Arabesque And Relevé (BORRADOR)

Capítulo 21

HONESTIDAD

OMNISCIENTE

Hace 16 años...

La mansión era enorme, las paredes blancas y los pilares le daba una gran impresión a la gente que paseaba por esa zona. Una zona inhabitada, donde había un gran bosque.

El deportivo negro comienza a frenar y estaciona en el gran jardín de la mansión.

En el medio había una gran fuente de piedra y al lado suyo un gran terreno cubierto por una capa de nieve.

El invierno en Rusia era duro, sin embargo, esta familia se conformaba y hacían una especial cena para las fiestas.

Esta vez era 2 de diciembre, el día que nació una niña pelirroja. La niña creció con su padre afuera de su madre y hoy por primera vez después de 4 años iba a ver a su madre.

Aunque para la niña eso no le importaba, ella no sabía nada de su madre. Se crio con su padre y solo le hace falta eso.

La niña se bajó corriendo del coche, después de 3 horas, y comenzó a correr por todo el jardín.

Esa niña iba a ser una pequeña rebelde.

Su padre, Axel Osipoven llamó a la pelirroja que se encontraba junto a la fuente congelada.

—Papi—se abalanzó hacía su padre y este la cogió en brazos.

—Mi nena—dijo mientras caminaba hacía la mansión.

—Papi—repite—, hoy cumplo 4 —contestó contando con los dedos.

—Lo sé cariño. Lo vamos a celebrar con tu familia.

La nena sonrío y se apoyó en el pecho de su padre.

El padre subió las escaleras hasta que quedó junto a la puerta. Suspiro con pesadez, no le gusta estar cerca de su familia, fue un engendro. Un niño que nunca quisieron, sin embargo, siempre lo respetaron, aunque no tenía nada de amor, solamente el de su madre.

Tocó el timbre de la casa y rápidamente un mayordomo le abrió la puerta. Tenía un traje negro y su pelo iba recogido con un moño.

—Señor—hizo una reverencia—, le esperan en el comedor.

—Gracias—dijo Axel con una voz firme.

Él sabía que cuando iba a esa casa tenía que ser fuerte, pero más bien firme y severo.

La niña comenzó a moverse de sus brazos y este le dejó al suelo.

—Que grande—exclamó la niña.

—Si—afirmó—, agárrame de la mano para no perderte.

—Si, papi—cogió su mano y comenzó a dar saltos.

Caminaron hasta la gran sala donde se encontraba sus hermanastros y a su madre.

—Axel—se levantó su madre, Loren—, que niña más guapa—abrazó a su hijo y a su nieta.

—Lo sé—contestó la niña con una gran sonrisa.

Un hombre con un parche en el ojo también se levantó y se acercó a su hermanastro, no dudo en saludar.

—Cuanto tiempo—dijo golpeando su hombro amistosamente.

—Papi—llamó a su padre—. ¿Quién es?