Capítulo 4

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Jung Hoseok había empezado su día atareado. Comenzó con una reunión con un subalterno de la Manada de Cork. Unos hombres lobo habían ocasionado una gran pelea y como castigo iban a ser reubicados durante un año a Inistioge para mejorar su comportamiento. Como allí había menos lobos, iba a ser más fácil vigilarlos.

Los trasladarían dentro de una semana y él tenía que dejar claro las reglas de su Manada y los tratos que había hecho con algunas personas con poder en el pueblo. No podía dejar que unos lobos desconocidos arruinaran todos sus intentos vanos por pasar desapercibidos.

También lideaba con la presión de mantener en secreto de sus hermanos que había encontrado a su mate. Debería decírselos, era probable que también fuera la mate de ellos. Pero primero quería asegurarse de que la niña no era un peligro, a pesar de que se veía a leguas que era una chiquilla. En un pueblo como aquel, nunca se sabía. Podía ser una bruja, un ser inmortal o una cambiaformas con excelentes habilidades de combate y odiar a los hombres lobo. Ya habían conocido a alguien parecido y casi le cuesta la vida a su hermano Jimin.

Se los diría, pero primero, debía asegurarse. Por eso se alegró tanto que sus hermanos no hayan llegado de su ida de campamento cuando volvió a oler aquella exquisita fragancia característica de la chica.

Se dirigió al bosque, solo la vería de lejos y observaría todo lo que hiciera. Tal vez así le diera indicios sobre quién era y qué hacía en el pueblo.

Pero, ensimismado, se acercó demasiado haciendo ruido alertando su posición. Asustado de que la chica lo descubriera y huyera como el día anterior, corrió rápido hacia atrás y en su apuro por salir de ahí, terminó enganchando su pata en una trampa para osos.

No podía ser posible, ¿tanta mala suerte podía tener? Y aún peor, la niña se acercó a él portando un bate de béisbol. ¿Acaso quería dañarlo? ¿Iba a golpearlo hasta matarlo?

Se agachó sumiso pensando que así tendría compasión por él y se iría, por lo que él tendría la oportunidad de liberarse y volver a su hogar. Aunque ahora que había conocido por fin a su mate, ya no se sentía como uno.

La chiquilla se le acercó, cautelosa, e hizo todo lo posible por desarmar la trampa. Él, aún receloso, estaba alerta a cualquier movimiento de ella, pues podía atacarlo si se relajaba demasiado. A pesar de que se sintiera absolutamente reconfortado por su presencia.

Cuando terminó, se sentó sobre el suelo y él, agradecido, empezó a lamerle toda la cara. Su mate lo había salvado sin que él tuviera que decírselo, ni usar su voz de mando. Lo había hecho por voluntad propia y no podía estar más feliz.

Hizo caso a todo lo que le dijo, no quería volver a fastidiarla como ayer y hacer que terminara huyendo de nuevo.

—¿Sunhee? —maldición, ¿cómo no lo escuchó acercarse? Ahora tendría que salir de ahí lo más rápido posible.

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—Alto ahí, Jung. —Le detiene el líder del Clan Min. No podía creer que se lo haya cruzado a tan pocos metros de llegar a su hogar. —He visto lo que has hecho. ¿Ya estás tan senil que no distingues las trampas bajo tus pies? —ríe con burla.

—Cállate, que te recuerdo que ayer también huyó de ti. —Min deja de reírse y se queda callado. —¿Qué quieres?

—Hablar de la niña, sé que sabes que es mi Luna junto a mis hermanos y que es tu mate. Quiero saber si también es mate de los ineptos de tus crías.

—No son mis crías, chupasangre. Son mis hermanos. Y tampoco son ineptos. —Min le mira con una ceja alzada y él desvía la mirada. —Aún no les dije que encontré a mi mate.

—¿Cómo? ¿Es que ya no les tienes confianza? —sonríe con sorna —Entonces significa que no la olieron, lo que resulta en que no es su mate.

—No la olieron porque no están cerca, se fueron de campamento.

Min suelta una carcajada estruendosa.

—¿De campamento dices? ¿Qué tienen? ¿5 años?

Hoseok decide pasar la broma, era inútil que pelearan por algo tan estúpido. No podía perder la compostura como líder de la Manada y realizar un enfrentamiento con el líder del Clan Min solo lo perjudicaría.

—Se los diré cuando vuelvan, ¿vale?

Min lo mira sospechosamente, pero decide dejarlo pasar y decir que sus hermanos tampoco lo sabían.

—Mis hermanos están en Dublín, por lo que ellos tampoco saben que encontré a nuestra Luna.

—¿Y luego te burlas de mí? ¿Qué no tienen celulares para pasarse el dato? —decide burlarse él esta vez y dejar en ridículo a Min.

—Como si ustedes tuvieran, perros pulgosos.

—Ya, ¿algo más de lo que quieras hablar? —pregunta Hoseok con sarcasmo.

—Tenemos que reunirnos entre todos para hablar de este tema más... abiertamente. Búscame cuando tus hermanos hayan vuelto. —Abandona el lugar sin permitir que el otro hable y se retira a su mansión.

Jung se queda con las palabras en la boca, tendría mucho de qué hablar cuando sus hermanos llegaran.

A Girl In The Forest [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora