Capítulo XII

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¿Cómo terminé en esta situación? Estaba en medio de dos chicos que intentaban pegarse... ¡¿por mí?! ¡es totalmente ridículo! ¡No... ES ABSURDO! ¡¿Cómo diablos voy a salir de este embrollo?! No quería que ninguno de los dos se hiciese daño y mucho menos por mi culpa.

-Derek por favor, vete- lo miré asustada-.

-Ya la oíste- remarcó Mark- será mejor que te vayas.

Clavó su mirada en Mark y lo hizo de tal forma, que ponía los pelos de punta. Sus ojos azules conseguían helar la sangre.

-Cierra la boca- se acercó lentamente hacia nosotros-.

-¡No Derek!

Me acerqué a él intentando frenar lo que temía que pasaría si no relajaba un poco la situación.

-¿Por qué lo defiendes, acaso él te gusta?- me miró a los ojos confundido-.

-Yo...

Un fuerte sonido me sacó de golpe de mis pensamientos y desvió mi atención completamente hacia la carretera que se encontraba a pocos metros de nosotros.

Un grave accidente entre dos coches había sucedido ahí, delante de nuestros ojos sin... poder hacer nada para ayudarlos o socorrerlos...
¿Qué me... está pasando? ¿Por qué mis... manos no dejan de temblar? ¿Por qué mi vista se está... nublando?

-Kiara ¿estás bien?- preguntó Derek preocupado-.

Las personas corrían y gritaban por todas partes... como aquella... vez.

-¡Kiara!- gritó devolviéndome a la realidad- ¿qué ocurre?

-De... Derek- no podía parar de temblar-.

Mis piernas flaquearon y caí al suelo de rodillas. Era como si... como si mi alma hubiese escapado de mi cuerpo en contra de mi voluntad.

-¡Kiara!- oí gritar a Mark a lo lejos-.

-¡No te acerques!- advirtió Derek- te sacaré de aquí- se agachó poniéndose delante de mí y me cogió en brazos- agárrate fuerte, no quiero que te caigas.

Obedecí sin pensármelo dos veces y me aferré fuertemente a él tratando de calmar mis nervios, de alguna forma su voz... me reconfortaba.

Me llevó hasta su coche y me sentó en el asiento del copiloto. No sabía muy bien lo que pasaba a mí alrededor ya que seguía en un estado de catarsis o hipnosis mental, ni siquiera yo misma conseguía entenderlo.

El condujo sin decir ni una sola palabra y yo hice lo mismo. No tenía demasiadas ganas de hablar y menos de discutir por alguna tontería.

-Hemos llegado.

Derek bajó del coche y me abrió la puerta, se agachó para mirarme a los ojos y me preguntó de forma serena.

-¿Te sientes mejor? ¿Quieres que te acompañe hasta tu casa?

Sus ojos no infundían el miedo de antes, ahora eran tranquilos y ya no me asustaban como hace un momento, de hecho, me gustaba perderme en ellos como lo estaba haciendo ahora mismo.

-Yo... no quiero que ellos me vean así- miré hacia mis manos que aún seguían temblando-.

-Está bien.

Me cogió en brazos de nuevo y me llevó hasta su casa. Todo estaba a oscuras y solo se podía ver una luz, la que se colaba por la ventana del salón gracias a los faros que iluminaban la calle.

Sentí como se acercaba Ares hacia nosotros y se echaba a un lado de la puerta.

Derek me dejó en el sofá y se sentó a mi lado sin decir nada, solo miraba hacia el frente y yo hacia mis manos intentando por todos los medios, que dejasen de temblar.

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