Capítulo 3: La Fiesta

1.1K 137 114
                                    


Alisó por duodécima vez la falda del vestido de coctel negro que llevaba esa noche mientras subían por el elevador. Sentía su corazón en la boca y su cordura en otra bolsa, pues aún no sabía qué había pensado al invitarlo a él a una fiesta, es decir, era prácticamente una cita.

Amy sacó su teléfono de su bolsa roja para ver los mensajes del mismo, sin respuesta a su último mensaje, enviado hace 30 segundos.

–Puedes tranquilizarte de una buena vez – escuchó decir para alertarse casi tirando su celular al piso –Es sólo una fiesta de universidad.

–¡E-Estoy tranquila! – mintió con descaro.

Blaze la vio de reojo con una expresión de pocos amigos, como era su costumbre, para así soltar un pesado suspiro.

–Recuérdame nuevamente por qué accedía a acompañarte – pidió la gata seriamente.

–Porque eres una buena amiga – le respondió Amy con una amplia sonrisa, a lo cual ella no reaccionó –Y porque sabes que hoy me veré por primera vez con él desde la preparatoria y no deseas dejarme a solas ¡pues no sabes de lo que es capaz de hacer! – habló con dramatismo provocando que Blaze cruzara sus brazos sobre su pecho y la viera disconforme –... y porque prometí hacer tu lavandería por las siguientes tres semanas – susurró con un puchero infantil en señal de molestia.

–Ahí está – asintió la felina.

–¡Oh vamos! ¡Será divertido! – le aseguró entusiasta para así abrazarla del brazo recostando su cabeza sobre su hombro.

–Mi idea de diversión difiere de estudiantes alcoholizados, Amy – reprochó Blaze intentando soltarse de ella.

–¡Por favor, no digas eso! – insistió –Sally jamás pisara una fiesta universitaria, Rouge me dijo que vendría tarde y bueno...

–Te quedaste sin amigos y me suplicaste a mí – reclamó para soltarse al fin.

–Eras de mis primeras tres opciones... – murmuró Amy a modo de arreglo.

–Sólo tenías tres opciones – recalcó molesta.

–Por favor Blaze... necesito una amiga hoy más que nunca.

Blaze vio los ojos de cachorrito que ahora su amiga le daba, mismos ojos que la hizo acceder a ir a una fiesta donde sólo podía esperar alcohol y estudiantes borrachos viendo que tanto pueden tocar.

Soltó un suspiro entendiendo que seguir peleando por ello era inútil, después de todo ya estaba ahí.

–Bien, pero nos iremos en dos horas. Mañana tengo cosas importantes que hacer.

–¡Gracias! – soltó Amy para abrazarla efusivamente, abrazo que la felina rompió molesta.

–Dos horas.

El elevador se detuvo para así abrir las puertas que llevaban al décimo nivel, sabiendo que habían llegado al fin.

Llegaron a la puerta del apartamento en donde la música se colaba en el exterior, así como risas y gritos. Amy mantuvo su mirada fija sobre la puerta de madera blanca para así tragar pesadamente, sintiendo su corazón resonar en sus oídos, aplacando el sonido del mundo exterior.

–¡Por Chaos! – exclamó Blaze desesperada para tocar la puerta fuertemente.

–¡Bla...

–¡Amy, por fin! – escuchó decir al abrirse la puerta y del otro lado ver al equidna con una lata de cerveza en su mano –¿Y ella?

–¡Ah! Es mi amiga Blaze – presentó Amy –Ella...

El ReencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora