Indirectas

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Sonia adoraba los animes japoneses antiguos, eso no era secreto para nadie. Casi siempre que alguno de sus compañeros hablaba con ella salía a resurgir ese tema de conversación donde muy pocos podían seguirla, a veces Nanami o Mikan reconocían alguno de estos animes, hasta el mismísimo Souda tuvo su conversación tranquila y decente sobre ese anime de amor juvenil veraniego. Sin embargo, había algo que no sabían.

Sonia podía llegar a tratar a la vida misma como un anime de esos.

Durante muchos días lo vio, esas sonrisas amistosas y gestos amigables entre Komaeda y Hinata. No era algo muy destacable, casi todos se pasaban el brazo por los hombros o apoyaban sus manos en las espaldas de sus compañeros, pero hubo algo en esos dos que llamó la atención de la joven princesa.

Todaa las mañanas, antes de ir a la reunión matinal de Monomi (su profesora conejita que les salvó de un espeluznante oso maligno, según Gundham) desayunaban en el hotel, y todas las mañanas venían igual. Juntos, sonriendo de oreja a oreja y con una mirada extraña en sus ojos, sobre todo Komaeda. Sabía que había algo oculto que debía descubrir, como en ese drama donde la protagonista se estaba enamorando del hermano mayor de su mejor amigo, por eso decidió tomar cartas en el asunto.

Muchas veces, en sus tardes libres, Sonia invitaba a Komaeda al restaurante a tomar algo de té mientras disfrutaban de una buena lectura. Al albino le fascinaban los libros, eran como un refugio de su "singular" vida y fuente de conocimientos para las actuaciones ajenas. Como socializar, cómo ser amigable, como empezar una charla...

Eso le sorprendió, que uno de sus amigos básicamente usara los libros como guías de vida, pero ya pensaría eso en otro momento.

Fue discreta, hablando sobre el interés amoroso de los protagonistas del libro de la semana, un romance entre dos personas de clases sociales diferentes. Dejó que Komaeda se sumergida en la trama de ese factor para empezar a indagar en la llaga. Los sentimientos bonitos que el protagonista sintió, la calidez con la que su pecho latía al estar al lado de su persona amada, el como pasaba rápido el tiempo al hablar con él o, simplemente, pensando en sus ojos verde oliva o piel bronceada canela...

La princesa sonrió internamente al saber que tenía razón, uno de sus compañeros estaba viviendo un shojo romántico de primera, lo supo al ver el rosa crema en las mejillas pálidas del chico.

Tocaba la parte número 2, hacer que Komaeda tomara la iniciativa.

-No creo que sea buena idea, ¿y si Hinata-kun se incomoda?

-No te preocupes Komaeda-san, en mi reino tenemos clases específicas en la preparatoria para estos casos- la princesa bebió con elegancia su taza de té, sonriendo cuando el albino apretó inconscientemente su libro contra sus manos-. Bueno, como aquí no disponemos de bares abiertos veinticuatro horas, pasaremos a la opción B.

-¿Bares?

-Muy bien, empecemos- dio una pequeña palmada antes de seguir, viendo al curioso albino observandola al detalle-. Lo primero que debes hacer es ampliar vuestros límites de amistad. Empieza a formar tactos más íntimos poco a poco, como agarraros de las manos, abrazos, menos distanciamiento...

-No creo que alguien quiera abrazar a una basura como yo.

-Por favor, no te desprecies de esa manera. La única forma de ver si funciona o no es intentándolo, ¿verdad? Pues a intentarlo.

El albino asintió, encogiendose de hombros. Supuso que sería normal ese tipo de consejos.

Por desgracia, Sonia sabía que no tendrían el tiempo suficiente para que eso llegara a pasar, estaban a tan solo 5 días de acabar con esta excursión y volver a casa, por eso tuvo que tomar medidas para evitarlo.

Hopeful 「Komahina」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora