Capítulo 33: Conociéndote Más

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Salieron de ver la película que había elegido Sonic, una de acción y muchos efectos especiales. Amy escuchaba como el erizo azul con emoción relataba la película, parecía como si no hubiera visto una así en su vida.

–Bien, ¿qué quieres comer? – preguntó Sonic de pronto, trayéndola de regreso al presente. –Yo elegí la película, te toca elegir el restaurante.

–Bueno... existe uno, pero no sé si te gustará realmente.

–Oh vamos, ¿Cuál es? ¿Algún extravagante restaurante francés o algo así? – dijo a modo de burla.

–Se llama Meh Burgers – respondió Amy para que el erizo parara en seco. –Es un restaurante de...

–Sé cual es– interrumpió asombrado –Pero, ¿no prefieres ir a un lugar más elegante o...

–Siendo honesta, no me gusta la comida francesa – confeso con una sonrisa divertida –Además, íbamos siempre ahí cuando éramos unos adolescentes ¿lo recuerdas? – dijo Amy para que Sonic asintiera con la cabeza –¿O ya eres demasiado adulto para comer hamburguesa con batido de chocolate?

–Jamás seré demasiado adulto para eso – habló divertido

–Entonces ¿qué esperamos? – habló Amy tomando su mano con suavidad, obligándolo a dirigir su mirada en la cálida sonrisa de ella –¡Vamos! – dijo para obligarlo a caminar.

Ella no soltó su mano en todo el camino al restaurante de comida rápida mientras hablaba de forma incesante de los viejos tiempos, y él, bueno, él se dedicó a permanecer en silencio, sin poder apartar su vista de la mano que ahora lo guiaba. Era la primera vez que caminaba así con alguien... con ella.

–¡Llegamos! – dijo Amy con emoción, soltándolo al fin –Es exactamente como lo recuerdo.

Sonic fijó su vista por unos segundos a su mano, ahora libre ¿por qué pensaba tanto en ello? Tal vez porque no se había sentido como las cientos de veces en el pasado cuando ella lo jaloneaba a todos lados en contra de su voluntad... tal vez porque está vez realmente quería seguirla.

–Es la misma comida desabrida de siempre – habló Sonic al fin, metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta, intentando sonar desinteresado. –¿Segura que quieres comer aquí? – insistió Sonic para seguirla en el restaurante de mala muerte –La última vez que comí aquí con los chicos, Knuckles encontró un peine en sus papas.

Amy rio divertida ante la pequeña anécdota. Sus ojos se fijaron en su expresión alegre y dulce y su atención se plasmó en el sonido de su risa contagiosa. Nunca lo había notado, pero cada vez que Amy reía cerraba sus ojos y sus mejillas se pintaban de hermoso color rosa; parecía irradiar luz con ese pequeño gesto, el cual lo obligó a desviar la mirada.

–Eso es lo divertido de este lugar – habló Amy deteniendo su risa –La sorpresa.

–¿Te gustan las sorpresas? – preguntó Sonic parado frente a la caja y así verla de reojo, un poco más serio.

–¿A ti no? – devolvió ella quien mantenía aquel buen humor.

–...No estoy seguro– murmuró pensativo.

Las sorpresas lo evitan de poder tener control y no estaba seguro que le gustara perderlo.

–¿Tú qué vas a pedir? – preguntó Amy trayéndolo de regreso. Era obvio que ella ya había ordenado.

–Lo mismo que ella – respondió intentando sonar casual y rogando que no fuera una ensalada.

–Dos hamburguesas con doble queso y dos malteadas de chocolate – habló el cajero con una expresión aburrida en su rostro.

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