Capítulo 39

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Narrador Omnisciente.

El semáforo peatonal indicó luz verde para cruzar el paso de cebra. Los nubarrones que decoraban el cielo solo eran símbolo de que el clima seguiría en la misma temperatura y, tras caer la noche, se volvería peor; sin embargo, el frío pasó a un segundo plano gracias al calor que le transmitía la mano de la ojiverde contra su palma.

Luego de hacer oficialmente una denuncia hacia los hermanos Walker y el Gerente de Erotic, presentando todas las pruebas y demás, los oficiales de policía, aunque no veían caso alguno al creerles a un par de señoritas salidas de la nada, de igual manera prometieron abrir una investigación y agradecieron la denuncia a pesar de haber comentado que de ser cierta, las dos habían tomado muchos riesgos al exponer su vida de esa manera. Así que, al traspasar las puertas de la estación de policía, ambas prometieron olvidarse por completo de aquel tema para darle paso a una nueva investigación... que Camila aún no decidía.

—Hablar sobre la dudosa procedencia de la carne del McDonald's no es interesante, además, es un tema muy genérico ¿sabes cuántos documentales hay sobre eso? Demasiadas opiniones.

El olor a papas fritas y la calefacción del lugar les atravesó los abrigos mientras buscaban una mesa cerca de la ventana para contemplar la nieve caer.

—También creo que meterte con una corporación tan grande cómo McDonald's no es buena idea- respondió la ojiverde deslizando sus brazos fuera de la tela gruesa —Suficiente con meter las narices en el culo de gente poderosa.

La esquina de la boca de la morena se alzó en un abismo de sonrisa. Notaba a su acompañante algo fresca y sus pupilas tenían un brillo más potente bajo los focos de luz. Lauren desbordaba una energía que fue inevitable que Camila no absorbiera un poco.

Luego de atascar sus cuerpos con comida rápida, pero deliciosa, quedaron sentadas en la mesa para compartir un postre de galletas con crema caliente que les recordó ambas la calidez de Ángeles, sin embargo, las luces de los autos a través del vidrio fue una advertencia para retirarse del lugar pues la noche había caído temprano y, aunque el flujo de gente hacia temblar las aceras, aún así debían regresar temprano a sus hogares. Lauren por su parte casi nunca advertía su paradero en su hogar pues sus padres confiaban en su responsabilidad, Camila sí debía estar mensajeando a Dinah para calmar su histeria.

En ningún momento se soltaron de las manos cuando caminaron hasta donde estaba parqueado el auto de la menor, sin embargo, tras llegar al sitio, observaron la ausencia del vehículo azul.

—¿Fue aquí que lo dejamos?- preguntó Lauren.

Lo habían estacionado cerca de una tienda de reparaciones de celulares porque la mayor quería preguntar por unos accesorios para un dispositivo y después de ahí siguieron caminando calle abajo hasta la estación de policía más cercana.

—No puedo creerlo, ¡ni siquiera he terminado de pagar la última cuota del auto cuando ya me lo han robado!

Lauren quiso reír, pero entendió la gravedad de la situación.

—Tenemos que poner la denuncia.

La menor asintió y con su enojo suprimido por la tranquilidad de la mayor, caminaron de nuevo hasta la estación de policía, pero antes de siquiera volver a transitar por la acera, el Citroën C4 de Camila hizo sonar las ruedas al frenar bruscamente a un costado de ellas. El vidrio polarizado fue bajando hasta mostrar al mismísimo Conde sujetando un arma de fuego que apuntaba directamente la cabeza de la castaña.

—Van a subir al auto en silencio y más les vale no hacer ningún truco porque no dudaré en volarles los cables.

Camila no respiró por varios segundos en estado de shock pues aún no asimilada las palabras del hombre; si no hubiese sido por el brazo de Lauren haciéndola avanzar hasta la puerta abierta, seguramente ya se hubiera desmayado.

Quiero conocerte (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora