Capítulo 40

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Ben dejó escapar un silbido.
- No tuvo un final agradable. Fue capturado; los romanos lo crucificaron en el año 47 a.C.
Niall retrocedió al escucharlo. Con una mirada apesadumbrada y jugueteando con el anillo, dijo:
- Ese hombre era, sin duda, uno de los mejores guerreros que jamás han existido. Amaba la lucha como ningún otro que haya conocido — movió la cabeza —. Recuerdo que una vez Kyrian condujo su carro hasta atravesar una barrera de escudos, rompiendo los cuellos de los soldados romanos y permitiendo que sus hombres los derrotaran con tan sólo un puñado de bajas — frunció el ceño —. No puedo creer que lo capturaran.
Ben encogió los hombros con un gesto indiferente.
- Bueno, una vez desaparecido Niall, Kyrian era el único general macedonio digno de dirigir un ejército; por eso los romanos fueron tras él con todo lo que tenían.
- ¿Qué le sucedió a Niall? — preguntó ____, intrigada por lo que los historiadores opinaban del tema.
Niall la miró furioso.
- Nadie lo sabe — le respondió Ben —. Es uno de los grandes misterios del mundo antiguo. Aquí tenemos a un general al que nadie puede derrotar en el campo de batalla y, de repente ¡puf! Desaparece sin dejar rastro — tamborileó con un dedo sobre la mesa de Selena —. La última vez que se le vio fue en la batalla de Conjara. En un brillante movimiento táctico, engañó a Livio, que perdió su, hasta entonces, inexpugnable posición. Fue una de las mayores derrotas en la historia del Imperio Romano.
- ¿Y a quién le importa? — se quejó Niall.
Ben ignoró la interrupción.
- Tras la batalla, se supone que Niall mandó decir a Escipión el Joven que le perseguiría, en venganza por la derrota que acababa de infligirle al ejército macedonio. Aterrorizado, Escipión abandonó su carrera militar en Macedonia y se marchó como voluntario a la Península Ibérica, para seguir luchando allí — el profesor agitó la cabeza —. Pero antes de que Niall pudiese llevar a cabo la amenaza, se desvaneció. Encontraron a toda su familia asesinada en su propio hogar. Y ahí es donde la cosa se pone interesante — miró entonces a Selena.
» Los escritos macedonios que han llegado hasta nuestros días, afirman que Livio lo hirió de muerte durante la batalla, y que en mitad de un increíble dolor, regresó cabalgando a casa para asesinar a su familia y evitar, de este modo, que su enemigo los tomara como esclavos.
» Los textos romanos aseguran que Escipión envió a varios de sus soldados, que atacaron a Niall en mitad de la noche. Supuestamente, lo mataron junto al resto de su familia, lo descuartizaron y ocultaron los pedazos de su cuerpo.
Niall resopló ante la idea.
- Escipión era un cobarde y un fanfarrón. Jamás se habría atrevido a atacarm...
- ¡Bueno! — exclamó ____, interrumpiendo a Niall antes de que se delatase —. Hace un tiempo espléndido, ¿verdad?
- Escipión no era ningún cobarde — le respondió Ben —. Nadie puede discutir sus éxitos en la Península Ibérica.
_____ vio como el odio se reflejaba en los ojos de Niall.
Pero Ben no pareció notarlo.
- Joven, el valor de ese anillo que lleva es incalculable. Me encantaría saber cómo puede conseguirse algo así. Y a ese respecto, mataría por saber qué le ocurrió a su dueño original.
_____ miró incómoda a Selena.
Niall hizo una mueca sarcástica a Ben.
- Niall de Macedonia desató la ira de los dioses y fue castigado por su arrogancia.
- Supongo que esa podría ser otra explicación — en ese momento, sonó la alarma de su reloj —. ¡Joder! Tengo que recoger a mi esposa.
Se puso en pie y le ofreció la mano a Niall.
- No nos han presentado adecuadamente. Soy Ben Lewis.
- Niall — le contestó, aceptando el saludo.
El doctor Lewis se rio. Hasta que se dio cuenta que Niall no bromeaba.
- ¿En serio? Había pensado que, bueno...
- Me pusieron el nombre de su general macedonio, se podría decir.
- Su padre debe haber sido como el mío. Dos amantes de todo lo griego.
- En realidad, en mi caso su lealtad iba para Esparta.
Ben se rio con más ganas. Echó una mirada rápida a Selena.
- ¿Por qué no lo traes a la próxima reunión del Sócrates? Me encantaría que los chicos lo conocieran. No es muy frecuente encontrar a alguien que conoce la historia griega tan profundamente como yo.
Dicho esto, volvió a dirigirse a Niall.
- Ha sido un placer. ¡Nos vemos! — le dijo a Selena.
- Bueno — comenzó a decir Selena una vez que Ben hubo desaparecido entre el gentío —, amigo mío, has logrado lo imposible. Acabas de dejar impresionado a uno de los investigadores de la Antigua Grecia más importantes de este país.
Niall no pareció impresionarse demasiado, pero _____ sí lo hizo.
- Lanie, ¿crees que es posible que Niall pueda trabajar como profesor en la facultad una vez acabemos con la maldición? Estaba pensando que pod...
- No, ______ — la interrumpió él.
- ¿ Que no qué? Vas a necesitar...
- No voy a quedarme aquí.
La mirada fría y vacía que tenía en aquel momento era la misma con la que la había mirado la noche en que lo convocaron. Y a ______ la partió en dos.
- ¿Qué quieres decir? — inquirió ella. El desvió la mirada. - Atenea me ha hecho una oferta para devolverme a casa. Una vez rompamos la maldición, me enviará de nuevo a Macedonia. _____ se esforzó por seguir respirando. - Entiendo — dijo, aunque se estaba muriendo por dentro —. Usarás mi cuerpo y después te irás. — Y siguió con un nudo en la garganta: — Al menos no tendré que pedir a Selena que me lleve a casa después. Niall retrocedió como si lo hubiese abofeteado. - ¿Qué quieres de mí, ______? ¿Por qué ibas a querer que me quedara aquí? Ella no conocía la respuesta. Lo único que sabía era que no quería que se marchara. Quería que se quedara. Pero no en contra de su voluntad. - Te voy a decir algo — le dijo. Comenzaba a enfadarse ante la idea de que él desapareciera —; no quiero que te quedes. De hecho, se me está ocurriendo una cosa, ¿ qué tal si te vas a casa de Selena por unos días? — y entonces miró a su amiga —, ¿te importaría?- Selena abría y cerraba la boca como un pez luchando por respirar. Niall alargó un brazo hacia _____. - _____... - No me toques — le advirtió apartando su propio brazo —. Me das asco. - ¡_____! —exclamó Selena—. No puedo creer que tú... - No importa — dijo Niall con voz fría y carente de emoción —. Al menos no me ha escupido a la cara con su último aliento. Lo había herido. _____ podía verlo en sus ojos; pero ella también se sentía muy herida. Terriblemente herida. - Hasta luego — le dijo a Selena y se marchó, dejando allí a Niall. Selena dejó escapar el aire lentamente mientras observaba a Niall, que contemplaba cómo _____ se alejaba de ellos. Su cuerpo estaba totalmente rígido y tenía un tic en la mandíbula. - Donde pone el ojo, pone la bala. Un golpe directo al corazón. Una herida en carne viva. Niall la dejó clavada con una mirada francamente hostil. - Dime, Oráculo. ¿Cuáles deberían haber sido mis palabras? Selena barajó sus cartas. - No lo sé — le contestó melancólicamente —. Imagino que no te habría ido tan mal si hubieses sido honesto. Niall se frotó los ojos y se sentó en la silla, frente a Selena. No había tenido intención de herir a _____. Y jamás podría olvidar esa mirada, mientras le escupía las horribles palabras: «No me toques. Me das asco.» Se esforzó por seguir respirando, aguantando la agonía. Las Parcas seguían burlándose de él. Debían tener un día aburrido en el Olimpo. - ¿Quieres que te lea las cartas? — le preguntó Selena, devolviéndolo al presente. - Claro, ¿por qué no? — contestó. No iba a decirle nada que no supiera ya. - ¿Qué quieres saber? - ¿Alguna vez...? — se detuvo antes de formular la misma pregunta que hiciera, siglos atrás, al Oráculo de Delfos— ¿...conseguiré romper la maldición? — preguntó en voz baja. Selena barajó las cartas, y sacó tres de ella. Abrió unos ojos como platos. Niall no necesitaba que las interpretara. Ya lo veía por sí mismo: una torre destrozada por un rayo, un corazón atravesado por tres espadas, y dos personas encadenadas y arrastradas por un demonio.
- - No pasa nada — le dijo a Selena —. Jamás he pensado que pudiese salir bien. - Eso no es lo que nos dicen las cartas — susurró —. Pero tienes toda una batalla por delante. Niall soltó una amarga carcajada. - Manejo bien las batallas — era el dolor que sentía en el corazón lo que iba a acabar con él.

El dios del sexo (Niall Horan y tu) HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora