Capítulo 44

333 9 0
                                    

Niall las sacó y se arrodilló en el suelo delante de ella, con toda la intención de ayudarla a ponérselas. Sin aliento y totalmente entregada a la seducción, ____miró su cabello mientras elevaba una pierna para dejar que él le pasara las braguitas por el pie. Tras sus manos, que deslizaban la seda ascendiendo por su pierna, sus labios dejaban un reguero de besos que la hicieron estremecerse. Para mayor devastación de todos sus sentidos, abrió las manos y las colocó sobre sus muslos con los dedos totalmente extendidos. Y lo que fue aún peor, una vez las braguitas estuvieron colocadas en su sitio, la acarició levemente entre las piernas antes de apartarse. A continuación, sacó el sujetador negro a juego. Como una muñeca sin voluntad propia, dejó que se lo pusiera. Las manos de Niall rozaron los pezones, mientras abrochaba el enganche delantero; una vez cerrado, las deslizó bajo el satén y la acarició con deleite, erizándole la piel. Niall inclinó la cabeza y capturó sus labios. Podía sentir el fuego consumiéndolo, exigiéndole que la poseyera. Exigiéndole que aliviara el dolor de su entrepierna aunque fuese por un instante. _____ gimió cuando él profundizó el beso y se dejó llevar por completo. Niall la alzó en brazos para tenderla sobre la cama. De forma instintiva, ella le rodeó la cintura con las piernas y siseó al sentir los duros abdominales presionando sobre su sexo. Niall le pasó las manos por la espalda. La visión de su cuerpo húmedo y desnudo estaba grabada a fuego en su mente. Había llegado a un punto sin retorno cuando un destello de luz cegadora iluminó la habitación. Con los ojos doloridos por el resplandor, Niall se separó de ella.
- ¿Has sido tú? — le preguntó ella sin aliento, mirándolo arrobada.
Risueño, Niall negó con la cabeza.
- Ojalá pudiera atribuírmelo, pero estoy bastante seguro de que tiene otro origen.
Echó un vistazo a la habitación y sus ojos se detuvieron sobre la cama. Parpadeó. No podía ser...
- ¿Qué es eso? — preguntó ____, girándose para mirar la cama.
- Es mi escudo — contestó Niall, incapaz de creerlo.
Hacía siglos que no veía su escudo. Atónito, lo contempló fijamente. Estaba en el mismo centro de la cama y emitía débiles destellos bajo la luz. Conocía cada muesca y arañazo que había en él; recordaba cada uno de los golpes que los habían producido. Temeroso de estar soñando, alargó el brazo para tocar el relieve en bronce de Atenea y su búho.
- ¿Y tu espada también?.
Niall le agarró la mano antes de que pudiera tocarla.
- Ésa es la Espada de Cronos. No la toques jamás. Si alguien que no lleva su sangre la toca, su piel quedará marcada para siempre con una terrible quemadura.
- ¿En serio? — preguntó, bajándose de la cama para alejarse de la espada.
- En serio.
_____ miró a la cama con el ceño fruncido.
- ¿Qué hacen aquí?.
- No lo sé.
- ¿Y quién los envía?.
- No lo sé.
- Pues no me estás ayudando mucho.
Niall no pareció captar su sarcasmo. En lugar de darse por aludido, _____ lo observó contemplar su escudo. Pasaba la mano sobre él como un padre que mira con adoración a un hijo largo tiempo perdido. Cogió su espada y la depositó en el suelo, debajo de la cama.
- No olvides que está aquí — le dijo muy serio — Ten mucho cuidado de no tocarla.
Su expresión se volvió más ceñuda al incorporarse. Miró de nuevo el escudo.
- Debe ser obra de mi madre. Sólo ella o uno de sus hijos podrían enviármelos.
- ¿Y por qué iba a hacerlo?.
Niall entrecerró los ojos mientras recordaba el resto de la leyenda que rodeaba a su espada.
- Estoy seguro de que ha enviado mi espada por si tengo que enfrentarme con Príapo. La Espada de Cronos también es conocida como la Espada de la Justicia. No acabará con su vida, pero hará que ocupe mi lugar en el libro.
- ¿Estás hablando en serio?.
Niall asintió.
- ¿Puedo tocar el escudo?.
- Claro.
_____ pasó la mano sobre las incrustaciones doradas y negras que formaban la imagen de Atenea y el búho.
- Es muy bonito — dijo, maravillada.
- Kyrian lo mandó hacer cuando me nombraron General Supremo.
_____ acarició la inscripción grabada bajo la figura de Atenea.
- ¿Qué dice aquí?.
- «La muerte antes que el deshonor» — dijo con un nudo en la garganta.
Niall sonrió con melancolía al recordar a Kyrian junto a él durante las batallas.
- El escudo de Kyrian decía: «El botín para el vencedor». Solía mirarme antes de la lucha, y decir: «Tú te llevas el honor, adelfos , y yo me quedo con el botín».
_____permaneció en silencio al escuchar el extraño tono de su voz. Intentando imaginar su apariencia con el escudo en alto, se acercó un poco más.
- ¿Kyrian?. ¿El hombre que fue crucificado?
- Sí.
- Lo apreciabas mucho, ¿verdad?.
Él sonrió con tristeza.
- Le llevó un tiempo acostumbrarse a mí. Yo era muy joven cuando su tío lo asignó a mi tropa, después de advertirme concienzudamente de lo que me sucedería si dejaba que Su Alteza fuese herido.
- ¿Era un príncipe?.
Niall asintió.
- Y no tenía miedo a nada. Apenas si llegaba a los veinte años y luchaba o se metía en peleas sin estar preparado, sin creer que pudiesen hacerle daño. Me daba la sensación de que cada vez que me daba la vuelta, tenía que sacarlo a rastras de algún extraño contratiempo. Pero resultaba muy difícil no apreciarlo. A pesar de su carácter exaltado, tenía un gran sentido del humor y era completamente leal — Pasó la mano por el escudo — Ojalá hubiese estado allí para poder salvarlo de los romanos. ____ le acarició el brazo en un gesto comprensivo. - Estoy segura de que los dos juntos habríais sido capaces de salir de cualquier atolladero. Los ojos de ____ se iluminaron al escucharla. - Cuando nuestros ejércitos marchaban juntos, éramos invencibles. — Tensó la mandíbula al mirarla — Hubiese sido cuestión de tiempo que Roma fuese nuestra. - ¿Por qué depreciabais tanto al Imperio Romano?. - Juré que destruiría Roma el mismo día que conquistaron Primaria. Kyrian y yo fuimos enviados para ayudarlos en la lucha, pero cuando llegamos era demasiado tarde. Los romanos habían rodeado la ciudad y habían asesinado salvajemente a todas las mujeres y a los niños. Jamás había visto una carnicería semejante. — Su mirada se oscureció — Estábamos intentando enterrar a los muertos cuando los romanos nos tendieron una emboscada. _____ se quedó helada al escucharlo. - ¿Qué ocurrió?.
- Derroté a Livio y estaba a punto de matarlo en el momento en que intervino Príapo. Lanzó un rayo a mi caballo y caí en mitad de las tropas romanas. Estaba seguro de iba a morir cuando Kyrian apareció de la nada. Hizo retroceder a Livio hasta que pude ponerme en pie de nuevo. Livio llamó a sus hombres a retirada y desapareció antes de que pudiésemos acabar con él. ____ fue consciente de la proximidad de Niall. Estaba detrás de ella, tan cerca que podía sentir el calor que emanaba de él. Colocó los brazos a ambos lados de su cuerpo, atrapándola entre él y la cama, y se apoyó sobre su espalda. Ella apretó los dientes ante la ferocidad del deseo que la invadió. Niall no la estaba tocando, pero sus sentidos estaban tan desbocados como si sus manos la acariciasen. Él inclinó la cabeza y le mordisqueó el cuello. La sensación de su lengua sobre la piel consiguió que todas sus hormonas cobraran vida. Arqueó la espalda mientras un estremecimiento le recorría los pechos. Si no lo detenía...

El dios del sexo (Niall Horan y tu) HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora