Capítulo 4

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Es exactamente igual que como la recordaba...

El olor a rosas y lirios impregnado en el aire me resultaba tan familiar...

No me dí cuenta de la añoranza que sentía de mi hogar hasta que estuve frente a él otra vez,parecía que habían pasado años.

Y en cierto modo los pasaron...todas los hechos que aprendí de mi vida hacían que sintiera que habían pasado siglos,no sé si me entienden.

Pues, allí estaba,frente a la gran puerta blanca que tanta veces en mi vida atravesé.

Trevor estaba justo a mi lado y agradezco el echo de que este callado en este momento sin darme órdenes ni presionarme.

Con un gran suspiro llevé mi mano hasta el botóncito del timbre y lo presioné,escuchándose así la alegre cancioncilla navideña que Edward y yo habíamos elegido juntos cuando éramos pequeños.

Unos segundo después la puerta se abrió mostrando esos cabellos rubios y ojos castaños brillantes que por alguna razón me parecían apagados,cosa que no era normal en ellos.

Ambos nos quedamos cara a cara,este tenía los ojos bien abiertos y una expresión de asombro en su rostro,ninguno de los dos hablaba.

Parecía un sueño realmente estar frente a mi hermano otra vez.

Poco a poco una sonrisa genuina se fue dibujando en mis labios y mi vista se nubló debido a las lágrimas rebeldes que querían salir.

Con la inmensa felicidad que se expandía por mi pecho conseguí articular aquellas palabras.

-¿No vas a saludar a tu hermana,galletita?-eso bastó para que en un abrir y cerrar de ojos Edward se abalanzara encima de mí dándome un gran abrazo que yo correspondí.

-Te hemos extrañado tanto Levana.-musitó aún abrazándome fuerte.

-Yo también Edward,no sabes cuánta falta me han echo.-dije y era evidente lo entrecortada que estaba mi voz.

En ese momento se separó lentamente de mí y su vista se dirigió a Trevor que permanecía con  sus ojos vacíos y distantes.

-¿Quién es él?-preguntó mi hermano,el cual no parecía muy contento al ver a Trevor.

No podía explicarle en este momento quién era Trevor,así que procedí a cambiar el tema de la conversación.

-¿Dónde está mamá?-inquirí y la mirada de Edward me volvió a parecer triste.

-No ha querido salir de su habitación desde...bueno desde que no estabas.-masculló mirando al suelo.

-Necesito verla.-este asintió ante mi petición y me guió hasta dentro de la casa.

Estaba en frente de las escaleras que había bajado tantas mañanas para desayunar,los recuerdos bombardeaban mi mente sin piedad,la añoranza era cada vez mayor.

-Será mejor que subas tú sola.-espetó serio.

Fue entonces que una pregunta se formó en mi cabeza,era una de esas preguntas tan fuertes que salen de tu boca al mismo tiempo que tu cerebro la formula.

-¿Tú lo sabías todo...verdad?-su mirada me decía la respuesta.

¡Él también sabía!

¡¿Es que no existe una sola persona en este mundo que no me haya ocultado mi realidad!?

Sin contestarle subí las escaleras con gran velocidad y me encaminé a la habitación de mi madre.

Abrí la puerta y quedé ciega por la oscuridad que había en el cuarto,percibía cierto aroma a humedad y había mucho frío.

Bajo el mismo cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora