Capítulo XXVI

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Muchísimas gracias por los 2k leídos, aún no me puedo creer que llegue hasta esa cifra. Nada sería posible sin vosotros de verdad, mil gracias.

Y pido disculpas de nuevo por la espera y espero que me perdonéis por la tardanza. Sigo de vacaciones así que no se cuando vuelva a subir otro capítulo, pero os prometo que lo intentaré lo antes posible.

Que tengáis un fantástico día. ;D










Me di cuenta de que el tiempo había pasado gracias a que la luz del sol estaba desapareciendo poco a poco tras los árboles del bosque. Anhelaba con todas mis fuerzas quedarme allí con él para siempre. El mejor refugio que había encontrado hasta ahora eran sus brazos y la calidez de sus palabras. No quería desprenderme de ellos tan fácilmente y menos ahora, que había tenido el valor de contarme lo sucedido con sus padres. ¿Tanto confiaba en mí como para contarmelo?

Lo único que tengo claro ahora mismo, es que si él ha tenido el valor de hablar conmigo sobre esto, no desconfiaré de él nunca más. Es posible que me resulte complicado, pero lo menos que puedo hacer es intentarlo.

-Sera mejor que nos vayamos. Si seguimos aquí, vamos a morir congelados- intentó levantarse, pero lo detuve-.

-No quiero irme aún- lo abracé con fuerza-.

-¿Quieres quedarte aquí?- habló sorprendido- ¿no tienes frío?

-Si tengo, pero... yo... yo quiero estar más tiempo contigo.

Llevó su mano hasta mi cabello y lo acarició muy despacio.

-Yo no dije nada de volver a casa.

Me separé extrañada y lo miré a los ojos.

-¿Quieres cenar?- su expresión calmada me hizo sentir aliviada-.

-Me encantaría.

Sonrió un poco y nos levantamos del suelo. Admiramos por última vez la belleza de la diosa Maktub y nos cogimos de la mano para caminar hacia el coche. Nos resguardamos rápidamente de lo que parecían pequeñas gotas de agua que amenazaban con empaparnos si no nos dábamos prisa.

-Por poco nos mojamos- cerré la puerta del coche-.

-¿No te gusta la lluvia?- se burló mientras colocaba su cinturón de seguridad-.

-Me gusta la lluvia, pero no cuando estoy en la calle sin un paraguas que me cubra- sonreí con sarcasmo-.

Llevó su mano hasta mi flequillo para despeinarlo y después de algunas quejas de mi parte, pusimos rumbo hacia... Ahora que lo pienso, no tengo ni idea de hacia dónde vamos.

-Derek ¿A dónde me llevas?

-¿A cenar?- dijo con ironía-.

-Que gracioso- le di en el hombro- me refería al lugar al que vamos a ir a cenar.

-Se les suele llamar restaurantes- se detuvo en un semáforo en rojo y me miró con picardía-.

Entrecerré mis ojos para que notase que sus bromas no me estaban haciendo ninguna gracia y sonrió de oreja a oreja al ver mi expresión.

-Estás preciosa cuando te sonrojas- sujetó mi mano y arrancó el coche de nuevo-.

-Yo... yo no estoy...

-Antes no, pero ahora sí.

Siempre consigue alterar mis estúpidos nervios con una sonrisa o con el simple hecho de coger mi mano. Es como si supiese en cada momento lo que estoy pensando o peor aún, como si supiese lo que estoy a punto de hacer.

MAKTUBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora