Capítulo 26: La Resaca

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Abrió sus ojos con pesadez sintiendo su cabeza dando vueltas y el deseo de regresar todo aquello que había comido lo hacía incapaz de ir al entrenamiento de esa mañana.

–Por fin te despiertas – escuchó decir a Knuckles molesto –Al menos esta vez no tuve que ir a alguna facultad a las tres de la mañana – bromeó irónico.

Sonic se levantó con pesadez sentándose al borde de la cama. Colocó una mano sobre su cabeza, la cual sentía que le estallaría en cualquier momento, y ver así que se encontraba en la habitación de Knuckles. Se vio a sí mismo y aún tenía puesto aquellos pantalones negros, su playera blanca y su chaqueta azul. Incluso sus zapatos rojos deportivos.

–¡Pero si vuelves a dormir en mi cama juro que te dejaré en el balcón! – le reclamó Knuckles molesto.

–¿Por qué dormí aquí? – preguntó Sonic sin entender.

–Hmph, los muchachos y yo volvimos a media noche, asumimos que tu cita habría terminado para entonces, y cuando cruzamos por la puerta te encontramos sentado en el piso a la par del sillón con dos botellas vacías de whiskey y tu mirada perdida en la botella en tu mano – explicó el equidna cruzando sus brazos al pecho rodando los ojos –No sé que pasó en tu cita amigo, pero te veías tan perturbado – rememoró Knuckles con un dejo de preocupación –Cuando Silver y yo quisimos llevarte a tu dormitorio te negaste energética, y debo señalar, muy violentamente, como si algún tipo de monstruo o pesadilla te esperase detrás de la puerta.

–¿Mons... – Sonic silenció para abrir sus ojos de par en par y el recuerdo fugaz de Amy viniera a él.

–De ahí caminaste sin sentido por el apartamento diciendo que irías a dormir y te encerraste en mi habitación – bufó el equidna molesto ante el recuerdo –Caíste dormido tan rápido que no pude decirte que te fueras y Tails me amenazó con un nuevo castigo si me atrevía a despertarte – recordó con molestia –¡Tuve que dormir en el sillón! – vociferó – ¡Me debes una Sonic y hablo en serio!

–Lo lamento... – murmuró aún impactado por lo que su amigo relataba –No recuerdo nada de eso.

–Con la cantidad de alcohol que ingeriste me sorprende que recuerdes tu nombre – señaló irritado –¿Qué demonios pasó en tu cita de ayer en la noche? ¿Acaso te dejaron plantado o algo así?

–¡Ah! ¡No, no! – negó velozmente –Sólo... – silenció sintiendo sus mejillas sonrojarse tenuemente sin poder completar aquella oración.

–Acaso ¿Tiene algo que ver con Fiona? – preguntó Knuckles seriamente, provocando que el erizo subiera la mirada al acto –Escucha... – habló el equidna soltó un suspiro para sentarse en el bordillo de la cama a su lado –Sé que no soy el mejor para charlas y esas cosas, pero viejo, si aún te aún no terminas de procesar el hecho que Fiona y tú terminaron, no creo que embriagarte hasta...

–¡No fue por eso que me pase de copas ayer! – se defendió Sonic velozmente.

–Entonces ¿por qué fue? – curioseó Knuckles, intrigado.

Sonic desvió su mirada a su regazo y de nuevo aquel vivido momento regresó a él, el de Amy gimiendo y de la calidez de su seno sobre su mano. Cerró sus manos convirtiéndolas en puño en un intento de borrar aquella sensación. Chasqueó molesto ante la idea para ponerse de pie de un golpe, tambaleándose por dicha acción.

–Maldición... – masculló el erizo sujetándose de la pared para no caer.

–¿Sonic? – llamó el equidna, alzando una ceja por su actuar.

Sonic masajeó sus sienes gracias al insoportable dolor de cabeza, en un intento de mantener la comida dentro de su estómago. Aquel interrogatorio sin lugar a duda no ayudaba a su condición actual.

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