CAPÍTULO XVII

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A la mañana siguiente, un nuevo día comenzaba y con él, un nuevo día de escuela. River se alistó como todos los días y caminó hacia allí. Mientras lo hacía, miles de pensamientos rodaban por su mente. Estaba confuso. No comprendía a que se refería Martha cuando mencionó la frase "Espero que cuando algún día sea yo ". Quizá, con el tiempo, encontraría la respuesta.

Sin embargo, en su mente primaba el recuerdo de aquella noche a orillas del río. Cada instante estaba guardado en su memoria. Desde la sonrisa dulce de Martha hasta los besos compartidos. Una noche mágica e inolvidable, pensaba. Tan abstraído estaba pensando en su cita que no notó cuando llegó a destino. Sonrió. Martha podía hacerlo olvidar de cualquier cosa. Se dirigió directamente al campo deportivo. Era un día decisivo. Este partido era su entrenamiento antes de la final del campeonato. Habían llegado a semifinales y deseaban ganar el torneo.

Al llegar al campo, pudo notar al entrenador Lee dándole indicaciones a sus compañeros. Sonrió al ver a Martha tan concentrada escuchando y le guiñó el ojo seductor. La chica sonrió y se ruborizó. Definitivamente, algo había cambiado entre ellos. En el momento indicado le pediría que fuera su novia.

—Llegas tarde Phoenix—mencionó el entrenador, observándolo con reproche.

—Lo siento, es que me quedé dormido. Tuve una noche muy larga...—agregó observando cómplice a Martha. Ésta sonrió, dulce.

Deep no pasó desapercibida la mirada que Phoenix le dirigió a la chica Brandis ¿Acaso se había acostado con ella? ¿Qué había sucedido entre ellos la noche anterior? No pudo resistir la idea de avergonzar al rubio.

—¿Qué pasa Phoenix? ¿Por fin te metiste entre las pantaletas de la princesa? Cuéntanos...¿De que color eran?

Todos los presentes gritaron al unísono. River se encolerizó. Estaba a punto de golpearlo, cuando notó como Martha se le adelantaba. Se paró delante de Deep con los brazos cruzados y las piernas abiertas. Una pose poco femenina, pero sumamente atrayente para el rubio. Deep la miró socarrón.

—¿Qué sucede princesa? ¿Vas a pegarme? Uyyy ¡Que miedo!

Martha sonrió enfrentándolo.

—¡Eres un maldito idiota Deep y solo tú te mereces esto!

En ese instante, la chica levantó una de sus piernas y le pegó una buena patada a Deep en sus partes íntimas.

—¡Maldita perra! ¡Mis gemelos!—susurró Deep antes de caer al suelo dolorido.

River dejó escapar una carcajada ¡Que fuerte era esa mujer! Cada día la amaba más. Amaba su forma de ser y de actuar. Martha Brandis era el sueño de cualquier hombre: tímida, pero a la vez tenaz. Todos los chicos vitorearon la hazaña de Brandis. Feldman se acercó a la chica.

—¡Vaya! Si no fueras mujer te diría que tienes unas pelotas enormes, Brandis.

Martha sonrió y agradeció el cumplido. Si él supiera...pensó.

Por supuesto que se llevó una buena reprimenda por parte del entrenador "Que así no se comportaba una señorita", "Que debía ser más femenina" y otras frases más. De igual forma, Deep no la sacó barata. Él también se llevó una buena reprimenda por "alterar el orden del juego y provocar a un jugador contrario". Dicho esto y recuperado Deep de su "casi pérdida", el entrenador dio inicio al partido. Una vez más, el equipo de Martha había salido victorioso. Lo memorable de este juego es que al convertir Martha el gol que le daría la victoria al equipo azul, River se acercó y le dio un pequeño beso delante de todos. Martha correspondió el contacto y con sus mejillas teñidas de rojo, continuó jugando los últimos minutos del partido. Los chicos presentes estaban anonadados, pero luego, vitorearon al rubio. Confirmaron con ese beso público que la relación entre Martha y River estaba tomando otra dimensión. Algo había cambiado entre ellos. Lo notaban por como se miraban. Definitivamente, eso era amor. Al terminar el encuentro, todos comenzaron a despedirse hasta el próximo día. Si seguían así, tenían el campeonato asegurado.

Doble vida (BrandisxPhoenix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora