Capítulo 21

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Hábilmente dirigió ambas manos a su cinturón para desabrocharlo rápidamente y así consumar aquel acto en su oficina.

Justo cuando logró deshacerse de sus pantalones,escuchó como alguien abría la puerta sacándolos a ambos por completo de sus cavilaciones.

Completamente pasmado se quedó al ver a su pobre madre de pie debajo del marco de la puerta,con los ojos totalmente abiertos en una mueca desorbitante,en su boca se formó una "o" como señal de sorpresa,en el piso se encontraba una bolsa de papel y un vaso de cartón con el café ya derramado en todo el piso.

" Mamá..."-- fue lo único que pudo pronunciar antes de volver acomodarse sus pantalones e ir en busca de su camisa.

La pobre Blanca se encontraba en un estado de shock evidente,encontrar a su hijo en una situación poco descente era algo que nunca pensó que vería.

Necesitaba aire y algo de agua,pero luego envío todo eso por la basura,lo que más le preocupaba era su esposo. En cualquier momento podría llegar y si también presenciaba aquello oh cielos,temía de lo que fuera a pasar.

Bárbara reía divertida ante esa situación,le pareció aún más erótico que los hubieran descubierto a nada de hacer el amor,pero también estaba furiosa de que no pudieron completar tal acto.

A medio vestir Fernando se acercó a su madre quien no salía del trance en el que se encontraba,temía que sufriera algún desmayo o algo parecido.

" Mamá,puedo explicarlo"-- iba directo a tomarla por los hombros pero Blanca retrocedió un par de pasos.

" No te atrevas a tocarme,como fuiste capaz de hacer semejantes desfiguros y en la oficina de tu padre" dijo mientras soltaba el aire que no sabía que estaba reteniendo en sus pulmones.

Se le formó un nudo en la garganta,había decepcionado a su pobre madre quien estaba aún recuperándose de lo que había visto.

" Ve arreglar el desastre que tienes sobre el escritorio,limpia un poco esta oficina. Ve a ver si puedes arreglar un poco tu imagen pero hazlo deprisa porque tú padre no tardará en subir"-- dijo a duras penas.

Acaso había escuchado bien,su padre estaba en la oficina. Oh cielos si descubría o tan solo si se imaginaba de lo que estaba a punto de ocurrir en su pulcra oficina,no sabía las consecuencias que le traería a su salud.

" A qué vino...?"-- preguntó balbuceando.

" Que te lo explique el Fernando, por lo pronto apresúrate hacer lo que te dije"-- ahora su expresión era de furia.

Blanca veía como aquella mujer comenzaba a vestirse de nuevo, para después de un par de minutos ella misma comenzó arreglar el desastre del escritorio y el resto de la oficina.

Prácticamente corriendo fue al baño a lavarse las manos,asearse la cara. Terminada su limpieza fue en busca de una camisa limpia y totalmente planchada que tenía guardada en un pequeño closet que había en el baño. Hizo todo a velocidad pero aún debía solucionar un problema,con sus pantalones y era que aún podía sentir el bulto entre sus piernas duro y palpitante. Lo intento prácticamente todo pero nada funciono.

Con vergüenza decidió salir del baño para encontrarse con una oficina totalmente pulcra y limpia y al personal de mantenimiento limpiando el desastre del café.

Rápidamente y sin llamar la atención de ninguno fue directo a sentarse detrás de su escritorio para almenos disimular el problema que tenía en sus pantalones. Su madre esperaba a que los amables hombres se retiraran para cruzar unas cuantas palabras con la secretaria.

Finalmente cuando eso ocurrió,lo que pudo escuchar fueron únicamente dos palabras.

" Estás despedida"-- dijo furiosa.

La Paciente Desconocida ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora