EPÍLOGO

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Siete años después...

River Phoenix de 25 años de edad arribó a su casa después de un agitado día. Suspiró antes de bajar de su vehículo y observó la hora. Eran las diez de la noche. Otro día más en el que llegaba tarde a casa. Se quitó sus gafas de sol, acomodó su traje y bajó.

Caminó hasta la puerta principal, colocó la llave en la cerradura y abrió. La casa estaba en penumbra. Todas las luces se encontraban apagadas, a excepción de una luz que provenía de la biblioteca. Sonrió y se dirigió hasta allí.

—¡Hola! ¡Ya llegué!—pronunció animado, mientras se asomaba por la puerta de la biblioteca que permanecía abierta.

Una voz lo saludó animadamente.

—¡Vaya! ... tarde otra vez Phoenix— respondió la voz con una sonrisa, al tiempo que acomodaba sus gafas de lectura.

River se acercó hasta el escritorio y pronunció en un susurro.

—¡Yo también te amo, Brandis!— dijo antes de depositar un cálido beso en sus labios.

Jonathan correspondió el beso.

—¿Qué haces a esta hora despierto?—preguntó River extrañado mientras observaba al chico de ojos azules tipear en su ordenador muy concentrado.

—Terminando un guión—respondió sin más—Ya sabes que soy demasiado perfeccionista y estoy concluyendo los últimos detalles.

—¿Es el guión de la película que me hablaste?—cuestionó el rubio.

—No, no. Éste es otro—dijo Brandis con una sonrisa—Es de una nueva película que tengo pensado producir.

River sonrió con orgullo. Jonathan Brandis se había titulado de director de cine. Un joven prodigio de la industria, pues por sus altas calificaciones, estaba en el cuadro de honor de la Universidad. Era un director respetado y el trabajo le caía del cielo. Se acercó hasta él y lo abrazó por la espalda.

—¿Crees que demorarás mucho?—preguntó besando su hombro y luego su cuello.

Jonathan se estremeció ante el contacto.

—No...me falta muy poco—respondió.

—En ese caso...te espero arriba—respondió Phoenix con una sonrisa seductora.

Brandis correspondió la sonrisa. Realmente lo amaba.

—Por cierto—dijo el chico haciendo que River se detuviera unos instantes—¿Qué tal te fue a ti? ¿Cómo estuvo el caso?

River suspiró hastiado.

—Complicado la verdad...—afirmó—Pero por fortuna, las pruebas que presentamos eran irrefutables. Tanto así que la jueza dio el veredicto y mi cliente quedó sobreseído de toda culpa y cargo—finalizó acomodando su traje en señal de orgullo.

Jonathan se levantó de su asiento y lo abrazó. River se había titulado de abogado. Por supuesto que recibirse le había costado mucho pues llevaba en sus hombros la estigmatización de sus padres, pero nunca se rindió. Luchó por cumplir su meta y finalmente lo logró. Ahora era un abogado de renombre y todos querían ser defendidos por él.

—¡Te felicito Riv! ¡Ese es mi chico!

Phoenix correspondió el abrazo y se acercó al oído de Jonathan.

—Aunque hay un caso que aún no puedo ganar...—agregó con voz seductora.

Brandis se separó un poco del abrazo y lo miró extrañado.

—¿Y cuál es ese caso?

—El caso de que no puedo dejar de amarte—finalizó River besándolo—¡Me declaro culpable de todos los cargos!

Doble vida (BrandisxPhoenix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora