Capítulo 3 | Evasiva.

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«Cuando más brillante es la luz, más sombría es la oscuridad

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«Cuando más brillante es la luz, más sombría es la oscuridad... Es imposible apreciar correctamente la luz sin conocer las tinieblas» —Jean Paul Sartre

PARTE I

Luego de lo sucedido con el duque, cada uno se escondió en sus actividades y los niños al igual que yo, en nuestros aposentos. No sabía qué harían, aunque de mi parte, me limité a escribir los sentimientos que me estaban rodeando. Esperaba que en cualquier momento, alguien se atreviera a tocar la puerta, dándome el recado de que el señor Hoffman me solicitaba en su despacho.

No obstante y para mi desilusión, fue un hecho bastante en vano cada segundo transcurrido. 

Ya que nadie había intervenido en mis actividades en toda la tarde, y Ayrton seguía siendo negligente en cuando a dejarse ver tanto como de interactuar conmigo. Me preguntaba cómo sabría el señor Hoffman si a caso estaba haciendo bien mi labor de instruir a los niños Murray.

Negué más de una vez y di un suspiro que representaba lo exhaustivo que se estaba volviendo aquel domingo por más paradójico que sonara. Debía borrar mis intenciones de ir a buscarlo a él y enfocarme en otros asuntos significativos.

Esos que sí requerían de mis servicios.

Cuando cayó el manto negro de la noche Y las estrellas espléndidas se dejaron ver por el ojo de la Luna, tocó la hora de la última comida.

— O —

Haber cenado esta vez con Edward —y la señora Norris—, fue un cambio drástico para mis nervios. Me sentía más relajada, y no tenía que ser un templo quejumbroso. Podía ser la verdadera Aria.

Aunque preferimos hablar lo justo y necesario con el joven, por la razón y miedo de no irritar a nuestra tercera compañera. Quizás, nuestro vínculo podía ser más que compañeros de trabajo.

Amigos.

Si es que el imponente Gardenfield seguiría siendo mi hogar luego del mes de prueba que aún me deparaba. Pero por sobretodo si mi anónimo empleador renovaba el acuerdo.

Al finalizar la cena, tomé una de las tantas velas que había y siendo escurridiza me adentre a la majestuosa biblioteca. Era el lugar que más había llamado mi atención cuando la descubrí. En tanto, seguramente había más habitaciones que estaban esperando para que les eche un ojo.

No fui sin un motivo a aquel sitio.

Necesitaba con fervor hundir mis pensamientos con la lectura o sino seria devorada por mis nervios. Caminé por sus respectivos pasillos, pasando por cada estante con lentitud y distinguiendo que varios libros fascinantes estaban allí. 

Tentación inefable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora