Capítulo 11

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--- Qué tal me veo Sara...?"--- añadió Lu, nerviosa, le había pedido a su enfermera que la arreglará para cuando su doctor llegara a visitarla.

---"Estás perfecta Lu, ya quisiera tener esos ojos, y esa hermosa cabellera castaña que tienes"-- le dijo Sara mientras la terminaba de arreglar.

Lu le había pedido a Sara que la peinara de una manera diferente a como estaba, Sara peino su cabello en forma de una coleta alta con algunos mechones de cabello suelto.

Lu tomó el pequeño espejo que tenía Sara en la cosmetiquera, definitivamente le gustó el cambio, solo había un pequeño detalle que aún no le terminaba de gustar, el parche que aún cubría parte de su cabeza.

----" Gracias por el cambio Sara"-- le dijo mientras se levantaba de la silla para ir abrazar a su enfermera.

---" De nada Lu, y bueno te dejo porque debo ir hacer mi ronda respectiva"-- Sara comenzó a recoger todo lo que había utilizado para guardarlo de nuevo en la cosmetiquera.

Se despidió de ella dándole un beso y un abrazo.

Nerviosa y expectante se sentó en la camilla dónde habitualmente dormía,faltaban minutos nada más para que su doctor llegara.

Tomó la jarra de agua de cristal que estaba sobre la mesita de noche donde había un enorme ramo de rosas rojas, un regalo de su doctor. Sirvió algo del contenido en un vaso de cristal luego lo bebió de golpe.

Ya había demorado tanto en llegar, triste y frustrada termino de acomodarse en la cama para luego quedarse profundamente dormida.

El regreso de Fernando al hospital había sido un poco tardío de lo que el pensó, la junta con los socios españoles había demorado, sabía algo por su padre de aquel contrato pero no lo suficiente por suerte tenía a Rafael el vicepresidente a su lado quien lo asesoro de tal manera que para ambas partes fue muy beneficioso el contrato. Fue directo a su consultorio a quitarse la molesta chaqueta junto con la corbata, para luego colocarse la bata blanca, tomó la pequeña bolsa de papel dentro de su portafolios que contenía lo que le había prometido que le llevaría a su paciente, aquella bolsa contenía todos los chicles de todos los sabores y colores que había conseguido en la confitería.

Caminó por los solitarios pasillos de aquel hospital hacia la habitación dónde le habían comunicado estaba su paciente, la habitación 380. Por fin había llegado, tocó suavemente la puerta esperando a que le diera la orden de pasar pero no sucedió.

Temeroso giró el pomo de la puerta, la luz tenue de la habitación aun estaba prendida, en el gran ventanal de cristal se reflejaba la luz brillante de la luna, junto con un par de estrellas titilando alrededor. Cauteloso entró a la habitación luego cerró la puerta, la vio profundamente dormida, se veía divina , tierna , dulce.

Lentamente se acercó al borde de la camilla, para poder contemplarla con mucho más comodidad, sinceramente le gustaba verla dormir aunque le hubiera gustado mucho más verla despierta.

Acomodó un mechón rebelde de su cabello que se había salido de su lugar, para luego acariciar su rostro con ternura y dirigirse despacio y sigilosamente de nuevo hacia la salida de la habitación.

Para su mala suerte tropezó con una silla que se encontraba justamente por dónde el iba pasando, aquello provocó un ruido estruendoso que hizo que la bella durmiente despertaba del letargo en el que había caído.

Lu se frotó los ojos para terminar de despertarse por completo, lo primero que vio fue a su doctor volviendo la silla a su lugar mientras la veía sumamente apenado por haberla despertado.

----" Fer? Eres tú?"--- le dijo mientras intentaba levantarse de la camilla.

---" Hola Lu, lamento haberte despertado"--- añadió mientras iba a su encuentro.

La Paciente Desconocida ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora