Capítulo 23

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Narrador Omnisciente.

Antes de meter su mano, detalló mentalmente la posición de aquel desorden para volver a dejar las cosas tal y como las encontró en el caso de que la bailarina sospechase algo. Camila suspiró y miró a ambos lados de la habitación antes de rebuscar dentro del casillero. Se topó con una botella de ocho onzas de licor añejado, una camiseta de algodón sin mangas que supuso era de emergencia al igual que unos pantalones de vestir; un par de zapatos de tacón, un estuche de maquillaje, una caja de tampones, y un montón de papeles dispersos que la morena decidió leer por encima. La mayoría, por no decir todos, eran avisos de pago de algún alquiler, también había muchas facturas sin pagar de luz, agua y otros servicios. Camila decidió tomar uno de los recibos ¿por qué una bailarina de pole dance tendría tantas deudas? Según tenía entendido, Keana era la mejor pagada de Erotic gracias a su popularidad. Si bien, es cierto que ella y Dinah compartían los cargos económicos por el hecho de compartir hogar, eso era un alivio para ambas; administraban muy bien el dinero como para dividirlo entre las necesidades principales y hasta ciertos pequeños gustos. Entonces, le parecía extraño que la mayor no pudiese pagar al menos los servicios básicos y el alquiler teniendo en cuenta la forma en la que vestía siempre pulcra y elegante. De ser así ¿en qué se gastaba el salario?

Rápidamente acomodó todo tras no encontrar nada relacionado al Conde, sin embargo, decidió quedarse con una de las facturas en la mano para mostrárselo a Lauren cuando tuviese tiempo; quizás ella le encontraría sentido a las deudas.

—¿Qué estás haciendo?

Alguien dijo bajo el lumbar de la puerta del vestuario. Camila casi se desmaya del susto, pero antes de que su corazón sufriera un mini infarto, se alivió un poco tras ver que Keana no la había pillado con las manos en la masa, pero aún así, no se salvaría del interrogatorio de su amigo. El pelinegro se encontraba con los brazos cruzados mirando de manera reprochable las acciones de la castaña.

—No es lo que parece.

—No puedo creer lo que estabas haciendo, Camila.

La morena se mordió el labio inferior y bajó la cabeza con vergüenza.

—En realidad yo...

—¡¿Otra vez poniendo cartas en el casillero de Keana?! ¿Qué te hemos dicho sobre tu dignidad y amor propio? Camila, ella no vale la pena.

Camila levantó la cabeza y lo miró sorprendida ¿Aaron pensaba que estaba poniendo cartas a la bailarina? La mirada de su amigo iba de sus ojos al papel doblado en su mano derecha. Su mente dio muchas vueltas en pocos segundos tras debatir en decir la verdad o seguir la corriente de su humillación. Decidió irse por la segunda opción pues no iba a permitir que Aaron supiera la completa verdad ya que era mucho peor de lo que él insinuaba.

—Lo siento, Aaron. Sé que tu y Dinah tienen razón, de hecho, me arrepentí en el último momento. Me pillaste sacando la carta- dramatizo lo mejor que pudo luego de arrugar la factura en su mano y guardarla rápidamente en el bolsillo de su uniforme.

Aaron entrecerró sus ojos marrones.

—¿De verdad?

Camila se acercó para darle un abrazo de consolación.

—Si, me duele mucho, pero es algo que tengo que aceptar con el tiempo- fingió pena.

—Lamento ser tan duro, pero sabes que me preocupo por ti, Mila.

Ambos salieron del vestuario para seguir con el trabajo hasta la hora de salida.

***

Había transcurrido casi una semana desde la última vez que había visto a la morena en su casa. Al parecer, la morena tenía muchas cosas que hacer tanto en Erotic como en la universidad, así que solo compartían un par de palabras a través de mensajes por teléfono, sin embargo, habían acordado verse ese fin de semana para ir a un lugar especial. Luego de que Camila le contase a Lauren sobre las probables deudas de la bailarina y enviarle una foto de una de las facturas, Lauren no pudo pensar en otra cosa en que quizás Keana gastaba su dinero en otras cosas ya que, según la morena, la chica era fina, pero la ojiverde no estaba tan segura. En la factura salía la dirección del piso de la mayor, por lo tanto, iban a comprar el estado de su casa o departamento. Camila aseguraba que la bailarina debía vivir en un complejo de departamentos de lujo, pero Lauren se encontraba neutral, quizás algo dudosa y negativa. Ninguna de las dos había oído de la zona que estaba registrada en el papel, pero de igual forma irían a matar su curiosidad.

Quiero conocerte (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora