Cuando Hinata era pequeño, adoraba hacer guerras de almohadas con los amigos que invitaba a dormir a casa, o hacer guerras de bolas de nieve con los niños del pueblo de sus abuelos en invierno, o con las sábanas de su cama construir fuertes para sus pijamadas con sus primos. Hinata hacía las cosas típicas que hacía un niño de su edad. Decorar el árbol de Navidad, intentar aguantar el mayor tiempo posible bajo el agua en la bañera, tirarse en trineo por las laderas aunque no hubiese nieve, quedarse hasta tarde (a escondidas) viendo películas de miedo... Vivir su infancia, básicamente, como todo el mundo.
O al menos eso pensaba el castaño hasta que conoció a Komaeda.
A lo largo de los meses de conocerse se dio cuenta de la nula infancia que tuvo. Nunca tuvo pijamadas, ni participó en guerras de bolas de nieve o jugó hasta el anochecer porque no tenía amigos con los que hacerlo. Nunca ayudó a decorar un árbol de Navidad porque sus padres se fueron del mundo demasiado temprano, y porque Santa Claus nunca venía.
Le daba miedo las películas de miedo realistas que ponía la televisión por la madrugada, tenía miedo de ahogarse si intentaba aguantar la respiración, tenía miedo de hacer fuertes de almohadas por si se quedaba enterrado bajo ellas y no hubiera nadie para ayudarlo.
No iba a las piscinas por miedo a su suerte, no iba a fiestas por falta de amistades, no disfrutó su niñez, y eso entristeció bastante a Hinata. Gran parte de sus recuerdos más felices es sobre esa época, cuando se supone que tu única prioridad es la diversión, pero a Komaeda le arrebataron ese pasado. Ni siquiera sabía chocar los cinco porque nadie quiso hacerlo con él.
Comentó sobre eso un día en el desayuno cuando estaba hablando con Souda y Kuzuryuu, pero los oídos de los chicos le escucharon. Sonia se quedó perpleja cuando escuchó que Nagito nunca tuvo fiestas de cumpleaños, Mahiru jadeó tristemente cuando la imagen de un Komaeda de primaria perdiéndose una excursión escolar por culpa de chequeos médicos en el hospital se formó en su mente, hasta Gundham suspiró con un deje de melancolía al escuchar la historia de navidades seguidas comiendo medias galletas en soledad por parte del albino.
Todos hicieron sus actividades infantiles, desde disfrazarse con trastos viejos de casa hasta mezclar bebidas sin ton ni son a ver qué sucedía, pero, ¿y Komaeda? No pudieron evitar pensar en los significados que eso traía.
Fue por eso que Fuyuhiko dio la idea de formar una fiesta de pijamas grupal, siendo Nagito Komaeda el invitado de honor.
Si bien aún estaban frescas las heridas de la simulación de hace poco más de un año, también lo estaban los deseos de un futuro mejor entre todos, dando todos su pequeño empujón para perdonarse y ser unidos. Poco a poco lo lograban, al menos sentían a Komaeda como uno más del grupo.
Y fue así que el yakuza formó la misión "infantilizarlos".
Hinata, Tanaka y Pekoyama se encargaban de arreglar el hotel y limpiarlo. Koizumi, Saionji, Souda y Sonia de recoger las mantas y almohadas para la fiesta. Hanamura y Mitarai de la comida y picoteo, y el resto del grupo de otros elementos que necesitarían, desde juegos de mesa y peluches hasta botiquines de emergencia por si acaso. Y luego estaban Impostor y Fuyuhiko, que fueron los encargados de distraer a Komaeda ese día.
Y fue así como un grupo de chicos de más de 20 años prepararon una "noche de pijamas infantil".
Sobra decir que fue muy extraño para Komaeda que, al volver a su cabaña luego de una buena bronca de Twogami por no alimentarse adecuadamente, se encontrase a Hinata leyendo en su cama con su pijama al lado, mencionándole que se lo pusiera en el baño (recalcando esa última parte, después de recordar cierta charla en el programa). Pero, ¿cómo no iba a hacerlo si se lo dijo Hinata?
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Hopeful 「Komahina」
De TodoNagito Komaeda era una persona compleja de comprender, un alma que intentaba seguir resplandeciendo en medio de tantas experiencias oscuras y desesperantes, buscando esa pequeña y brillante esperanza para tener motivos para vivir. Sin embargo, el de...