Capítulo 17

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Le duele la cabeza y siente un pitido en su oído que se va desvaneciendo a medida que despierta. A pesar del dolor de su sien, se siente cómoda. Se remueve un poco y se da cuenta que está acostada, en una cama que parece de ensueño. Nunca había sentido tanta comodidad al acostarse. Seguro era una cama muy cara. Pero ahora que lo piensa, no conoce a nadie que tenga una cama así.

Se sienta apresurada, sintiéndose asustada. Se marea un poco, quedándose quieta para que no se agrave. Al parar el mareo, pasa su mirada por la habitación. Era enorme y decorada en un estilo antiguo. Al reconocerla, comienza a asustarse de nuevo, levantándose y yendo hacia la puerta. Pero cuando quiere abrirla, descubre que está con llave.

Sus intentos por tratar de moverla son inútiles, no puede hacerlo. No tiene la suficiente fuerza para hacerlo.

Se pasea por el lugar, buscando un arma y algún objeto con el que pueda lograr su cometido. Aún no es momento de llorar y entrar en pánico por haber sido secuestrada, primero tiene que encontrar una manera de salir de ahí.

Su mirada se dirige hacia la ventana, rogando internamente de que la habitación esté en una planta baja, pero no es así. Se encuentra en el segundo o tal vez tercer piso. El suelo está muy lejos de ella y si llegara a saltar, no saldría viva de allí.

En su búsqueda desesperada, encuentra una rendija, que al abrirla le muestra un ducto que piensa que es para ventilación. Y es ideal para poner en marcha su plan de escape.

Al lado de la enorme cama hay una mesita de luz, de la cual logra sacar su cajón. Este contiene papeles que ahora no le parecen importantes y algunos otros objetos pequeños. Se prepara frente a la ventana y lanza con todas sus fuerzas el cajón por allí. Resquebrajando el vidrio y rompiéndolo.

Se apresura a meterse por el ducto y volver a poner la rendija como si nunca la hubiera tocado. Pero no se percata, que no solo al comienzo del ducto hay una inclinación, sino en todo este, cayendo hacia el vacío, evitando gritar para que no la descubran.

—Esto está mal, muy mal. No debimos encerrarla ahí, seguro se acordará de nosotros y nos odiará de por vida. —El mayor Jung que queda en la cabaña, camina de un lado a otro, tirándose sus cabellos y cuestionándose si lo que hicieron de verdad está bien.

—Tranquilo, Jimin, eso no pasará. —El menor duda un segundo y cambia su mirada hacia su otro hermano. —¿Verdad, Taehyung?

—Claro que no y si nos odia, podemos morderla y usar nuestra voz de mando para que nos ame incondicionalmente. —Él está muy seguro de lo que dice y su hermano mayor lo mira con terror.

—¡Por supuesto que no haremos eso! Eso sería horrible y denigrante y... —vuelve a sumirse en su burbuja de susurros y culpa, de la cual sabe que no va a salir a menos de que Hoseok logre tranquilizarlo. Por lo que los menores lo miran con tristeza, sabiendo por qué actúa así y que tal vez no haya forma de curarlo.

—Taehyung, debemos hacer algo, no podemos esperar a que hyung lo resuelva. Esto lo jodimos nosotros, tenemos que arreglarlo. —Jungkook le susurra a su hermano, para evitar alterar demás a su mayor.

—Tienes razón, pero no sé qué se supone que debemos hacer. Ella es una humana y hace mucho que no nos relacionamos con humanos. Sin contar que...

—¡Joder, Taehyung! —el menor le propina una cachetada para que sus balbuceos paren. —Tienes que concentrarte, siempre sabes qué hacer.

—No, no es verdad. Ese ha sido hyung desde que tengo memoria. —Niega continuamente con la cabeza, sin dejar de moverla ni por un segundo. Jungkook cree que debe golpearlo con más fuerza. Quizá así logre enfocarlo en la situación y que se detenga a pensar en una solución para su pequeño problema.

—Tae, sabes muy bien que nos hemos metido en muchos problemas y has logrado solucionar cada uno de ellos sin que Hoseok hyung se entere. Puedes con este.

El Jung del medio deja de negar y se detiene a pensar en lo que dice su menor.

—Tienes razón, Kook, debemos... —pero no puede continuar porque es interrumpido por el sonido de una ventana rompiéndose. —Eso ha sonado en...

—¡Joder, debe ser nuestra destinada! —no quiere entrar en pánico, pero tal vez esté entrando en pánico.

—N-no, n-no puede ser. E-ella no haría eso, ¿v-verdad?

Ambos menores miran a Jimin y pueden ver el terror reflejado en su rostro. Seguro está pensando que su mate está en grave peligro por haber saltado desde un tercer piso.

—L-la llave. —Jungkook es el primero en reaccionar, extendiendo su mano hacia Taehyung y moviéndola con rapidez. —¡La llave! ¡Dame la llave!

—¿La llave? —tarda unos segundos en entender hasta que el lobo menor vuelve a gritar. —¡Oh, sí! ¡La llave! —Busca en sus bolsillos apresurado, sacando el bendito objeto y tratando de pasárselo a su hermano, pero este se le cae antes de llegar a él. —¡Maldición!

Jungkook levanta con rapidez la llave y de dirige a toda velocidad hacia la habitación en donde dejaron a su alma gemela. Intenta colocar el objeto en la cerradura, pero se encuentra nervioso y falla varias veces en hacerlo. Finalmente se rinde y de una patada abre la puerta, rompiendola por completo.

Los tres se dirigen a la ventana, con un Jimin temblando, temiendo lo peor.

—¡¿Qué está pasando aquí?!

Soobin llega a la escena, respira un poco rápido por lo que deducen que ha ido corriendo hacia allí.

—N-nuestra mate... —el mayor no puede terminar la oración, por lo que el lobo recién llegado se aproxima hacia ellos para ver qué ha pasado.

—No parece haber signos de que se haya lanzado hacia el suelo. Pero podría haber bajado por las hendiduras de las paredes. —Soobin se aleja de la ventana, y observa a los hermanos. —Taehyung, sal afuera y búscala por si salió.  Jungkook, tú revisa adentro. Jimin, vendrás conmigo, te dejaré con Yeonjun y le diré a los demás que ayuden a buscar.

Todos asienten ante sus palabras y se separan dispuestos a cumplirlas.

Encontrarían a su mate, aún si fuera lo último que hicieran.

A Girl In The Forest [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora