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                         𝗔𝗰𝘁𝘂𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱

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                         𝗔𝗰𝘁𝘂𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱

Las personas me gritaban conforme avanzaba por la calle, él doblo en una esquina y lo perdí entre una multitud de gente, sentí a alguien sujetar mi brazo y jalarme con fuerza, cerré los ojos por un reflejo. Un ligero olor a colonia me invadió, ¿era menta?, no supe distinguirlo, pero era agradable, el calor que emanaba su cuerpo era cómodo y reconfortante en cierto punto me gustaba, abrí los ojos, estaba siendo abrazada por alguien, eleve el rostro para verlo, era Gojo-sensei. Las facciones de su rostro eran duras, se notaba la manera en la que apretaba su mandíbula y pequeñas venas se marcaban en su cuerpo, bajo el rostro para observarme y por una fracción de segundo me sentí indefensa, pero esa magia se acabó cuando gruñó y me arrastro nuevamente al auto, sin consideración alguna.

Llegamos al auto más rápido de lo que esperaba, estaba estacionado junto a una lavandería, abrió la puerta trasera y me arrojo dentro del auto sin cuidado, luego entro él y cerro la puerta dejándonos a ambos en el asiento trasero, mi primera reacción fue huir, pero el bloqueo las puertas dejándome sin salida. Me cruce de brazos tratando de recuperar algo de dignidad, evadiendo su mirada tan penetrante, ¿cómo podía sentirse así teniendo esas vendas?; de pronto, pude sentir su respiración en mi oreja, yo mantenía la vista al frente, evadiéndolo por completo, debía pensar en cualquier excusa para salvarme de este interrogatorio, nadie podía saber sobre Hitoshi.

-Fushiguro Tara -susurro suavemente, causándome escalofríos- ¿Me escondes algo?

Voltee rápidamente, su rostro estaba tan cerca del mío, su nariz y la mía rozaban, nuestras respiraciones se unían y el sonrojo en mi crecía, pese a que esto no era lo que quería, usaría la calentura de mi maestro a mi favor, acorte la distancia entre nosotros esperando a que me rechazara, pero no paso. Puso una mano en mi cintura y la otra en mi nuca acercándome más a él. Era mi primer beso, inexperto de mi parte, me sentía temblorosa y muy incómoda, cerré los ojos y, trate de relajarme, pero eso me hacía sentir peor, se separó ligeramente de mi, al parecer había funcionado, este hombre era un idiota mas.

-Relájate Tara, solo déjate llevar, confía en mi

No me dio tiempo a responder, sus labios estaban pegados a los míos nuevamente, esta vez tomando el control por completo, moviéndolos lentamente, como si estuviera enseñándome a hacerlo, su mano daba leves caricias a mi cintura mientras me erizaba la piel, poco a poco me acostumbre a su ritmo, causando aún más adrenalina en mi cuerpo, solo un poco mas, luego lo dejaría de lado, todo sea por mi secreto. Sentí su lengua entrar a mi boca, no sabía bien que hacer, solo acerque la mía y el comenzó a rozarla, causando espasmos en mí, era una experiencia fascinante, volvimos a separarnos para tomar aire, aun nos unía un pequeño hilo de saliva, pero poco importo, las respiraciones agitadas y el palpitar de mi cuerpo era lo único que se podía oír en el lugar.

Esta vez fui yo la que volvió a iniciar el beso, tomo mis muslos y me sentó sobre su abdomen, estaba se-mi recostado en el asiento trasero y aunque era un lugar estrecho, eso no nos detuvo en lo absoluto. Podía sentir sus manos recorrer mis muslos por completo, dando leves apretones cada cierto tiempo, como si eso fuera a hacer que no olvidara la sensación. Despegue mis labios de los suyos y me senté casi por completo sobre él, sus labios hinchados y sus mejillas rojas se veían sumamente excitantes, con una mano mantenía un agarre firme en mi cintura, evitando que me levantara, y con la otra, rozaba levemente mis costillas y pecho cada cierto tiempo, pasaba los dedos por los botones de mi camisa y luego volvía a mis muslos.

-Quítate -ordeno de forma demandante señalando los botones de mi camisa- Ahora

Realmente iba a negarme, pero la forma en la que dijo "ahora", casi ahogando un gemino y apretando los dedos solo me fascino, siempre me gusto tener el control y la idea de tenerlo suplicante ante mi era tentadora, me estaba metiendo en tantos problemas, acerque mis manos a mi camisa más lento de lo que debería y poco a poco fui desabrochando los botones, mientras era fijamente observaba por ese hombre el cual parecía estar muy centrado en eso.

Cuando llegue al botón final él aparto mis manos, juntándolas detrás de mi espalda y sujetándolas con la mano que tenía en mi cintura, con su dedo índice bordeo mis pechos con suma lentitud hasta llegar a los tirantes, bajándolos lentamente. Tenía que parar ya, pero no podía, no quería, solo podía verlo ahí, descubriéndome por completo, bajando mi sostén y liberando mis pechos, sentía vergüenza, pero la forma en la que me miraba me gustaba. Tomo uno con su mano y usando el dedo pulgar rozo mi pezón levemente, eso me estremeció, apreté los labios por instinto, luego repitió su acción, apretando con más fuerza su dedo en mi piel, masajeándolo lentamente, solo lo hacía con un pecho y eso me torturaba, necesitaba que usara ambas manos, que me tocara con ambas manos.

Iba a pedirle que siguiera, que me tocara aún más yo también quería tocarlo, pero el sonido de mi teléfono sonando me trajo a la realidad, me separe bruscamente de el y aleje sus manos de mi cuerpo sorprendiéndolo, le di la espalda y me puse la camisa tan rápido como pude, el nerviosismo se había apoderado de mí me estaba dejando excesivamente, tome mi teléfono y mire la pantalla "Maki".

-¡Hey chica! -respondí rápidamente, tratando de disimular- ¿pasa algo, están bien?

Escuche el auto encenderse, voltee a verlo y ya estaba en el asiento del conductor tan tranquilo como siempre como si no me hubiera ordenado desnudarme hace poco tiempo, trate de peinarme un poco, había olvidado que mi peluca ya no estaba y mi cabello natural era un desastre, mientras Maki me regañaba por teléfono.

-Es tarde Tara, debías llegar hace  media hora, date prisa -la voz de mi amiga sonaba preocupada- hay algo que debo decirte cuando llegues, y es urgente

Maki no solía actuar así de preocupada, colgó el teléfono y yo me quede pensativa, ¿pasará algo grave?, suspire y acomode mis cosas, aún evitaba ver a Gojo-sensei a la cara luego de ese, incómodo momento, pero admito, que me había gustado ya sabia como podría distraerlo si hacia muchas preguntas. Abrí mi bolso y tome mi cepillo del cabello, trate de acomodarlo lo mas posible, mi cabello era un poco mas corto que el de la peluca pero no me veía tan mal. Compraría otra peluca cuando pudiera, por ahora asistiría a la escuela así, volví a revisar mi teléfono, solo tenia un mensaje, del numero desconocido.

-Reunión del clan Zennin

Yo nunca era invitada a ninguna reunión del clan, pese a pertenecer a el no era bienvenida, por el simple hecho de ser hija de Zennin Toji, el traidor, honestamente mi padre no era un traidor, simplemente quiso tener una vida tranquila junto a mi  madre, pero claro que el honorable clan Zennin no permitiría algo así, mataron a mami y me obligaron a vivir oculta toda mi vida.

Mi hermano tampoco deseaba relacionarse con ellos, pese a que lo que le había pasado a mama no le importaba, decía que eran malas personas y ya, cuando papi murió realmente creí que deberíamos volver con ellos, ahora agradezco que eso no sucediera. Mi abuela murió hace unos años, ella era la única que nos trataba bien, pero ahora sin ella nada era lo mismo.

De seguro en esta reunión elegirían al nuevo líder, después de todo el abuelo ya estaba muy enfermo y no faltaba casi nada para que muriera, mis tíos de seguro están ansiosos por saber quien sera el jefe ahora, dudo que les importe ni un poco la salud del abuelo. Pense en avisarle a Megumi, pero no le interesaría, de hecho se que jamas le va a interesar nada de esto.

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