🎃 Especial: Halloween 🎃

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31 de octubre, 10 a.m

Era un día muy esperado por todo el mundo. El día en que se realizaba la celebración de Halloween. Las calles estaban decoradas para el espanto y las luces estaban más brillantes que nunca creando un clima tétrico digno de la festividad.

Jonathan, actualmente de 25 años de edad, estaba decorando su casa. Ese mismo día, por la noche, realizarían "La fiesta de Halloween" y sus amigos vendrían a visitarlos. La única condición era asistir disfrazados. Como eran adultos, no podían salir a pedir dulces por las calles, pero sí podían festejar de la mejor manera posible.

Mientras el castaño colocaba unas telas de araña artificiales y unas arañas de caucho en la escalera, observó como su esposo descendía de las mismas, con el cabello mojado, el pecho desnudo y una toalla cubriendo sus partes íntimas. Era evidente que salía de ducharse. Jonathan lo miró fijamente.

—¡Buenos días, cielo! — saludó River encantador—¿Te gusta lo que ves? — dijo, provocándolo

Brandis rió.

—¡Buenos días, Riv!— respondió con una sonrisa— Sabes que sí, cariño— agregó, en tanto se acercaba a depositar un beso en su mejilla. River, con celeridad, volteó su rostro para que el chico lo besara en los labios.

—¡Lo siento, cielo!— expresó el rubio— Pero estoy acostumbrado a que me beses en los labios— siguió— No puedo evitarlo.

—No te preocupes— respondió Jonathan riendo— De todas maneras, me encanta besarte.

River se acercó, sugerente.

—Sabes...— comenzó— Si no te hubieras empeñado en decorar la casa tan temprano...— continuó— Te habría invitado gustosamente a que te ducharas conmigo.

Jonathan rodó los ojos, sonriendo.

—Y bien sabes que habría aceptado...— afirmó el chico— Pero tengo muchas cosas que hacer antes de la fiesta y la decoración debe estar terminada.

Phoenix lo besó.

—Lo sé, cielo y te comprendo— asintió, en tanto secaba sus cabellos con una toalla— ¡Es un día muy agotador!

—¡Gracias por darme la razón, cariño! — finalizó Brandis, mientras se disponía a seguir decorando, cuando notó como el rubio lo atraía hacia su pecho.

—De todas maneras, cielo...— comentó— ¡Me debes una ducha! — siguió— ¡Y voy a cobrármela!— finalizó subiendo las escaleras con una sonrisa seductora, en tanto un enmudecido Jonathan lo observaba partir.

La mañana pasó y el atardecer, comenzó a asomarse. Jonathan, con el delantal de cocina puesto, estaba dándole los últimos retoques a la cena antes de subir a ducharse y disfrazarse, cuando River que hasta entonces estaba en el jardín de la casa encargándose de la huerta, apareció en la cocina.

—Cielo...— dijo, dulce— ¿Te falta mucho? ¿Quieres que te ayude?

Jonathan se secó las manos con un repasador.

—No, cariño. Tranquilo— respondió— Solo estaba aplicando una capa extra de merengue a la torta— siguió— La cena ya está casi preparada. Me quedan solo unos detalles.

Doble vida (BrandisxPhoenix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora