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𝐂𝐚𝐫𝐚𝐣𝐨, 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐞𝐬 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞




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Vi a Itadori llegar cabizbajo y confundido, estaba algo extraño, Sukuna estaba demasiado tranquilo, eleve la mirada y me dispuse a observar las nubes por algunos minutos, incluso el clima estaba tranquilo, eso me aterraba. Mi teléfono vibro, inconscientemente metí mi mano en mi bolsillo y lo saqué.

—No llegues tarde

Suspire con cansancio, no quería responder, estaría en problemas por no encargarme de Tara de manera inmediata, las clases con Gojo se habían suspendido, puesto que el idiota estaba desaparecido y ni los de su clan sabían algo de él; eso me daba tiempo de visitar a Nanami, me encamine a la salida, había una motocicleta oculta que solía usar para salir sin ser rastreado.

El viaje era largo, tardaría mínimo dos horas en llegar, pero valdría la pena, ¿verdad?, no lleve nada conmigo y deje mi teléfono entre unos arbustos, no tenía intenciones de ser molestado. En el trayecto repasé con calma el plan, pasos sencillos, actos veloces.

•Secuestrar a Nanami.

Eso era vital, Tara era muy unida a él y sería una forma de doblegarla lo suficiente cómo para poder controlarla, no iba a matarlo, pero el también poseía información sobre el clan Zenin y sobre Klass.

•Atraer a Tara hasta el punto N

El punto N era Nanami, debía hacer que ella llegara a "salvarlo", era simple, confiaba plenamente en que funcionaría, así ella me diría todo lo que yo quisiera saber.

•Romper el sello.

Esta parte era vital para la resurrección de Klass, solo un descendiente podía hacerlo y esa era la maldita de Tara, solo esos tres pasos serían suficientes para la resurrección completa de aquella diosa. La carretera estaba casi vacía, eso era excelente, llegaría aún más rápido, estaba ansioso por iniciar mi conversación con el rubio.

Tras una hora y media de viaje, llegue a la cabaña del bosque, estaba apartada del resto, rodeada de árboles frondosos que cubrían a la perfección el lugar; deje la moto unos metros al oeste y me encamine a la casa, saque mi teléfono desechable y lo prendí, entre al chat de Tara y le envíe la ubicación. Metí la llave en el cerrojo y di dos vueltas antes de escuchar que se abría, la empuje, causo un rechinido asqueroso.

El sitio era limpio, ordenado, yo no pasaría tiempo en un basurero, pero olía a humedad y hojas secas, subí las escaleras hasta la habitación de nuestro invitado principal. Abrí la puerta de la habitación y lo vi sentado en la cama, estaba mirando fijamente el piso y cuando me escucho elevo la mirada para poder verme a mí.

—¡Nanami! – sonreí con amabilidad, no era un maldito descortés– ¿ya desayunaste?.

Acerque una silla hasta frente a su cama, me senté y espere su respuesta, quería molestarlo un rato.

—No –tan tajante cómo siempre – ¿en dónde esta Tara?

—Mi hermanita esta... bueno realmente no lo sé, pero ella vendrá –volví a ver mi teléfono, no leía mi mensaje– de seguro está ocupada pero no tardará.

—Megumi – otra vez trataría de hablarme– todavía puedes parar esto, sabe que si Klass despierta todo sé ira al infierno, ni el mismo Sukuna podrá pararla.

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