Capítulo XV

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Solo rogaba con todas mis fuerzas y a todos los dioses que se me pasaban por la cabeza, que esa puerta no se abriera por nada del mundo, pero por lo que veo, mis ruegos no fueron escuchados por nadie. Se abrió lentamente haciendo de mi angustia un tormento y tapé mis ojos para no ver la cruzada que estaba a punto de suceder. Estaba aterrorizada de pensar que algo malo pudiese pasar y más aún a unos pocos metros de mi casa.

-¿Sí?- preguntó Verónica-.

¡Dios, menos mal! pensé que saldría Derek y todo terminaría en tragedia.

-Buenas tardes ¿esta Derek?-sonrió Mark como si nada-.

¡¿En serio?! ¡¿Quieres morir Mark?! ¡Porque si eso es lo que quieres, te agradecería que no fuese delante de mí!

-No, él aún no ha llegado del instituto- sonrió- ¡oh! Kiara, no te había visto ¿cómo estás?- dijo desde la puerta-.

-Bi… bien gracias- forcé un poco la sonrisa-.

-Cuando vuelva, ¿podría decirle que Mark estuvo aquí?

-Claro- sonrió Verónica inocente a lo que estaba pasando-.

Definitivamente este chico no tiene ningún apego a la vida.

Mark se dio la vuelta y bajó las escaleras hasta situarse frente a mí, mientras Verónica nos despedía con una sonrisa y cerraba la puerta.

-¡¿Estas mal de la cabeza?!- pregunté enfadada- ¡¿Qué hubiese pasado si Derek abre esa puerta?!

-No tendría por qué haber pasado nada, solo quería reclamar tu bolso eso es todo- habló con total tranquilidad-.

-No tiene gracia- aparté la mirada de él-.

-Bueno… la verdad es que… lo hice para demostrarte que no le temo ni a él ni a nadie. Con tal de estar contigo, los demás no me importan.

Me giré sorprendida y pensé que había escuchado mal, pero sin previo aviso se acercó a mí y me besó.

Sus labios estaban fríos, pero supuse que sería por la baja temperatura en la que nos encontrábamos en ese momento. Mi cuerpo no reaccionaba a nada de lo que le ordenaba, no podía mover ni un solo dedo de mis ya temblorosas manos y mis piernas parecían raíces de árbol incrustadas en la tierra.

Quería apartarlo de mí pero no podía, sus fuertes y largos brazos me apretaban con firmeza contra su pecho y los míos estaban inmóviles ante su agarre. En ese preciso instante, tuve la misma sensación que experimenté en mi sueño, cuando aquel hombre me sujetaba por detrás sin darme ninguna opción a escapar.

-Hay que tener huevos para hacer eso delante de mi casa.

Sentí como si… como si mis cinco sentidos volviesen a mí recuperando las fuerzas que antes había perdido. Su voz me hacía sentir... un poco extraña…

Empujé a Mark en un intento de recuperar la compostura y volver a la cruda realidad en la que me encontraba. Algo malo estaba a punto de suceder y no hacía falta ser adivina para saberlo.

-Vinimos a buscarte- dijo con despotismo- Kiara me dijo que quería recuperar su bolso y no sabía cómo. Supongo que no quería volver a ver tu cara de imbécil otra vez.

Derek no dijo absolutamente nada, solo esbozó una pequeña sonrisa y se acercó hasta nosotros quedando cara a cara con Mark.

Yo sentía que el corazón se me iba a salir del pecho y la enfermedad repentina del párkinson emergió para controlarme. Sabía que debía de hacer algo para tranquilizar las cosas, pero no sabía por donde empezar.

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