Capítulo 22

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Narrador Omnisciente.

La cabeza le dolía a morir, pero poco se arrepentía de la noche anterior; además, esa mañana no tenía clases, así que podía seguir durmiendo plácidamente sin responsabilidades, no obstante, no podía pasar de largo pues de igual manera esa misma tarde le tocaba trabajar en Ángeles al lado de Nina, aquella pobre alma inocente que más de una vez le salvó el trasero. Lauren rió ante el adjetivo usado. Sabía que su compañera de inocente no tenía ni un pelo, pero si que era cierto aquello de ser su salvadora. Le debía mil favores por quedarse y doblar su turno. Ya era hora de que le devolviera el favor.

Luego de lavarse los restos de saliva seca pegada en la comisura de su boca, Lauren decidió darse una ducha y ordenar un poco el desastre que tenía por habitación. Ya había descansado lo suficiente y no tenía nada mejor que hacer, así que se puso manos a la obra y, una vez terminado de asear, su estómago le exigió algo de comida para saciar a la bestia, pero cuando bajó las escaleras para cruzar hasta la cocina, su oreja se agudizó tras escuchar unas risas ajenas en el salón continúo ¿Quién estaba invadiendo su casa? Debía ser alguien muy sofisticado para que su madre riera de aquella manera tan encantadora, como si fuese una agradable dama hogareña. Lauren no dudó ni un segundo en deslizarse por las frías paredes y asomar levemente su cabeza para enfocar el salón principal donde se encontraba Clara y la misteriosa visita, sin embargo, cuando detalló aquella cabellera pelirroja, no pudo hacer otra cosa que abrir muy grandes sus ojos por la sorpresa ¿qué hacía su compañera de escuela ahí charlando tan animadamente con su madre? Al parecer, pronto sus dudas serían aclaradas pues se había quedado como una estatua sin percatarse de que las risas silenciaron y que ahora dos pares de ojos la miraban extrañados.

Scarlett parpadeó rápidamente, dirigiendo sus ojos grises hasta el cuerpo de Lauren quien ya se estaba avergonzado de la situación.

Bonsoir, Lauren.

La francesa decidió saludar cortésmente mientras dejaba cuidadosamente una taza de té sobre la mesita de centro.

—¡Lauren Michelle ¿qué son esas prendas indecentes?!

Su madre se levantó furiosa para detenerse a su lado y juzgar su ropa, o más bien, prendas al alzar para dormir ¿qué tenían de malo? Solo era un short que antiguamente se conocía por ser unos pants, una camiseta que en definitiva tuvo sus mejores años de gloria, tanto así que incluso Lauren olvidó su color original, pero parecía ser de un color durazno verde; y ni hablar de sus zapatillas de conejo. La ojiverde las adoraba por la comodidad.

Scarlett la observó de pies a cabeza tratando de ocultar su risa volviendo a tomar la taza de porcelana.

—Mamá por favor...

—¡Ve a cambiarte!

La ojiverde bufó con hastío, subiendo las escaleras de vuelta hasta su habitación para encontrar algo medianamente decente solo para molestar un poco más a su madre. Una vez bajó, volvió a toparse con las dos sentadas en el mismo lugar. Clara se hizo a un lado del sillón grande para que su hija tomara asiento, la invitó a sentarse y seguidamente le tendió una taza de té.

—Había olvidado el programa de intercambio. La señorita Dumont danza en mis salones. Me parece excelente que compartan actividades, es una estudiante ejemplar.

Lauren quiso rodar los ojos, pero no quiso ser grosera. Clara les sonrió y después se alejó del salón para dejarlas a solas.

—He venido para hacer el proyecto. Tengo una carpeta con las ideas, podemos comenzar ahora si te parece.

La susodicha casi se ahoga con el té tras escuchar las palabras de la pelirroja. Había olvidado por completo la asignación de la clase de actuación y el hecho de que su pareja era precisamente aquella odiosa francesa.

Quiero conocerte (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora