Capítulo 23

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—Debemos ayudarla, Yoongi.

—Ya te he dicho que no, déjala así. Que sienta miedo por los Jungs nos da una increíble ventaja sobre ellos.

Namjoon suspira, pasando un mano por su rostro, harto de la terquedad de su hermano mayor.

—No es solo miedo hacia ellos, tiene miedo de todo. Tú no la has visto, pero se asusta por cada mínimo ruido a su alrededor, tiene pesadillas y vive en constante pánico.

El líder Min sigue tomando sangre como si no le importara en absoluto, leyendo sobre los nuevos tratos que le ofrecen los demás clanes.

—Yoongi, esto es serio. Si tú no me das autorización, lo haré por mi cuenta.

El mencionado deja la taza de té en su escritorio, levantándose y posando sus manos sobre este.

—No me importa si crees que ella está mal o no. Lo que importa es su evidente miedo a los Jungs y no toleraré que desobedezcas mi orden directa sobre no hacer nada.  —Los ojos de Yoongi se ponen cada vez más rojo, con ese brillo característico que porta ante emociones fuertes. —Estaremos un paso más adelante que esos perros y además, ella estará bien en unos días. Se le pasará. Así que, querido hermano, —camina hacia él, poniéndole una mano en su cuello —no harás nada a menos que te lo ordene. Dejarás que todo siga su curso y nos convertiremos en los únicos amantes de Sunny.

El menor no puede objetar nada, jamás podría ir en contra de una orden de su hermano. Después de todo, él era el líder supremo allí. Sus órdenes eran inminentes y desobedecerlas llevaban a castigos peores que la muerte.

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Aún no podía entenderlo, pero estar con Wooseok realmente la relajaba. Por unos instantes, no se sentía en constante peligro, si algo la asustaba, él la tranquilizaba enseguida. Así que terminó pasando más tiempo con él del que debería.

Lo malo de todo aquello, era tener que regresar a la realidad. Cuando estaba con él, se perdía en sus charlas, en los videojuegos en los que competían, en las películas donde criticaban todo lo que veían. Pero cuando estaba sola, en su habitación, cada mínimo ruido la alertaba y no había nadie que pudiera tranquilizarla. Temía cerrar los ojos y que cuando los abriera tuviera esas bestias frente a ella. Temía volver a estar encerrada con esos monstruos, no poder volver a salir o algo mucho peor. Temía ser torturada por ellos, ser comida por ellos, ser asesinada por ellos.

Definitivamente pasaría todo el tiempo que pudiera con Wooseok.

Así que eso estaba haciendo, era fin de semana y ella se dirigía, luego de desayunar, al escondite donde siempre se reunían. Sunny no tenía idea si la casa era de los padres de él o no, pero la verdad es que, mientras nadie los molestara, ella seguiría yendo hacia allí sin importar qué.

El único problema era que su cabaña estaba en el bosque. No estaba tan profundo, estaba casi a inicios de este. Sin embargo, al salir lo único que podía observar eran los grandes árboles que la rodeaban, indicando que en cualquier momento el lobo feroz iba a salir para atacarla. Por eso se asustó ante los ruidos de los arbustos al ser movidos, quizás era por el viento pero ella no iba a quedarse a averiguarlo.

Apresuró su paso, viendo a todas partes, esperando el momento en el que alguna criatura saliera de allí. Pero al voltear hacia delante, chocó con un cuerpo, haciendo que soltara un grito asustado, retrocediendo inmediatamente. Por desgracia, al querer huir rápidamente, se tropieza y cae de espaldas al suelo. Su respiración comienza a tornarse frenética y si no fuera por aquella dulce voz llamándola, hubiera tenido un ataque de pánico.

—¿Sunny? —Ella levanta la cabeza, aún sintiendo el miedo recorrerle todo el cuerpo. Sus ojos al principio, no logran enfocar a la persona frente a ella. Parpadea unas cuantas veces para evitar que las lágrimas apunto de salir empeoren aún más su visión y logra distinguir a Seokjin con una mirada llena de preocupación. —¿Te encuentras bien?

Él le tiende una mano y ella trata de controlar sus intenso temblores para tomarla. La ayuda a levantarse y le sacude la tierra que ha quedado en su ropa.

—S-sí, perdona por chocarte. Anoche vi una película de terror y estoy algo paranoica. —Le dedica una sonrisa nerviosa y pasa una mechón de su cabello tras su oreja, tratando de no mirarlo a los ojos.

—No te preocupes, dulzura. —Ella alza su mirada al escuchar ese apodo, sonrojándose al verlo más cerca de su rostro. —Justo estaba por invitarte a salir, ¿vas a algún lado?

—Oh... Lo siento, quedé de reunirme con un amigo. —Ante la mirada de decepción del de anchos hombros, decide invitarlo ella otro día. —Pero mañana estaré libre, ¿te apetece ir a tomar un café conmigo?

—Por supuesto que sí, pero quería hacer algo más que tomar un café contigo, dulzura. —Seokjin sonríe encantado y alborota el cabello de su alma gemela.

—¿Qué más quieres hacer?

La mirada de Sunny irradia la inocencia que tanto ansía quitarle y si no estuvieran en un ambiente tan abierto, ya hubiera plantado sus colmillos en aquel cuello descubierto, adornándolo de finos hilos de sangre.

—Quiero hacer muchas cosas contigo, pero si te las dijera no serían sorpresas. —Sunny queda sin palabras ante lo dicho por su mayor, su corazón latiendo con prisa al tratar de pensar en las cosas que él quiere hacer con ella. —¿Quieres que te acompañe de tu amigo? El día está muy agradable para una caminata en pareja.

Ella alza una sonrisa, sus mejillas tornándose rosas, y le dirige una mirada tranquila a Seokjin, sin rastros del intenso terror que hoy estaba sintiendo.

—¿Estás seguro? Si tienes cosas que hacer, yo podría...

—Oh, para nada. Siempre estoy libre para ti. —El vampiro puede oír cómo los latidos de su destinada aumentan el ritmo cada vez más, haciéndolo desear aún más su sangre. —¿Sería tan amable de dejarme acompañarla, bella dama?

Él le extendie el brazo, ocasionando la hermosa risa de la chica, quien sin dudar lo acepta.

—Sería un placer aceptar, apuesto caballero.

A Girl In The Forest [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora