Capítulo 6

702 53 1
                                    

Había tropezado con un par de zapatos en el suelo camino a la ducha. Del otro lado de la puerta, Dinah ya estaba perdiendo la cuenta de la veces en que Camila había maldecido en menos de 30 minutos. Le pareció extraño el no escuchar movimiento dentro hace más de una hora, por eso decidió tocar la puerta un par de veces por si se de casualidad su amiga se fue más temprano al trabajo, pero gracias a esos golpes, Camila despertó de su pequeña siesta dándose cuenta que iba con retraso a Erotic.

—¡Me van a despedir!- gritó la morena abriéndose paso por el salón con parte de su cabello seco y la otra parte húmeda, ésta ultima siendo secada agresivamente con una toalla.

—Cálmate un poco, Mila. Quedarás calva- Dinah consideraba poco oportuno hacer comentarios graciosos debido al enojo y desespero de su mejor amiga. Aún así, le valió.

—Cállate.

Unos 15 minutos después, Camila se encontraba pagando el taxi que la llevó a Erotic, donde se presentó una hora tarde.

Por ser día de semana, esa noche no se veía mucha gente dentro. La ambientación de ese día era azul, al igual que los uniformes de los empleados, con la diferencia de que las mujeres usaban blanco y azul; mientras con los hombres, negro con azul. La primera semana le costó trabajo recordar los días en que debía ir con un uniforme específico, pues su jefa era muy estricta con la ambientación del club. Quizás Thelma era una arpía, pero tenía ciertas cosas que agradecía, como la fuerte seguridad del local, las normas de respeto hacia sus empleados y el uniforme discreto de todos. La falda que usaba no era tan corta comparada a otros lugares de este estilo y ni hablar del escote de la camisa. Un escote que ni siquiera llegaba a llenar, así que por ese lado todo estaba bien.

—Llegas tarde- escuchó una gruesa voz masculina tras ella una vez dejó sus cosas en el cuarto de limpieza. Sintió como una gota de sudor frío bajó por su cuello —Está usted despedida, señorita Pelo.

—¡Aaron!- la morena exclamó dándose vuelta al descubrir la broma del pelinegro —Me has asustado. Pensé que eras Justin.

—Soy más apuesto que él.

Justin Bieber era el gerente del club y el encargado de supervisar si todo iba en orden. Parecía que él y Thelma fueron cortados con la misma tijera. Los dos eran unos odiosos.

—Ponte a creer.

—Mejor ponte tu a trabajar. Tienes suerte de que a Justin no le importes mucho para darse cuenta que no estás.

Jessy tampoco había notado la ausencia de la menor por alguna extraña razón, porque ella siempre le daba los peores cargos a la morena, pero esa noche fue diferente. Solo la puso a limpiar la barra y algunas mesas de la zona vip.

Alrededor de la 1:00 a.m, Camila permaneció cerca del escenario como todas las noches para ver a su bailarina favorita presentar su show.

***

Pequeñas motas de brillo adornaban su piel, haciéndolas notar con la luz blanca del escenario. Espléndida como siempre, Keana Issratel, mejor conocida cómo "Kiss" demostró lo excelente que se movía sobre el escenario sin mostrar ni un estímulo del estrés y nerviosismo que le comía por dentro.

La música invadía su cuerpo de forma automática haciendo sus movimientos precisos. Solo era una presentación más.

Todos la veían con adoración, pero nadie conocía sus verdaderos pensamientos. Solo estaba ahí arriba con una sonrisa falsa ocultando su dolor. Nadie la conocía realmente y Keana a veces daba gracias por eso.

26 años físicamente y quizás unos 50 psicológicamente. Keana estaba cansada de la vida que llevaba ¿de qué le servía tener un cuerpo bonito si no tenía control sobre él? Jamás creyó que las cosas tomarían este rumbo. Un callejón oscuro, frío y sobre todo, sin salida. Hace mucho tiempo que dejó de buscar una salida pues daba por hecho que así la merecía, que ella era un caso perdido.

Quiero conocerte (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora