𝑻𝑳𝑴 | La vida de Jeon Jungkook, el temido y poderoso alfa jefe de la mafia más influyente de Corea del Sur, da un giro inesperado cuando conoce a Jimin, un joven omega de cabello rosa y personalidad dulce. La llegada de Jimin a su vida pondrá pat...
—¡Caramelo! ¡Jimin! ¿Donde estas? ¡Estoy en ca...! —Jungkook paró en seco y frunció levemente el ceño al encontrar a su novio jugando en la sala de estar con su guarda espaldas al té, ambos maquillados, y con ropa y sombreros de mujer.
El hombre se levantó y se despojó de todas las prendas rápidamente.
—S-Señor buenas noches —hizo una reverencia totalmente apenado y nervioso—. Nosotros solo estábamos...
—No te pregunte —lo interrumpió y luego soltó un prologando suspiro—. Ya termino tu horario puedes irte y por favor quítate ese maquillaje del rostro.
—Por supuesto señor, hasta luego señor, hasta mañana joven Jimin —nuevamente hizo una reverencia para ambos y se retiró del salón.
Jimin se levantó del suelo y corrió para abrazar a su alfa.
—Jungkookie te extrañe mucho ¿donde estuviste todo el día? Estaba muy aburrido sin ti —mencionó haciendo un puchero.
—Si, seguro que lo estabas. Cariño escúchame —Jungkook lo tomó de los hombros y lo alejo de él para mirarlo a los ojos—. Te contrate un guardaespaldas no para que lo maquillaras y jugaras con él al té, lo hice para que cuidara de ti ¿lo entiendes?.
—¿Entonces que debería de hacer? Tú tardaste mucho, estaba esperándote en la bañera pero no llegaste, entonces me puse a jugar con él porque este lugar es enorme y aburrido, además hay mucha hermosa porcelana con que jugar al té. —hizo un lindo puchero.
El omega resoplo y cruzó sus brazos indignado y molesto. Se dio la vuelta intentando ignorar a Jungkook, pero este lo tomó de la cintura y lo atrajo nuevamente hacia el.
—No te enojes mi caramelo, lo lamento —acaricio su rostro junto una sonrisa divertida, pues en cierta parte Jimin se veía lindo enojado—. Puedes jugar lo que quieras, pero él debe mantenerse alerta ¿lo entiendes, verdad?.
Jimin asintió.
—Y perdóname por no estar aquí, tu muy bien sabes que mi trabajo me prohíbe darme el lujo de tomarme un pequeño descanso, incluso si te tengo tan cerca de mi —Jeon colocó sus dos mayúsculas manos en la minúscula cintura del omega—. ¿Por qué no puedes simplemente asentir y darme un beso?.
—Porque no es justo. ¿Por qué tú no puedes simplemente saludarme y tomar este poco tiempo que nos queda para acariciarnos o cenar? En cambio estoy recibiendo un castigo. —nuevamente hizo otro puchero triste.
—Ya te dije que lo siento. Podrías aceptar mis disculpas, mi bella rosa. —Jungkook lo tomó de la barbilla con sus dedos y alzó su rostro para que lo mirara.
Jimin no se iba atrever a negarse a esos grandes y hermosos ojos brillantes, tampoco a ese apuesto rostro que en el momento le pareció completamente tierno.
—Está bien —le sonrió logrando que la pequeña discusión llegara a su fin—. Carajo no llevo ni dos días aquí y ya hemos peleado, espero que esto no se convierta en una rutina.
—Claro que no mi leche de fresa —apretó el cuerpo de chico contra el suyo, y miró tanto sus ojos como sus labios, invadido por el deseo de hacerlo suyo—. Te prometo ser el mejor, solo por ti y contigo, ya que mi trabajo no me permite ser benévolo.
—Solo quiero eso, puedes ser un hijo de puta afuera, pero conmigo se bueno, aunque... —Jimin empujó con un poco de fuerza a Jungkook hacia el sofá que tenían al costado, este cayó sentado permitiendo así que él pelirosa se montara sobre él a horcajadas—. A mi me gustan los hombres que puedan abofetear, pero que también sepan acariciar.
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