi lado del armario y sonrió cuando comenzó a escoger la ropa adecuada.

—Estarás bien Dae, sé que lo harás muy bien.

—Me siento nervioso...estoy indeciso, ¿y si esto no es para mi?

—Al menos inténtalo una vez. — abrochó el botón de mi camisa y sonrió.—Ve, sé que lo harás bien. Te veré por la noche.

—Esta bien, gracias.

Antes de bajar del auto, su mano fue dirigida hacia mi mejilla tocando con suavidad, cerré mis ojos y posó sus labios sobre los míos haciendo un beso tierno. Al acabarlo me observó y sonrió.

—Lo harás bien, se que podrás.

—Gracias.

—Ten un buen día, te amo.

—Y yo a ti. — le devolví la sonrisa.

Ahora me encuentro en este gran edificio esperando por mi turno, muchas personas caminaban de un lado a otro, como si no hubiera tiempo para nada. Suspiré tratando de calmar mis nervios.

—Kang Daesung, pase.

Me levanté y seguí a la mujer, habían muchos cubículos antes de llegar a la oficina del hombre. Al encontrarme en el lugar, ella cedió el paso y entré.

—Siéntese, por favor.

Hice lo que pidió, el hombre veía unos papeles y los firmaba, sin siquiera verme empezó a cuestionarme.

—¿Por qué quiere trabajar aquí?

¿Qué se supone que deba decir ahora? Lo mas evidente es porque lo necesito pero eso no sonaría muy bien al decirlo, solo en mi mente.

—Soy periodista y sé que si me contrata podré hacer mejor mi trabajo en el campo cinematográfico.

—Hay muchos periodistas aquí, ¿cuál sería la diferencia?

—Bueno...eso es verdad.— comencé a transpirar un poco por los nervios y jugar con mis manos.— Trabajé en un periódico anteriormente y hacía columnas sobre temas actuales. Me gustaría experimentar en otras ramas del periodismo también.

El hombre finalmente dejó de ver los papeles, a un lado hizo su bolígrafo y se acomodó sus lentes un poco. Mediante el par de cristales pude observar aquellos ojos que con seriedad me veían.

Me sentí nervioso, ¿había dicho algo indebido? O es, ¿acaso lo que no  esperaba? Seguro quieren a alguien con mayor trayectoria que la mía, eso es evidente. Frente a otros solo soy un pequeño chico de veintinueve años, que se siente pequeño al mundo laboral. Estoy sentado frente a un hombre con un imperio de revista y de los mejores en editoriales del país, pero yo, solo soy un chico que se casó con un joven actor y que su carrera se vino abajo por enamorarse de el.

—Sé quien eres...verás.— se acomodó en su silla y aclaró la garganta. — Hace unos años recibimos un mensaje sobre ti, de no contratarte en caso que te aparecieras. No le di importancia porque nunca supe sobre ti.— juntó sus manos, entrelazándolas entre sí.— Entonces vino el señor Kwon con una petición hace días. El sabe que haría cualquier cosa por el, lo conozco desde que era muy joven y lo he visto crecer, es como si fuera un hijo.

Nuestro Matrimonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora