Capítulo 20

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Narrador omnisciente.

A pocas horas de que el sol guardase sus rayos para el siguiente día, ambas jóvenes tenían que sacar algo del padre de Ally, dueño del concesionario donde ahora mismo se encontraban como un par de detectives novatas.

Al entrar en Alliance Motors LLC, la puerta chocó con una pequeña campana dorada, dando así el anuncio de unos clientes. El mismo hombre regordete que Camila había visto la primera vez que fue, se ubicaba felizmente sentado detrás de una computadora algo vieja para la modernidad actual. Él levantó la vista al percibir la melodía de la campana, sonriendo alegre haciendo que sus mejillas casi llegaran a sus ojos cafés. Su mirada fue directo para la ojiverde a la cual conocía desde hace mucho tiempo pues era una de las mejores amigas de su hija.

—¡Lauren! Muchacha ¿qué haces por aquí?

Y es aquí en donde el plan empezaba. La poca relación que unía a Lauren con el hombre sería suficiente como para distraerlo mientras Camila se inmiscuía en la pequeña oficina o tal vez en la computadora en busca del nombre de Conde en los registros de compra del lugar.

Lauren usó una excusa lo bastante creíble como para que ambos salieran de la zona principal. Según la pelinegra, estaba interesada en un auto para su propio padre pues el de él ya estaba fuera de moda y por ende, necesitaba uno nuevo. El padre de Ally, al saber la posición económica y el popular apellido de aquella familia, no le pareció extraño el capricho y buen gesto de la joven. Camila alegó sentirse un poco mal y le pidió al señor si podía descansar un poco y esperar a Lauren ahí. No hubo sorpresa por parte de Lauren al escuchar la afirmativa del mayor pues lo conocía lo suficiente como para saber que el hombre era la viva imagen de su amiga Ally al ser igual de amable y generoso y, sumando el hecho de que Camila también era amiga de su hija, no tuvo ningún problema en dejarla dentro.

—Está bien, si te sientes muy mal, ahí tienes un filtro de agua y si viene algún cliente, puedes decirle que espere aquí ¿de acuerdo?

Camila asintió como niña buena y esperó al menos un minuto después de que ambos se fueran. Calculó que tenía poco tiempo, así que no perdió oportunidad en rodear el escritorio de madera y entrar en los archivos de la computadora que, para su suerte, el padre de Ally había dejado sin contraseña.

Rápidamente tecleó el nombre de un Maserati Alfieri, el auto que aparentemente Conde se había llevado ese día. La idea había sido de Lauren al darse cuenta de que Conde no era un nombre sino un apodo para el hombre misterioso. Sin duda, Camila no se esperó una larga lista ¿de verdad hay personas con el dinero suficiente para pagar ese auto? Le tomó rápidamente una foto a las dos páginas que ocupaba el formato donde aparecían todos los datos de los compradores como sus nombres, dirección de vivienda y número telefónico.

La morena se levantó de la silla del escritorio justo a tiempo para volver a sentarse en las sillas de espera pues Lauren y el padre de Ally volvían de afuera charlando sin llegar sospechar nada.

—¿Ya estás mejor, Camz?

Esa era la señal de la ojiverde para saber si Camila había logrado su objetivo.

—Si si... creo que sólo era un mareo. Podemos irnos.

—Muy bien señor Jerry, estamos en contacto para lo del auto de papá- dijo Lauren estrechando la mano del mayor.

—No te preocupes, muchacha. Aún faltan que me envíen más autos, seguro encontrás el indicado para tu padre. Un gusto en verte, y a ti también Camila.

Con sonrisas exageradas sobre sus rostros, ambas se despidieron del amable hombre regordete y se dirigieron a la motocicleta de la ojiverde para dirigirse a la casa de ésta. Aún tenían algo de tiempo para hablar y armar un siguiente paso para su investigación.

Quiero conocerte (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora