Capítulo 45: Una Noche de Pareja

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Entraron corriendo a la casa luego que la lluvia aparecía inesperadamente a la mitad de la cena.

–No lo puedo creer – murmuró Aleena exprimiendo su larga cabellera –Se suponía que no llovería – se quejó para ver con decepción el ventanal que daba al jardín –Mi cena se arruinó – dijo con pesar.

–Pues, ya casi habíamos terminado de comer – intentó animar Sonic con una cálida sonrisa a su madre.

–Concuerdo – asintió Shadow para ver los platos casi vacíos –A excepción del pastel – murmuró soltando un suspiro.

María rio por lo bajo ante las palabras de Shadow, quien al escucharla reír le desvió la mirada con sus mejillas teñidas de un suave carmín, ocasionado que la eriza de mechones dorados lo vieran con ternura, lista para decirle que ella se encargaría de conseguirle otro pastel cunado un ataque de tos se lo impidió.

–¿Estás bien? – preguntó Shadow al acto, para que ella asintiera con la cabeza, tosiendo fuertemente. El erizo negro la vio con preocupación. –Será mejor que nosotros nos vayamos, María debe de descansar y la lluvia parece que sólo empeorará.

–Oh, claro, entiendo – asintió Aleena que sabía del estado delicado de la eriza rubia –Entonces Sonic se quedara a ayudarme a limpiar todo.

–Espera ¿qué? – soltó el erizo azul para ver a su madre alarmado –La lluvia está empeorando, si no salimos ahorita no...

–Lo lamento Sonic, pero yo no puedo manejar de noche – interrumpió Aleena alzando los hombros en señal de desinterés.

–¿Qué? ¡No! Tú no tienes que conducir, yo...

–No esperas que te deje con mi automóvil ¿o sí? – le cortó Aleena para verlo con una mirada maliciosa –Tú y Amy puede quedarse a pasar la noche aquí, mañana yo te llevaré a tu apartamento.

–¡¿EH?! – exclamaron Sonic y Amy al unísono.

–Bien, todo resuelto – dijo Shadow para quitarse su chaqueta y colocarla sobre los hombros de María –Nosotros nos vamos.

–¡N-No! – detuvo Sonic –¡Podemos irnos con Shadow!

–No – espetó el erizo negro empezando a caminar.

–¡¿Qué?! ¡¿Por qué no?!

–No hay espacio – respondió Shadow sin interés –Hasta luego Madre – se despidió el erizo negro –Rose – asintió con la cabeza.

–¡Tienes un maldito Jeep! – se quejó Sonic para verlo con el ceño fruncido –¿Qué? ¿Acaso tu ego ocupa demasiado espacio?

–Suerte Faker – le sonrió con malicia, haciendo rabiar al erizo azul –La necesitarás – dijo por último para cruzar el umbral junto a su pareja.

–¡Eres un...

–Sonic – amenazó su madre al escucharlo hablar, obligando al erizo azul a callar quien bufaba molesto. –No veo por qué estás tan exaltado, Amy tiene ropa con ella ¿No es cierto linda?

–Ah... pues.... – murmuró la eriza, incómoda. Claro que la tenía, pero no significaba que quisiera quedarse a dormir ahí.

–¡Ves! Y tú tienes ropa aquí también, así que no hay problema – dijo Aleena con alegría para tomar rumbo de nuevo al jardín y buscar una sombrilla para entrar los platos.

Sonic la persiguió con el ceño fruncido en su rostro. Una cosa era obligarlos a participar de aquella estúpida cena familiar y una muy diferente obligarlo a quedarse a dormir junto a Amy. Algo no estaba bien.

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