Capítulo 20: Apoyo

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El viaje en tren lo sintió más largo de lo habitual. Su vista se había mantenido en la ventanilla para así ver el paisaje pasar de forma desinteresada; el día acababa de empezar y para ese momento ya no podía esperar a que terminara. Silver soltó un pesado suspiro recostando su cabeza en el asiento, intentando idear la forma de poder encontrar solución al problema que ahora lo acechaba.

Tomó su teléfono para ver nuevamente aquel mensaje que había recibido hace poco y que le había quitado el sueño recientemente.


Estimado Silver,

Esta es el último aviso sobre los saldos pendientes, sino se cancela la totalidad de los mismos nos veremos obligados a detener el tratamiento que se le está proporcionando a su madre hasta que se pague los saldos pendientes y los cargos moratorios de los últimos tres meses.

Att.

La Administración.


La condición de salud de su madre había empeorado nuevamente, lo que significaba retomar nuevamente los mismos tratamientos costosos; sino encontraba la forma de pagar la cuenta del hospital su madre se quedaría sin su tratamiento, y las opciones disponibles para lograr ese propósito no eran exactamente tentadoras.

El tren se detuvo en la estación dejando ver a través de sus cristales la hermosa ciudad de Soleanna, su ciudad natal. Se bajó del tren sintiendo la brisa marina inundar sus sentidos al igual que el suave calor de la costa, una sensación cálida y reconfortante que le hubiera gustado poder disfrutar tan sólo un poco más de tiempo de no ser porque no contaba con éste.

Silver soltó un pesado suspiro para tomar camino sobre las calles de adoquín, admirando de tanto en tanto el paisaje de los edificios marmoleados, y así, andar por la ruta que lo conduciría a donde toda esa pesadilla había iniciado. El Hospital Solaris.

Llegó al imponente edificio blanco, deteniéndose frente a las puertas de cristal del mismo, admirándolo en silencio. Soltó un pesado suspiro para así dar el primer paso dentro del establecimiento y al hacerlo sintió como un escalofrío recorrió su espalda al atravesar las puertas, pues las innumerables ocasiones en las que había entrado sin saber qué acontecería con su madre o si sería la última vez que la vería aún lo atormentaban.

Sin darle más vueltas al asunto se dirigió al área de administración por aquellos largos y lúgubres pasillos, observando a las enfermeras ir y venir en un vals silencioso. Un silenció abrumador que le quitó el aliento, sintiendo así, como la ansiedad empezaba a hacer nido en su cabeza según se acercaba a la oficina que trazaría su destino.

Silver llegó hasta la oficina al final del pasillo que tenía su puerta cerrada; voces distantes se escuchaban desde adentro, haciéndole saber que debería de esperar. Se recostó desinteresadamente sobre aquella puerta para así sacar su teléfono nuevamente y revisar los mensajes que había recibido, siendo uno de estos por parte de Sonic.

"No lo olvides, llámame cualquier cosa"

–Sonic.

Chasqueó con molestia desviando la mirada del mensaje frente a sus ojos. No es que le molestará la ayuda de Sonic, sin embargo, esta vez no quería involucrarlo como siempre lo había hecho. Al su madre enfermar, al poco tiempo de empezar la secundaria, Sonic siempre fue un amigo incondicional que estuvo para él en los peores momentos, pues a diferencia suya, Sonic provenía de una familia acaudalada que siempre parecía querer ayudarle en el más mínimo problema económico.

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