Capítulo XXIV

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Los días siguientes fueron un calvario. Exámenes por aquí, exámenes por haya... ¡dios! ¡¿por qué tanto sufrimiento en dos míseras semanas?! ¡¿cómo pueden afirmar los padres que ésta es nuestra mejor época en la vida?!. Aunque pensándolo detenidamente, si afirman eso, es porque nos esperan cosas muchísimo peores. ¡Genial! ahora no se si sentirme afortunada o deprimida.

Era viernes sí, pero me sentí tan molesta de que lo fuera. La amable y dulce Sra. Donoban, nos había cambiado gimnasia de los miércoles (no sé si recordareis que tengo ¡Tres! horas con ella) para el viernes. Por no sé qué cambios en los horarios de los profesores y sus estúpidas agendas. Total, que me había amargado el inicio del fin de semana.

No me obligó a correr como yo me esperaba, pero si me "advirtió" que tenía que jugar al balonmano o al tenis como las demás. Como siempre, las clases de esta buena mujer son: los chicos que están en el equipo de béisbol, a entrenar. Los que no, jugarían al fútbol o al baloncesto.

Las chicas se dividían en dos grupos, las de tenis y las de balonmano. Si no hacías alguna actividad antes ya mencionada, estabas obligada a elegir una. ¡Viva la democracia en gimnasia! Así que con mi "libertad" de elección, me incliné por balonmano. No por nada en especial, sino porque Zach estaba ahí y Viola en tenis.

En la primera hora, Donoban la tomó conmigo como siempre. ¡De verdad que no sé qué le he hecho yo a esa mujer para que me tenga tantísima manía! Es cierto que no me gusta el deporte, pero no creo que haga falta ser tan pedante con una pobre alumna que la única fuerza que tiene, es la de abrir el envoltorio de los chicles. Y sí, sé que algunas personas estarán pensando "pero si le diste su merecido a Viola cuando se metió con Zach" Eso fue un caso excepcional. Solo me volví el increíble Hulk cuando llegué a mi límite después de cuatro años aguantando sus estupideces, así que imaginad el rencor que tenía guardado desde entonces.

Volviendo al tema de antes. La profesora decidió utilizar las siguientes horas para el examen. Tenía dos partes, una teórica y otra de pruebas físicas. Lógicamente, le dio más valor a las pruebas físicas y puntuó el teórico con un valor máximo de dos puntos. Lo que significa, que si quiero sacar un diez para no bajar mi nota media y pueda elegir la universidad que me dé la gana, tengo que hacer ¡Ocho! pruebas físicas sin ningún fallo.

Y así dio comienzo uno de los peores días del mes.

-¡SÍ, HEMOS OBTENIDO LOS DOS PUNTOS ENTEROS!- dijo Zach eufórica por el resultado del examen- ¡ahora solo quedan las pruebas físicas!

-Lo más fácil de todo- hablé en voz baja con desánimo-.

-Venga Marley, no te deprimas- me dio unas palmaditas en la espalda- seguro que haces bien más de una.

La asesiné con la mirada y ella solo silbó mirando hacia otro lado.

-No tiene gracia- me tapé la cara con ambas manos- si no apruebo esta parte del examen, adiós a mi media.

-No pienses en suspender, solo piensa en lo bonito que sería para ti salir de este sitio cuanto antes.

Sus palabras dieron justo en el blanco. Mi única misión en la vida desde que entré a este lugar, fue salir cuanto antes de él. Y ni la Sra. Donoban ni la mismísima reina de Inglaterra, conseguirán que no alcance mi cometido.

-¡¿Estáis listos?!

¿Hace falta que grite tan fuerte? aún me retumba el oído derecho.

-¡Powell!- me señaló- eres la primera.

Y cuando les digo a mis padres que esta mujer me tiene manía no me creen. Me encantaría que estuviesen aquí para verlo y que me lo repitan en la cara.

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