Capítulo 41: Miedos

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Terminaba de batir lentamente la mezcla en sus manos, viéndola con su mente perdida en otro lugar... en un lugar peligroso. Sonic soltó un pesado suspiro. Generalmente la cocina lo distraía lo suficiente como para poder dejar sus pensamientos atrás, pero esta vez sus pensamientos eran demasiados pesados, ni siquiera esa ridícula mezcla de masa para hacer dumplings (N/A: empanadas chinas rellenas de carne y verduras) había podido distraerlo.

Sonic colocó el plato sobre el mostrador para así recargarse sobre el mismo soltando un pesado suspiro. Lo sucedido hace a penas un par de horas atrás no dejaba de atormentarlo, nunca imaginó que tener lidiar con su libido iba a ser un problema si ya estaba saliendo con alguien.

–...Pero tenía que ser con ella – masculló endureciendo su mirada.

Luego de aquel primer beso Sonic se había percatado de lo complicado que estaba haciendo que eso funcionara, en especial por las barreras que existían entre ellos y lo difícil que estaba haciendo para ambos dejar su amistad atrás, pues eran muy buenos amigos.

–... Los mejores– murmuró el erizo con pesar.

Sonic soltó un suspiro, endureciendo la mirada; era por esa razón que se había prometido a sí mismo que no cruzaría esa línea tan delicada, en especial luego de concordar que únicamente estarían saliendo para ver si entre ellos algo podría funcionar, de ser el caso contrario regresarían a ser amigos. Sonic sabía que, aunque seguramente sería difícil al principio, podrían superar aquellos actos normales de quienes salen, como los besos o las inocentes caricias, si no funcionaba sabía que podrían retomar su amistad dejando ese momento como una divertida anécdota que sólo compartirían entre ellos; sin embargo, eso cambiaría si ellos decidían ir un paso más lejos.

–No quiero perderte...– se dijo a sí mismo cerrando sus ojos con pesar.

Odiaba jugar seguro, pero sí con eso podía mantenerla en su vida, así no funcionara lo de ellos, lo haría; así tuviera que reprimir todo lo que su cuerpo le gritaba que quería hacerle.

–Así será – asintió Sonic decidido –Lo hice antes puedo hacerlo ahora – se dijo con convicción.

La puerta del apartamento se abrió de pronto, estremeciéndolo. Sonic dirigió su mirada a la entrada para ver a Silver atravesar el umbral, soltando un suspiro imperceptible lleno de alivio. No era ella.

–Tú... – masculló Silver para ver al erizo azul con una intensa mirada y una postura amenazadora.

Sonic se estremeció ante su mirada y su tono de voz molesto, una que denotaba su ira contenida. Era casi imposible hacer a Silver enojar, y lo peor era que se miraba enojado con él.

–Amm... ¿Pasa algo? – preguntó Sonic con una sonrisa nerviosa retrocediendo un paso ante la postura intimidante del erizo plateado.

–¡CLARO QUE PASÓ ALGO! – vociferó Silver para ver sus ojos iluminarse azotando la puerta a sus espaldas con sus poderes. Era peor de lo que pensaba. –¡Explícame por qué demonios le dijiste a Knuckles que me gustaba Blaze!

–Oh-Oh...– soltó sintiendo Sonic un sudor frío recorrerlo.

Sonic jamás pensó que realmente Knuckles fuera a volver a mencionar el tema, mucho menos con él. ¡Maldita sea! ¡Estaba en grandes problemas!

–¡Nada de "Oh-Oh"! – dijo Silver para caminar hacia él –¡Tienes alguna idea de lo que haz hecho!

Sonic retrocedió un par de pasos al ver al erizo plateado envolverse en un aura de un celeste, no estaba molesto ¡Estaba hecho un demonio!

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