Capítulo 31

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Narrador Omnisciente.

Entraron al conjunto departamental de la morena muy cansadas después de una inusual y productiva mañana. Lauren no tenía más asignaciones en su agenda del sábado más que colaborar en Ángeles por si se llenaba de clientes. La próxima semana era víspera de navidad y los pedidos de dulces en la tienda aumentaban en su producción. Varios encargos de pasteles y galletas llegaban todos los días para ser entregados en plena nochebuena. Ese día sin duda se desmayaría, pero haría todo lo posible para ayudar a Nina y a su abuela, además de que, ese mismo día a media noche tocaría con sus amigos en el RockaFest siendo el último acto ¡su banda cerraría el festival! Una lástima que se perdería los grupos de apertura por estar en Ángeles; quería ver y aprender de los diversos talentos.

—¿Quieres quedarte para el almuerzo? Dinah seguramente tiene algo preparado.

La ojiverde sacudió su cabeza tras salir de sus pensamientos gracias a la voz de la morena y sonrió de verdad, porque lo último que su mente formulaba era en decirle a la menor que en un par de días podía ir a verla, o más bien, verlos en el RockaFest... aunque también se advertía que quizás Camila tenía mejores cosas que hacer esa noche, es decir, era nochebuena y tal vez la castaña ya tenía planes con Dinah o incluso su familia podría venir a visitarla para pasar ese tiempo juntos.

—Claro.

Tras subir hasta el piso de sus amigas, la ojiverde detalló minuciosamente el decorado del pequeño, pero acogedor departamento en el que las mejores amigas vivían. Jamás había entrado y con el primer vistazo ya se apreciaba que en definitiva pertenecía al par de chicas pues a la derecha de la entrada, justo al lado de un perchero, estaba una repisa de madera alta con varios portarretratos con muchas fotos de las familias de ambas. Del otro lado estaba el sillón, al frente la cocina, y al fondo las habitaciones. Bastante bonito para Lauren, sobre todo los colores pasteles de las paredes y los cuadros de flores que adornaban la estancia cerca de la cocina.

Camila la invitó a sentarse en el sillón con algo de vergüenza pues la rubia había dejado un montón de hojas de estudio y libros de medicina abiertos por todos lados. Era un desastre ¿Qué pensaría la ojiverde tras aquel desorden? Seguramente que ambas eran unas puercas, pero Lauren lo único que hizo fue ayudar a ordenar el desastre de Dinah y sacudir el sillón antes de sentarse, sin embargo, la acción de la mayor llamó la atención de Camila cuando vio un gesto de dolor en el rostro blanquecino de Lauren. Sus ojos viajaron hasta las manos de la pelinegra, donde la misma hacía círculos con la palma sobre su rodilla rasgada.

—¿Aún te duele? Déjame ver.

Camila se colocó de rodillas para observar la herida de Lauren. No parecía tener algún vidrio enterrado, pero aún le brotaba algo de sangre.

—Realmente no es nada...

Camila negó antes de levantarse e ir por el botiquín de primeros auxilios y algunos otros medicamentos en la habitación de Dinah para regresar hasta el salón y volver a arrodillarse en el suelo para curar la herida de la mayor con algo de agua y un toque de alcohol, luego, después de muchas protestas, hizo que Lauren se quitase los pantalones para vendar la rodilla.

—¡Espera! No puedes volver a ponerte los pantalones. Son muy ajustados, déjame traerte alguno de algodón que uso de pijama.

—Camz, ya son muchas molestias y no tienes que...

—¡Deja de ser tan terca, Jauregui!- Camila rió antes de levantarse del suelo y caminar hasta su habitación por los pantalones.

Cuando obtuvo la prenda en sus manos y se la pasó a la pelinegra, no pudo evitar que sus ojos se desviaran hacia bajo, justamente a la resplandeciente piel blanquecina de Lauren. Sus muslos gruesos se veían tan suaves y ligeramente cubiertos de algunas pecas. Camila casi gimió en desaprobación cuando Lauren se estaba subiendo el pantalón de pijama; sin embargo, en un intento de subírselos por completo, sus pies se enredaron, y para mantener el equilibrio lo único a la vista eran los hombros de la menor. Camila advirtió el movimiento y no dudó en sostenerla por los codos, pero fue un reflejo tan repentino e inesperado que sus rostros volvieron a quedar cerca; tan cerca, que las fosas nasales de la menor reconocieron inmediatamente el agradable aroma de limón y menta característico de la mayor. Fue como transportarse a otra dimensión siguiendo en el mismo punto. Lauren se notaba avergonzada y al levantar la mirada para disculparse, se topó con la sorpresa de los ojos oscuros de Camila fijamente en sus labios ¿es que acaso estaba soñando? ¿alguna broma de su subconsciente? ¿O acaso estaba viendo mal? ¡Al diablo! No podía quedarse mucho tiempo para averiguarlo, pero antes de cometer una locura, procuró moverse ligeramente para tomar las mejillas de la castaña entre sus manos. El suave toque despertó a Camila, sin embargo, volvió a caer en el mar esmeralda de los hechizantes ojos de Lauren. Tan bonitos, tan brillantes, tan maravillosamente atractivos ¿Cómo alguien podía tener una galaxia entera atrapada en dos puntos diminutos y andar como si nada? ¿Lauren no era consciente del poder que tenía con tan solo una mirada? Los recuerdos de esa mañana se le pasaron por la mente tan rápido como si estuviesen atrapados en un celuloide; su sonrisa, el sonido de su risa tras una de sus ocurrencias, el como se le achinaban los ojos... y luego, tiempo atrás, contando todos los gestos que tuvo. Gestos que estuvieron ahí siempre ¿Cómo no se había dado cuenta? La amabilidad cuando le guardaba su panecillo especial, el préstamo de las cámaras, su necesidad de cuidarla en la investigación y al mismo tiempo ayudarla. Camila suspiró, recordando los dedos de la ojiverde moviéndose con destreza sobre el piano en el auditorio de la Academia junto a la voz angelical que le hizo erizar la piel. Camila no pudo evitarlo más. No pudo poner resistencia a la tormenta de emociones que se estaba desatando en las células de su cuerpo. No pudo evitar eliminar el espacio entre sus labios y reclamar su más ansiado deseo de tan solo unos segundos.

Quiero conocerte (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora