A Girl In The Forest [BTS]

Capítulo 10

Sunny sale del colegio sola, sus amigos tienen clases extracurriculares y han tenido que quedarse.

Antes de que pisara un pie fuera del colegio, Wooseok la alcanza y le pasa un brazo por sus hombros.

—¿Qué hay, lindura? ¿Por qué no vienes conmigo y los chicos al parque?

—Olvídalo, Wooseok. Estoy ocupada.

—Vamos, sabes que no es verdad y que sí tienes tiempo para nosotros.

—En serio no...

—¡Sunny!

Ambos giran hacia la izquierda para ver a tres hombres llegar hasta ellos.

—¿Quiénes son ustedes? —Wooseok se ve enojado, él piensa salir con Sunhee y nada ni nadie va a impedírselo. Inconscientemente aprieta demás el hombro de la chica y ella suelta un pequeño gemido de dolor. Pasando desapercibido por Wooseok, pero no para los tres vampiros frente a él.

—Somos amigos de Sunhee, la hemos venido a buscar. Así que más vale que la sueltes si no quieres que te quiebre la mano. —Yoongi se adelanta un poco a ellos y mira con dureza al chico.

Su hermano mayor lo sujeta del brazo, tratando de impedir que haga algo malo frente a su Luna.

—Oye, anciano, no sé quién demonios seas. Pero Sunhee está conmigo y no irá con ust...

—Ya déjalo, Wooseok. Te dije que estaba ocupada. —La chica saca el brazo de este de sus hombros y se acerca a los demás, tomando el brazo del más cercano, Yoongi, para arrastrarlos fuera de allí. —Vamos, quiero tomar un café.

☠️

Allí están, los cuatro en una cafetería no tan cercana al colegio, para evitar encontrarse de nuevo con Wooseok.

El líder del Clan de Vampiros ahora está seguro de querer torturar hasta la muerte a ese chiquillo. Desgraciadamente no lo podrá hacer, pero nada le impide asustarlo un poco. Cosa que hará cuando deje a su destinada en su casa. Porque sí, planea estar con ella hasta la noche y la acompañará hasta allí para evitar que se encuentre con los pulgosos de los Jung.

Habían pedido chocolate caliente, a excepción de Yoongi, puesto que no le gustan mucho las cosas dulces, y estaban comiendo un par de pasteles de limón y naranja. Rara combinación, pero Sunhee había dicho que le encantaba mezclar chocolate con comidas ácidas y todos decidieron secundarla, pensaban que así ella los amaría aún más.

—¿Y de qué trabajan, chicos? —Sunny empieza la conversación, no sabe nada ellos y le gustaría que se conocieran un poco.

—Nosotros... —bien, deben pensar rápido, no pueden decir algo que los perjudique ni que haga confundir a su Luna.

—Somos empresarios. —Como siempre, Namjoon salvando la situación.

—Oh, ¿y en qué clase de empresa trabajan?

Bueno, tal vez, no la haya salvado del todo, Namjoon no pensó en eso.

—Vendemos libros. —El líder del Clan Min decide arriesgar e ir por lo seguro. Cuando vio a su alma gemela el primer día ella estaba leyendo, por lo que le deben gustar los libros. Seguro que con eso ya la tienen encantada.

—¡Oh, eso es asombroso! ¿Son como una editorial?

<<Fantástico, gran líder, ya lo jodiste.>>

Namjoon le habla telepáticamente y él no puede evitar lanzarle una mirada de muerte.

<<Pues arréglalo tú, si tan inteligente te consideras.>>

Namjoon le lanza una sonrisita imperceptible.

<<Mira y aprende.>>

—Sí, somos una editorial independiente. Trabajamos con autores no conocidos. No es una gran empresa, pero me gusta considerarla una pequeña familia. Siempre estamos a favor del autor y tratamos de ayudarlo en todo lo posible.

—Eso es muy bonito. Generalmente en las editoriales grandes solo importa el límite de entrega. —Sunny hace un puchero inconscientemente y los vampiros no pueden evitar ver sus labios directamente.

Al principio, la ven muy tierna, pero cuando toma su chocolate para sorber de la pajita no pueden evitar verla morbosamente. Esos dulces labios se verían tan bien hinchados y cubiertos de sangre, con esta goteando por la comisura de sus belfos, cayendo por su mandíbula y perdiéndose en su cuello. Aquel cuello que tanto desean morder y chupar hasta el cansancio.

—¿Con qué autores trabajan? ¿Creen que podrían venderme alguno de sus libros? Sería maravilloso leer autores que no todo el mundo conoce.

Los tres salen de su ensoñación al escucharla hablar, comenzando una discusión en sus mentes por culpa de sus mentiras.

<<Fantástico, genio, ¿ahora qué le dirás?>>

<<¿Qué le diré yo? Eres tú el que comenzaste con esto, querido líder. >>

<<Y tú me seguiste el juego, abstente a las consecuencias.>>

<<Cuando nos descubra la mentira y nos deje de hablar será tu culpa y te juro que...>>

—Sería todo un honor que leyeras algunos de los libros con los que trabajamos. Hay uno que estoy editando y me gustaría saber tu opinión antes de que salga.

Los vampiros menores se quedan sorprendidos ante la respuesta de su hermano mayor, Seokjin. La ha dado con tanta naturalidad y soltura que hasta ellos se la creerían si no supieran la verdad.

—Me encantaría, ¿pero estás seguro que puedo leerlo antes de que salga? ¿No sería eso filtrar información y...?

—No te preocupes, dulzura. Tienes mi permiso, sé que no lo distribuirás y tus observaciones del libro me pueden servir para el edición. Tal vez veas algún error que se me pase del cual no me he dado cuenta.

Sunny se sonroja ante el apodo y desvía la mirada unos segundos.

—E-está bien. Lo leeré con toda mi atención. —Sonríe y aún le queda un poco de rubor en las mejillas, matando de amor a los vampiros frente a ella. Están seguros de que si no estuvieran muertos, Sunhee seguro les daría un ataque al corazón.

Y así pasan una tarde amena en la cafetería, causando risas y sonrojos en Sunny, deleitándose con ese sonido y vista espectacular.

Al anochecer, deciden irse y acompañar a su Luna hacia su casa. Imaginando que viven todos juntos y se dirigen hacia su hogar, porque ahora que conocen a su alma gemela, su hogar es aquel en donde ella esté.

Ella se despide dándoles un beso en la mejilla a cada uno, acelerándoles la respiración y causando ahora ella los sonrojos. Los saluda con la mano al llegar a su puerta y los mira por última vez en lo que queda del día.

O eso cree ella.

Porque uno se ellos entra más tarde a su casa y a pesar de percibir una presencia, no lo ve.

Pero se duerme plácidamente al sentirse segura por esa extraña presencia en el lugar.